Central lleva acopiado una buena cantidad de puntos en lo que va del certamen. También es verdad que durante las últimas tres presentaciones juntó poco y nada de unidades. Las estadísticas son concretas: de nueve posibles apenas recaudó dos. Una cosecha magra si se analiza en profundidad porque tanto contra Atlético de Tucumán y Boca ganaba hasta casi el final del partido. Sin embargo, terminó empatando (ambos 2 a 2) por la merma colectiva y desacoples defensivos que exhibió. A eso hay que sumarle que viene de perder ante Talleres (3 a 1) en Córdoba, por lo cual muchos consideran que se está frente de una especie de crisis canalla. Aunque desde el club de Arroyito esperan el partido del próximo domingo con marcado optimismo. Recibirán a un Platense que viene de capa caída en la liga, a pesar de que avanzó por Copa Argentina. Los auriazules tratarán de mostrar la chapa de favoritos para izar nuevamente la bandera del triunfo y cortar así una racha adversa deportiva.
El inicio de torneo fue mejor de lo esperado por la masa canalla. El plantel se rearmó a medida que realizaba la pretemporada como muchos equipos de la Liga Profesional. La gira amistosa por Chile le sirvió al entrenador de Central para conocer un poco a fondo a sus dirigidos, ya que regresó al club tras la asunción de Gonzalo Belloso como flamante presidente.
A medida que las fechas se fueron consumiendo, el equipo fue cosechando buenos puntos para engordar los promedios. Fue así que paralelamente fue erigiéndose en uno de los principales animadores del torneo que lidera River para sorpresa de propios y extraños.
Aunque esencialmente desde el encuentro ante Independiente a esta parte se percibe una considerable merma en el rendimiento. Es cierto que venció al diablo en el Gigante fruto del ajustado triunfo de 1 a 0. Como también es verdad que la intervención del VAR sobre el final lo salvó de que termine la cita con un punto y no con tres como finalmente sucedió.
Luego llegaron tres presentaciones que se tornaron un dolor de cabeza y un mar de impotencia para el hincha. En Tucumán parecía que se volvía con la victoria. Ganaba 2 a 1 con goles de Carlos Quintana, de penal (55’) y Damián Martínez (72’). Pero a los 90 minutos se quedó mirando a la nada misma prácticamente porque un zapatazo de Joaquín Pereyra, que se desvió un poco en Kevin Ortiz, sentenció la serie 2 a 2.
Después llegó el momento de recibir a Boca. Un Boca que transita a los ponchazos por el torneo. Central se imponía 2 a 1 y todo era un carnaval en el superpoblado Gigante. Todo era felicidad en las tribunas y en los hogares de las almas canallas. Hasta que otra vez sopa para todos los auriazules.
A los 99 minutos llegó el mazazo. El defensor Jorge Figal clavó el empate cuando Russo había “reforzado” la última línea con el ingreso de Komar. Pero el equipo mostró fallas y lo pagó caro. Otra vez se fue masticando bronca al vestuario. De tener un partido ganado, a contar con uno empatado.
Luego llegó la excursión a Córdoba donde una multitud acompañó al primer equipo. El canalla ofreció una endeble puesta en escena y esta vez el destino no lo perdonó. Talleres lo dejó sin nada. Le ganó 3 a 1 y ratificó algunas falencias defensivas auriazules, que deberán ser ajustadas de una vez si es que no quiere repetir la historia el próximo domingo.
Aunque en esta ocasión no debería tener problemas para vencer a Platense, que jugó y le ganó ayer a la tarde a Defensores de Belgrano 2 a 0 por Copa Argentina. Llegará con otro ánimo, pese a que sabe además que de los últimos cuatro partidos perdió tres y empató el otro (ante Colón 0 a 0).
Central, por lo tanto, apunta a que la cuarta presentación sea la vencida y pueda volver a ganar.