Desde que Edgardo Bauza asumió en
Central no hizo más que poner énfasis en tratar de sacarlo a flote desde la faz defensiva. El Patón está empecinado en reacomodar las piezas de la última línea para que el equipo no se coma cachetazo tras cachetazo como sucedió en la pasada temporada una vez que arranque la segunda temporada de la Superliga. Sin embargo, en los dos últimos amistosos se vio una formación verde desde lo colectivo. El rendimiento distó de lo ideal. No se asemejó a lo esperado. Lo llamativo es que frente a sus narices no tuvo a los peso pesado de Boca o River. Todo lo contrario. Se midió con equipos del ascenso. Primero venció por la mínima a Argentino. Luego empató con los suplentes de Platense. La producción fue baja, pese a que sólo recibió un gol contra los calamares. En medio de las evaluaciones y banco de pruebas en la pretemporada se puede certificar que el DT está pifiando en varios aspectos. No logra sincronizar a los dos puntas como tampoco puede darle esa impronta que todo elenco con aspiraciones serias tiene como esencia. ¿Será cuestión de que modifique el dibujo táctico? Por ahí encuentra la fórmula sin exponer tantas falencias. Quién sabe.
El triunfo contra el salaíto por 1 a 0, con gol del Colo Gil de pelota parada, dejó al desnudo algunas limitaciones canallas. Si bien el representativo de barrio Sarmiento, que milita en la Primera D, no fue una real medida por obvias razones, lo cierto es que Central no demostró la jerarquía que separa a ambos planteles.
Desde lo defensivo se puede decir que los auriazules sacaron un aprobado porque no pasaron sofocones. También es verdad es que el mediocampo tardó en calentar motores en pos de dejar la huella en la neurálgica zona de la cancha. Aunque lo más endeble se vio arriba.
Fue una remake en realidad. Porque Fernando Zampedri y Marco Ruben no se sienten cómodos jugando juntos. Las reiteradas actuaciones con Paolo Montero y Leo Fernández así lo avalan además, independientemente de que con Bauza también flaquearon de lo lindo estando a la par.
Y lo ratificaron días atrás cuando recibieron la visita de Platense. Los canallas salieron otra vez con los mismos once que mostraron ante Argentino. Es decir, con Jeremías Ledesma; Gonzalo Bettini, Matías Caruzzo, Oscar Cabezas y Alfonso Parot; Federico Carrizo, Leonardo Gil, Néstor Ortigoza y Washington Camacho; Fernando Zampedri y Marco Ruben. Y otra vez sopa.
Aunque desde lo numérico fue peor que ante el salaíto debido a que perdieron con los suplentes del calamar. Sí, el mismo equipo que había llegado horas antes luego de viajar desde Vicente López. Central tuvo sus momentos. Pero fueron más los negativos que los positivos.
Sin embargo, lo que volvió a quedar en claro es que Zampedri y Ruben siguen moviéndose por órbitas disímiles. A eso hay que sumarle que el medio tuvo muchos grises. Si en estos tipos de partidos no se puede hacer la diferencia, entonces algo no está funcionando. Y Bauza lo sabe, pese a que luego públicamente haga eje en cuestiones colectivas o brinde frases diplomáticas para bajar el nivel de tensión que hay puertas hacia adentro.
"Lo primero que hay que hacer es ordenar al equipo porque desde ahí puede seguir creciendo", expuso el entrenador de Central luego de una jornada amistosa. Pero por ahora nada de eso viene sucediendo en realidad. Quizá el técnico esté esperando que llegue ese bendito cinco de marca que tanto viene pidiendo para inyectarle al equipo otro antídoto.
Puede ser también que hasta intente dar un golpe de timón y archive el clásico esquema táctico compuesto por cuatro defensores, cuatro volantes y dos delanteros. Por ahí patea el tablero de la lógica, sobre todo al percibir lo que se ve desde el mundo exterior, que Zampedri y Ruben no funcan juntos. Y modifica el dibujo.
Quién podría negar que Bauza apele de un momento a otro a cuatro en el fondo como bandera, Eso sí, con dos laterales que primero se dediquen a cuidar la quinta y, luego, pensar en avanzar si el contexto lo amerita. Que implemente un doble cinco compuesto por el Colo Gil y Rinaudo o Abel Aguilar, si es que viene alguno de los dos (ver página 3).
Y algunos metros más adelante ubique a tres volantes. Dos deberán ser rapiditos y de buen pie. Podrían ser Pachi Carrizo y Washington Camacho si es que siguen en el club. O Andrés Lioi podría jugar tranquilamente debido a que tiene unas condiciones terribles. Y el trío lo complete Néstor Ortigoza. Porque si algo está claro en la carpeta del Patón es que el Gordo es una pieza fija en cualquiera de las variantes que pueda plasmar el entrenador. De ser así entonces habrá arriba un solo cupo disponible. Y ahí se verá quién lo podría ocupar. Si Zampedri o Ruben.
La lógica indica que en ese caso sería el actual capitán quien termine saliendo en la foto por más que esté en el banquete mediático el tema de la extensión de su vínculo contractual con la entidad de Arroyito. A la vez, no habría que descartar que Central termine recibiendo una oferta jugosa por parte del goleador Zampedri. Ahí sí cuadraría todo mejor. Le vendría además bien a la tesorería. Y ni hablar a Ruben, quien de cierta manera tendría más espacio garantizado para tener participación directa.
Sin embargo, el Patón Bauza tendrá la palabra final. Nadie mejor que el DT para meter mano y hacer lo que le plazca. Aunque a juzgar por cómo viene la mano de torcida, no habría que descartar que finalice mostrando otras cartas en el tablero táctico fundamentalmente. Será cuestión de esperar nomás porque todo es posible en el siempre particular universo de Central.
Por ahí incluso mañana ante Tiro Federal ya se vea algo de lo que se especula. Porque Central sabe que deberá llegar lo más fino posible al primer partido oficial de la temporada, que será el próximo jueves 2 de agosto ante Juventud Antoniana de Salta, por los 32 avos de final, en la cancha de Unión.