En el barrio todos lo conocen como Mercadito. El Club Deportivo y Social Lux fue fundado un 29 de mayo de 1940 por dos hermanos propietarios de un almacén. Por eso, el primer nombre del club ubicado exactamente donde la calle Pascual Rosas se choca contra las vías del ferrocarril fue Mercadito Lux. Y así lo recuerdan sus vecinos de Ludueña.
El gran motor de Social Lux es el fútbol. El equipo masculino de primera división milita hoy en la primera B de la Rosarina y es uno de los animadores de la
Copa Santiago Pinasco. Por supuesto, el club cuenta también con varios equipos de divisiones infantiles y juveniles y más de 600 socios que revolucionan habitualmente los espacios deportivos y sociales de Mercadito.
La tradición futbolera del verde es extensa y muy reconocida. En las vitrinas de la dirección se exhiben, orgullosamente, trofeos, medallas, fotos de equipos históricos y algunas camisetas enmarcadas con el nombre de grandes profesionales nacidos en el semillero de Lux. Entre ellos, se destaca una casaca de la selección argentina con la firma de Nahuel Guzmán. El arquero mundialista se inició en el baby de Mercadito, aunque jugaba como defensor. "El Patón, cada vez que puede, se acerca al club y nos hace notar todo lo que lo quiere", cuenta Mariano Montero, jugador de la primera de Lux, profundamente enamorado de su club.
Un lugar en la cancha
Hoy, sin embargo, Social Lux se destaca en el mapa de los clubes de barrio de Rosario por ser un pionero en la práctica y competencia de fútbol femenino en cancha de 11. Ya no son sólo pibes: las pibas de Mercadito, de todas las edades, pisan la pelota y gambetean por todo el club. Araceli González es la capitana del equipo de primera división. Es formoseña y llegó a Rosario para estudiar Ingeniería en Sistemas. Sus días se reparten entre las horas de estudio, el trabajo, los entrenamientos físicos, tácticos y técnicos y las competencias con la camiseta del verde.
"Cuando era chica, a mis hermanos varones les regalaban la pelota y yo quería jugar", recuerda Araceli y agrega: "Con las chicas de Lux nos conocimos en una escuelita de fútbol. Armamos el equipo, pero no teníamos club, practicábamos en el parque. Emanuel "Quento" Castillo fue el DT que nos trajo a Mercadito. Acá compartimos el espacio con todas las divisiones masculinas. Es así: el que menos tiene es el que más da. En Lux nos dieron el espacio, nos hicieron un lugar en los horarios y así llegó nuestra primera competencia, en la liga cañadense. Salimos campeonas dos veces consecutivas. Después fuimos por otro desafío. Ganamos el Nacional de Mar del Plata y comenzamos a competir en la Liga Santafesina".
El
torneo de fútbol femenino de la Asociación Rosarina de Fútbol comenzó oficialmente a fines de octubre de 2017. Antes de esa fecha, las chicas de Lux no tenían liga donde competir. Haciendo enormes esfuerzos económicos, decidieron incorporarse a la liga santafesina, un torneo que las obligaba a viajar cada fin de semana a jugar sus partidos en la capital provincial.
Para Néstor Rossi, DT del equipo femenino de Mercadito, la inexistencia de una liga rosarina era muy singular: "Aún cuando Rosario tiene una cultura muy futbolera, la ciudad está muy atrasada con respecto a otros lugares, donde hay liga femenina desde hace varios años. Además, para que crezca el fútbol femenino tiene que haber fútbol formativo, de inferiores. Por eso una propuesta de las chicas de Lux fue crear una escuelita acá. Las profes son las mismas jugadoras y las niñas que vienen a la escuelita las ven como referentes. Eso es muy lindo. Rosario está lleno de clubes y lleno de chicas que quieren jugar al fútbol". En el mismo sentido, agrega Araceli, la capitana: "La idea es trabajar para las próximas generaciones. Nosotras no tuvimos escuelita de fútbol cuando éramos nenas. Así que abrimos el espacio en el club para tener fútbol femenino de inferiores y para que el tema no sea un tabú".
El director técnico de Lux celebra también la actitud deportiva de las pibas: "Dirigir un equipo femenino me enriquece como técnico. Ellas me demandan permanentemente una fundamentación para todas las decisiones que tomo. Me gusta la mentalidad de este equipo. Son muy exigentes consigo mismas".
"Cuando las chicas llegaron a Social Lux, ningún club de barrio tenía fútbol femenino", recuerda Mariano Montero. "Hoy son un gran equipo, en cada lugar que visitaron dejaron bien parado al club", se enorgullece. Ciertamente, el trabajo de Lux da buenos frutos: este año, Aldana Narváez y Vanina Correa,
dos jugadoras de Mercadito, fueron convocadas a la Selección Nacional para disputar los partidos de repechaje en busca de una plaza para el próximo Mundial.
La razón de mi locura
Un día hábil cualquiera, cuando baja el sol, Social Lux se llena de gente. Hay movimiento en las canchas, en el buffet, en las oficinas, en los parrilleros. "Es un club muy ordenado y tiene una línea social muy importante: la gente está acá, reunida, comiendo un asado, compartiendo un rato. Es un espacio de identidad para mucha gente del barrio", afirma Rossi.
"Esto es un club de barrio. Para los chicos, se convierte en el patio de su casa. Se sienten cómodos y seguros. La esencia de este club es que todos nos sentimos parte", explica Pablo Montero, actual presidente de Social Lux. Pablo llegó al club a los seis años. Lo trajo su papá para jugar al fútbol, por supuesto. Nunca más se fue.
Como en todos los clubes de barrio de la ciudad, sus dirigentes y colaboradores dedican muchísimas horas del día a la gestión institucional. "Acá las dificultades son permanentes, pero las alegrías también los son", cuenta Pablo. Ante la pregunta por los orígenes del nombre de su club, se ríe y admite: "Lo de Mercadito está claro. Pero sobre Lux hay distintas versiones. Aquí muy cerca estaba el Cine Luxor. Una hipótesis es que viene de allí, pero nunca lo pudimos comprobar. Otros dicen que tiene que ver con el jabón".
Independientemente del origen del nombre, lo que en Mercadito no se negocia es la pasión. Para Mariano Montero, "Mercadito te atrae, te lleva a venir siempre, a estar, a querer ayudar y formar parte de todo". El jugador es uno de los tantos que lleva el escudo de Social Lux tatuado en la piel. Lo lleva en medio de la espalda, coronado por una frase que dice La razón de mi locura. "Eso explica toda mi vida en el club. Es una locura, una locura linda", cierra. Aunque aún falta muchísimo para que el desarrollo del fútbol femenino pueda equiparse al fútbol masculino en el país, en Mercadito, al menos, la locura linda es compartida.
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El
proyecto transmedia da forma a un recorrido multiplataforma por las historias de clubes de la ciudad de Rosario, de la mano de personajes que le otorgan tridimensionalidad, articulando una serie de medios on y offline que buscan aprovechar las potencialidades narrativas de cada lenguaje. Es una iniciativa del
#DCMteam de la Universidad Nacional de Rosario.