El exacerbado temperamento de Marcelo Bielsa volvió a ponerse de manifiesto ayer en una larga reunión con la dirigencia de Athletic Bilbao a la que el rosarino habría llegado decidido a pegar el portazo, cosa que finalmente no ocurrió.
El exacerbado temperamento de Marcelo Bielsa volvió a ponerse de manifiesto ayer en una larga reunión con la dirigencia de Athletic Bilbao a la que el rosarino habría llegado decidido a pegar el portazo, cosa que finalmente no ocurrió.
El director técnico continuará, de momento, con su rol en el club vasco pese a que su enfrentamiento por las obras en Lezama estuvo a punto de provocar la ruptura definitiva. Si bien en un momento se esperó que Bielsa presentara la renuncia, tampoco se la pidió Athletic pese a la durísima nota que emitió en su contra horas antes.
Todo arrancó el jueves, cuando Bielsa se autoinculpó de la agresión a un trabajador por "defender al Athletic de un atropello, un engaño y una estafa" y ayer fue el propio club quien replicó y censuró las palabras del rosarino.
En un comunicado de tres puntos, el club vasco pidió disculpas a la empresa constructora que realiza las obras y se manifestó en desacuerdo con las declaraciones de su entrenador. "Athletic Club no comparte en absoluto la opinión personal y subjetiva expresada por Marcelo Bielsa en la rueda de prensa respecto al desarrollo de las obras, grado de cumplimiento del con trato de obra y profesionalidad de las personas involucradas en el proyecto", rezó el sorprendente comunicado emitido en página web del club.
El club vasco recordó que "la responsabilidad sobre el control y ejecución de las obras que estos días se realizan en el predio de Lezama corresponden en exclusiva al Athletic Club, organización que dispone de profesionales calificados y con criterio técnico suficiente para valorar dichas tareas constructivas".
En ese sentido, Athletic explicó que la "opinión" de esos profesionales calificados "se manifiesta y se manifestará siempre a través de los interlocutores y por los medios de comunicación que los criterios elementales de organización y el sentido común lo recomienden".
El conflicto se agravó cuando la comisión directiva de la institución decidió reunirse de urgencia para tratar la crisis. El propio Bielsa, enojado por la falta de "banca" de los dirigentes, estuvo en la reunión y abandonó el Palacio de Ibaigane, sede del encuentro, sin hacer declaraciones y acompañado de uno de sus ayudantes, Diego Reyes.
Un rato después salió el presidente del club, Josu Urrutia, quien tampoco se detuvo ante los periodistas. Bielsa no había dirigido el entrenamiento matutino del equipo, pero no era indicativo de nada porque tampoco hasta ahora lo había hecho ni lo hizo en las primeras sesiones del año pasado. Sí estuvieron presentes sus dos ayudantes: Claudio Vivas y Luis Bonini.
Lo cierto es que más allá del tenso encuentro, el director técnico ratificó su compromiso y seguirá en Bilbao.
Por si Marcelo Bielsa decide cambiar de opinión, Urrutia ya tiene un plan B: es Ernesto Valverde, quien hasta el 30 de junio fue entrenador de Olympiakos.