El destino le reservó un sitial de privilegio al rosarino Tomás Echenique. El Tanque fue el capitán del seleccionado nacional de waterpolo que obtuvo la medalla de bronce en los Panamericanos de Chile, un logro que no se conseguía hace 60 años, y fue al autor del gol que definió el pleito (12-10) ante Canadá que selló la suerte argentina y se transformó en festejos y podio. En esa jugada, cuando quedaba menos de medio minuto, recibió un pase de otro rosarino, Tomás Galimberti, y definió con un tiro bajo y fuerte que ya se metió en las páginas más relevantes de la historia de este exigente deporte. Estos dos jugadores protagonizaron un emotivo abrazo de gol que sintetizó la lucha cotidiana, el valor, la constancia y la extraordinaria carga emocional que envolvía la misión de Los Yacarés en esta competencia. “Fue el último gol de ese partido y representó el desahogo por muchísimos años de trabajo y de grandes sacrificios”, confió Echenique, todavía conmovido, en un mano a mano con Ovación.
“Al abrazo con Tomy lo vivimos como un premio colectivo a tanto tiempo de esfuerzo en el waterpolo y en la selección. Fue único, algo mágico, mejor de lo que lo imaginamos tantas veces. Fue un abrazo del alma para todo el waterpolo argentino, que esperamos le sirva de señal y de motivación para seguir creciendo”, resaltó el Tanque, antes de viajar a Italia para jugar en el Lerici Sport.
“Esto tiene que ser el puntapié inicial para una nueva etapa para el waterpolo argentino. Eso nos tiene que dar mucha fuerza para todo lo que se viene. Ojalá que todas las pilas en este deporte se encolumnen detrás de esto. Estas medallas no son solo de 13 jugadores, son de todos los que nos apoyaron y que son fundamentales para nosotros. Por eso les queremos agradecer a todos los que nos permitieron cumplir el sueño de llegar a una medalla”, expresó Echenique.
Es una imagen muy linda porque justo fue el último gol, fue un poco el desahogo de muchísimos años de trabajo, de grandes sacrificios. Hubo detrás de esto grandes esfuerzos de todos y fue una sensación de alivio. Quedaban 20 segundos y quedábamos a dos goles de distancia, lo que nos permitía manejar el cierre a nuestro favor. Ahí caímos en que habíamos ganado el tercer puesto. Fue un gol importante, pero todos los goles fueron importantes para lograr esta medalla. Esa fue la frutilla del postre pero detrás hay un gran grupo, donde todos aportaron cosas muy importantes.
¿Qué te pasaba por la cabeza en esa jugada?
La tenía visualizada antes. Tenía en la cabeza que los defensores estaban un poco más abiertos y estaba esperando el pase de Tomy Galimberti, sabiendo que la quería tirar ahí abajo. Y, gracias a Dios, todo salió como tenía pensado. Nunca dudé de lo que tenía que hacer ahí, y por suerte todo salió bien.
¿Qué hubo en ese sentido abrazo de gol con Galimberti?
Después del gol, lo tenía al lado y nos salió ese abrazo. Lo vivimos como un premio a tantos años de esfuerzo en el waterpolo y en la selección. Fue un abrazo de alivio, un abrazo del alma para todo el waterpolo argentino. Fue algo único, algo mágico, un gran desahogo. Mejor de lo que lo habíamos imaginado, una alegría enorme. Me acuerdo que le dije dos veces a Tomy: «Ya está, se terminó ...». Ojalá que pasen los tiempos de esa manera, es una linda imagen que refleja lo que es este deporte.
¿Qué te dijo tu hermano Chalo (juega en la selección de Italia)?
Me felicitó a mí y a todo el equipo. Me dijo que hicimos historia, además conmigo como capitán, se dio todo junto. Me dijo que estaba muy orgulloso de todos.
¿Te llevás la medalla a Italia?
Me la llevo conmigo, para mirarla cada vez que quiera y entender que todos los sacrificios valen la pena y recordar que jugar con los colores argentinos es lo más lindo y lo más motivador que hay.
¿Qué significa esta medalla para el waterpolo argentino?
