Salió a la cancha como en cámara lenta. Fue mirando para los costados. Vaya a saber en qué habrá pensado Edgardo Bauza en ese preciso instante. Antes de ubicarse en el banco saludó a la platea con la mano bien abierta y abanicándola sin cesar. Luego siguió el partido con intensidad. Dio órdenes constantes. Giró la cabeza una y otra vez cuando notó que sus muchachos no hacían lo que habían planificado. Festejó el gol a su manera. Y cuando terminó el encuentro, aplaudió y se fue caminando con la mirada en alto. Eso sí, antes de meterse en el túnel que lo depositaría en el vestuario, saludó a la masa con los brazos bien extendidos y ofrendando una ancha sonrisa. "Fue un buen debut", tiró el Patón el día de su vuelta a casa como entrenador de Central. A la vez avisó que "esto recién empieza".
"La sensación que tuve fue maravillosa porque entrar después de tantos años al Gigante lleno y con la gente así gritando fue hermoso. Ver a la gente feliz después del partido, disfrutando que habíamos ganado el encuentro mucho más. Así que me voy muy contento", fue la frase que empleó un relajado Bauza en la sala de conferencias de prensa postriunfo.
El Patón tuvo el reestreno sagrado. Entró al estadio luciendo jean oscuros, zapatos negros, sweaters al tono y camperón oficial del club. Se lo vio casi siempre parado dando indicaciones o intercambiando ideas y opiniones junto al resto de sus colaboradores mientras el encuentro seguía su curso normal.
"El equipo mostró mucha solidez y eso me deja muy tranquilo porque lo habíamos trabajado. Me voy contento por el equipo y porque la gente se fue contenta. Era el primer partido y era importante empezar con una victoria, así que estoy feliz", tiró el Patón, que reeditó así el triunfo de su debut como técnico canalla, allá por el 98, con un 2 a 0 en el Gigante ante Audax Italiano de Chile, con dos goles de Marcelo Carracedo.
Al momento de brindar sus sensaciones una vez consumada la victoria, el entrenador se mostró relajado y muy predispuesto al diálogo. Eso sí, había archivado el camperón y apareció ante los medios con un elegante saco negro para estar a tono. Siempre expresó lo que sentía con la serenidad acostumbrada. También reflejó con felicidad el reencuentro con los hinchas en Arroyito, que se cerró de la mejor manera con la victoria. Por supuesto, hizo casi siempre hincapié en la solidez del equipo para lograrla.
"Hicimos un partido inteligente y pudimos haber aumentado la diferencia. Le cerramos los caminos al rival. Sabíamos que iba a ser un partido cerrado, contra un equipo difícil de llegarle. Es un equipo que defiende bien y es rápido por afuera. Había que hacer circular la pelota. Tuvimos 3 o 4 opciones para aumentar el marcador. El equipo se defendió bien, lo cambios también y fue un partido con mucho desgaste físico. Lo más importante es que había que ganar y se ganó", graficó el entrenador, quien saludó con un breve apretón de manos a su colega Sebastián Battaglia poquito después de haber arrancado el desafío.
La jornada de ayer no fue una más para Bauza. Ese mismo Patón que volvió al pago por amor al club y sin alardear del dinero que resignó por tomar el timón de este barco auriazul que debe salir a flote. En medio de la emoción contenida se hizo un hueco para hablar de Ruben, el capitán que la semana pasada disparó munición gruesa para toda la dirigencia e hizo eje en la plata que perdió por el contrato que firmó con Central.
"Ruben hizo un gran partido al igual que Zampedri. Está feliz acá en Central y está contento de estar acá y jugar", dijo el DT sobre el 9. "La ovación de la gente hacia él fue bárbara para reafirmar todo lo bueno que hizo él", señaló respecto a la gran polémica de la semana.
También elogió a los que debutaron en Arroyito. "Bettini y Caruzzo defendieron muy bien", afirmó. Y remarcó que "Ortigoza es un jugador superlativo, hace todo bien con la pelota. Se adueña del equipo y cuando la pelota pasa por él, el equipo funciona mucho mejor", exclamó.
Y antes de dejar el recinto, Bauza resumió: "Fue un buen debut porque ganamos y porque la gente pudo ver a un equipo que fue sólido". Luego saludó en general en señal de cortesía y pegó media vuelta para tomar el camino hacia su hogar en medio de saludos de la masa canalla y regalando en todo momento una sincera sonrisa.