Haciéndose diálisis a mi mamá le entró un virus, tuvo que ser intervenida quirúrgicamente y en la segunda cirugía no aguantó y falleció. Fueron cinco meses muy duros. Tuve que tomar una decisión con mis tres hermanos. No transitaba un camino ideal para un chico de mi edad. Comencé a robar y tenía mala junta. Me quería ir de Junín con mi papá, que vivía en otra localidad, porque no era vida lo que estaba recorriendo”, recordó.
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Su vida continuó en Rufino, junto con su papá Jesús, su madrastra Yamila y su hermanita Tiana. “Lo llamé un día a mi papá y le dije que no quería estar más en Junín porque había perdido todo, a mi mamá, que era mi sostén, y él me dijo: «Vení y te quedás conmigo». Allí jugué en Matienzo de Rufino y trabajaba de albañil. Al club llegué justo para la pretemporada”, rememoró.
“Me faltaba estado físico porque hacía cuatro años no entrenaba y en el debut hice tres goles. Jugué de 9 porque era el único puesto que le faltaba al equipo, y el primer año salí campeón y goleador”, agregó.
Primer intento fallido para llegar a Newell´s
Antes de este presente que lo tiene viviendo un sueño con la camiseta leprosa, el Loco, como lo apodaron, tuvo una llegada fallida a la institución del parque Independencia.
“En 2022 tuve una prueba en Newell’s. Me dijeron que tenía condiciones, pero me faltaba estado físico. Por eso me preparé físicamente todo ese año para tener mi revancha, porque mi viejo quería que juegue en Newell’s, le gustaba el club”, comentó.
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Agustín Juárez se prepara para controlar la pelota, con la marca del jugador granate Gonzalo Pérez. Lunari lo conoce de las inferiores de Newell's y le dio minutos al delantero.
“Mi papá no estaba en condiciones para que pudiera vivir con él, ya que tenía que dormir en el piso. Entonces me alquilé una pieza frente a su domicilio, con un baño. Me levantaba a la mañana, salía a correr a las 6, trabajaba hasta las tres de la tarde, a las seis me iba a entrenar con el equipo de primera de Matienzo. Y a las nueve de la noche hacía una sesión de boxeo con un amigo para poder estar a tono con lo que me pedía en la Lepra”, agregó.
La segunda posibilidad que no dejó escapar
Juárez se puso a tono con lo que le pedía Newell’s y nuevamente volvió a Rosario para encontrar ese sueño que tanto anhelaba y que le había prometido a su papá.
“En la segunda prueba metí cuatro goles. Me dijeron que me tenía que quedar para el otro día, pero no tenía adónde, así que me volví con el comisionista y a las 3 de la madrugada salí nuevamente de Rufino para Rosario rumbo a la otra prueba. Llegué a las 8 y esta vez sí me pidieron que me quede”, contó.
Otra pérdida en su vida, la muerte de su hermano y la contención de sus representantes
Una de las personas más importantes en su vida fue su hermano Nemías, en quien se apoyó durante mucho tiempo y que lo crió hasta los 16 años. Pero la vida le dio otro revés, ya que apenas quedó en la Lepra lo asesinaron en ocasión de robo y su carrera volvió a temblar. Allí aparecieron personas que fueron determinantes para no caerse y para vivir este presente.
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"Mis representantes Talo y Lelo (Carlos Bilicich y Jorge Bilicich) fueron fundamentales, porque me dieron todas las herramientas para que yo pueda seguir y no deje el fútbol. También Pablo Pérez, Gastón Avila y Chimi Avila, quienes, junto a ellos, armaron una familia alrededor mío y me contuvieron en todo momento. Me pusieron un psicólogo fuera de lo futbolístico y me sostuvieron”.
El arranque en 2023 fue muy productivo para Juárez, convirtió goles en los clásicos, y salió segundo goleador, tanto en AFA como en la Rosarina.
Cuando el fútbol le comenzaba a sonreír, perdió inesperadamente a su papá
Campeón con la quinta división que dirigía justamente el actual entrenador de la primera división, Ricardo Lunari, la vida parecía que le volvía a sonreír al Loco por fin, pero la pérdida de su papá sorpresivamente lo hizo caer en una depresión de la cual no podía salir. El llanto llegó a su rostro contando aquel momento.
