El papelón fue muy grande. El tema es lograr que enseguida quede atrás. No escondido. Sino superado en trascendencia. Cómo hacerlo es la gran cuestión. Determinación, unión de grupo y trabajo técnico-táctico asoman como pilares necesarios. Desde lo futbolístico los resultados darán el veredicto. Pero en el Central de hoy es necesario que se trate profundamente también desde lo dirigencial. Mientras que el hincha canalla deberá hacer su parte sin enloquecer, recordando que muchos de los jugadores a los que hoy insultan hace un par de meses les dieron un título muy esperado (más allá de las formas, por más victorias por penales que en 90'), que a los directivos los reeligieron por gran mayoría y que en el Gigante de Arroyito acciones extrafutbolísticas pueden ahondar el pozo en el que los auriazules están cayendo. La derrota por penales ante el modestísimo Sol de Mayo, de una plaza no tan futbolística como es Viedma, fue más por el juego durante el desarrollo que por fallar en los remates desde los doce pasos. No hay tiempo que esperar. Ya el sábado debe empezar a cambiar la mano frente a Belgrano. Justo contra un equipo que viene casi igual de mal que Central, aunque peleando por no descender ahora. Igual, pensando en lo que seguirá en el mediano plazo con la Superliga, la Libertadores y la final de la Supercopa a un único partido con Boca.