Se dio algo muy importante, que todos veníamos soñando. Y detrás de ese deseo había mucho entusiasmo y mucho sacrificio. Se combinaron varios factores: llegamos muchos jugadores en un buen momento, algunos jugando en Europa, y también hubo jóvenes que aportaron mucho al equipo. Todo desembocó en un final feliz que fue la medalla de bronce para nuestro país, que hacía 60 años que no lo conseguía. Esto tiene que ser el puntapié inicial para una nueva etapa para el waterpolo argentino, pensando en los próximos Juegos Panamericanos, para revalidar esta medalla. Y que también sirva de motivación a todos los chicos que están en proceso de selección para seguir entrenando duro.
¿Por qué se negó durante tanto tiempo esta medalla? ¿Qué cosas se dieron a favor ahora para conseguirla?
Una de las claves fue que la gran mayoría, 10 de los 13 jugadores, actuamos afuera. Eso habla bien de las ligas de afuera pero un poco mal de la liga argentina. Acá debería haber más y mejor infraestructura, más apoyo, más días de entrenamiento, más entrenadores que se formen, más clubes, y más jugadores. Eso fue lo que faltó en estos 60 años. Y ese plus se consigue jugando en Europa.
¿Dónde se apoya el mérito de esta presea?
Este logro es de todo el cuerpo técnico, de todo este plantel y de todos los exjugadores que pasaron por el seleccionado. Nosotros sentimos que todos ayudaron y aportaron su grano de arena para lograr esta medalla. Este tercer puesto es un premio a todos ellos.
¿Esto le otorga una base más firme al deporte?
Desde adentro, lo que queremos es que el waterpolo argentino crezca. Hay que invitar a los chicos más pequeños a que se sumen a este hermoso deporte y que sueñen con una medalla, y que lo vean como algo posible. Nos gustó mucho que lo hayan pasado por televisión y creemos que eso sirvió para difundir el deporte. Esperemos que esto sirva para tener más apoyo y más infraestructura. Rosario, donde están los mejores equipos y jugadores de waterpolo, necesita una pileta de 50 metros para poder desarrollar competencias de nivel. Ojalá que esta medalla sea un incentivo para que se puedan dar todas estas cosas.
¿Estas carencias exponen el esfuerzo de ustedes para rendir?
Algo muy lindo de este grupo es que todos hicieron un sacrificio enorme por la selección. Entrenar a las 6 de la mañana porque después tenían que ir a trabajar o estudiar, uno renunció a su trabajo para ir a jugar a otro país, otros perdieron plata por ir con la selección. Todos dejamos muchas cosas de lado y eso fue lo que más nos unió y nos impulsó a lograr nuestro objetivo. El gran amor propio de estos jugadores explica un poco lo que conseguimos.
Mirando para adelante, ¿por dónde deben encarrilarse los objetivos del waterpolo argentino?
El año que viene hay un Sudamericano y puede haber alguna gira por Europa. Tenemos que ratificar esto que estamos mostrando ahora. Tenemos un ciclo de 4 años para prepararnos para los otros Panamericanos. Y hay que trabajar desde ahora. No sirve de nada trabajar un año antes. Cada uno en su club, haciendo algo autoregulado. Hay que llegar con la mayor cantidad de entrenamientos posibles, con partidos internacionales. Dentro de 4 años habrá una chance muy importante porque Estados Unidos está clasificado por ser local y el segundo tendrá una plaza para el Juego Olímpico. Y eso puede ser algo histórico para el seleccionado, después de muchísimo tiempo. Que Argentina juegue un Juego Olímpico sería el sueño de todos.
¿Rosario que rol debe cumplir en ese proceso?
Hay unos Juegos Odesur en 2026, y creo que Rosario hoy en día no está preparada al 100 por ciento para alojar una competición así, por lo menos en deportes acuáticos. Por eso, uno sueña con que realmente se pueda realizar la pileta olímpica en Rosario, que es muy importante para el deporte: para la natación, los saltos, el waterpolo y la natación artística. Contar con esa infraestructura sería un paso enorme que nos debemos. Si queremos crecer en serio, necesitamos ese acompañamiento.
Con muchos rosarinos
El plantel argentino mostró una fuerte presencia de rosarinos. Además de Tomás Echenique y Tomás Galimberti, también jugaron para este representativo Esteban Corsi, Iván Carabantes, y Tomás Tilatti. Y en el cuerpo técnico estuvieron Juan Pablo Giri y Fernando Arregui.