“Mi papá me vio salir campeón con Newell’s y eso es algo que jamás me voy a olvidar, porque era su gran sueño. Cuando me subieron a reserva lo pierdo. Él fue fundamental en todo lo que pasó”, contó.
“Después de un partido con Unión, en el que me fue muy bien, mi viejo me cuenta que lo tienen que operar del corazón en Rosario, pero que no corría riesgo su vida. Me quedé tranquilo, entrenando a full. Pero a la madrugada mi madrastra me llamó y me da la peor noticia, que no había resistido. Se me vino el mundo abajo, fue muy duro. Me tuve que encargar de todo. Estaba solo y le pedí nuevamente una mano a mis representantes, que desde ese momento me llamaban a cada rato. Estaba destrozado”, recordó.
No bajar los brazos e intentarlo de nuevo
“Nunca pensé en dejar el fútbol, pero fue difícil volver al grupo. No me salía nada. Llamaba todos los días llorando a mi representante porque estaba bloqueado, no podía dar un pase. Fueron las peores dos semanas de mi vida. Me junté con la gente que me maneja, les pedí un psicólogo que no tenga que ver con el deporte y de a poco fui agarrando confianza. No me tenía fe, por ende pedí jugar en Rosarina. Convertí un gol y me di cuenta que comenzaba todo de vuelta”, relató sobre su renacimiento deportivo tras la pérdida de su papá.
Un debut en reserva, "a lo Messi"
Uno de los primeros instantes importantes en su carrera fue el debut en reserva, frente a Defensa y Justicia, desde el banco de suplentes. Si bien su primera presentación no tuvo el mejor final, el hecho que vivió le sacó una sonrisa.
“En el primer partido me echaron. Entré en el primer tiempo porque se lesionó un compañero, me anulan mal un gol y terminando el partido me echan por doble amarilla. Se me vino el mundo abajo pero leí una nota que decía: «Debut y roja, como Messi en la selección», y la bronca se me fue”, recordó entre risas.
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“Después no paré de hacer goles, a Estudiantes en cuartos de final de la Copa Proyección. Arranqué el segundo semestre de titular con una buena racha, Lunari confió en mí y me subió a primera”, dijo.
Su relación con Lunari
Si hay alguien que conoce cada coma de su vida ese es Ricardo Lunari, con quien salió campeón en quinta, lo trabajó en reserva, y el sábado 5 de octubre lo hizo debutar en la primera división. Juárez no tiene más que elogios para describir al Cadi.
“Es un entrenador que trabaja muy bien lo anímico, forma muy buenos grupos. A mí me dio confianza, es una gran persona. Sabe que le cumplo dentro de la cancha, que conmigo no le va a faltar garra ni esfuerzo, porque es una pasión la que tengo por el fútbol. Si no salen las cosas bien, quiero aportar lo que sea para el grupo”, aseguró.
Que significa el fútbol en la vida de Juárez
Si yo veo a un chico en la calle le pregunto si estudia o si juega a la pelota. Ayudo mucho porque estuve ahí, me reflejo en ellos. Trato de darles consejos, además de ayudarlos. Quiero que todos los chicos que están pasando por un mal momento se levanten, que se enfoquen en lo que quieren a futuro. Más allá de las pérdidas, la vida sigue, y eso es lo que me pasó a mí”, expresó.
Que sueño le queda en lo deportivo
Tras cumplir una parte de sus sueños, como fue el debut en primera, el Loco busca desafíos inmediatos. “Mi sueño es formar un buen grupo en el club y salir de esta situación que estamos viviendo, darle alegrías a los hinchas. Me formé acá y quiero aportar desde donde sea. Si me mandan a jugar de defensor lo haré. Quiero salir campeón con Newell’s”, dijo
Su papá Jesús le pidió que “nunca pierda la humildad” y eso es lo que quiere respetar Agustín Juárez a como dé lugar. Una de las jóvenes promesas leprosas que derribó cada uno de los escollos que le presentó la vida y está en carrera para poder cumplir sus sueños.