El Kily tendrá su primer clásico como DT canalla.
El Mono Burgos está frente a su primer gran desafío en Newell's.
Cuando Germán Burgos tomó posesión del primer equipo de Newell’s, una de las consultas que le hicieron (en la conferencia que fue presentado oficialmente como DT de la lepra) fue por su relación con Cristian González, a quien conoce de su paso por la selección. Un par de días después, el Kily habló ante la prensa en la previa del choque contra Colón (sexta fecha) y una de las preguntas estuvo relacionada a su amistad con el Mono. “No hablé con el Kily, pero seguramente lo haré”, fue la respuesta escueta del técnico rojinegro. “Lo conozco desde hace años y ojalá le vaya bien, menos cuando nos toque enfrentarnos”, apuntó el técnico auriazul en lo que fue una declaración de mera cortesía, pero que despertó algún que otro malestar en los hinchas. Consideraciones al margen, el Kily González y el Mono Burgos son viejos conocidos y tienen una historia en común, con convivencia en la selección nacional y hasta con enfrentamientos en Argentina y uno en España. Hoy, después de muchos años de haber ambos colgados los botines hay algo que unirá sus caminos y es ni más ni menos que el clásico rosarino.
Hace 27 años fue la primera vez que se cruzaron por primera vez, cuando el Central de Pedro Marchetta empató 0-0 con el Ferro de Carlos Griguol, en Caballito. Ese día el Kily ingresó a siete minutos del final (por Marcelo Delgado) para ver si podía hacerle un gol a quien hoy es el DT leproso. Ese fue el primero de los cuatro enfrentamientos que tuvieron como jugadores, que resultaron parejos por cierto, ya que hubo un triunfo para cada uno y dos empates.
Poquito tiempo después se dieron algunos cruces más, pero ya con otras camisetas, porque el Kily ya estaba en Boca y Burgos en River. Con esas camisetas chocaron en otras dos oportunidades: en el Clausura 1995 hubo un River 0, Boca 0, mientras que en el Clausura 1996 los xeneizes fueron muy superiores a River y la victoria fue por 4 a 1. En esa oportunidad el hoy DT de Central se imponía a su par leproso.
Pero la carrera de ambos pro- siguió y la próxima vez (fue la última) que volvieron a estar frente a frente fue el 7 de noviembre de 1999, cuando Mallorca se impuso por 1 a 0 a Valencia. Ahí la cosa fue al revés y el hoy DT de Newell’s superó a su par canalla.
Pero claro, hasta ese momento la relación entre ambos no iba más allá de dos futbolistas que cada tanto se enfrentaban. Lo que los unió y estableció un tipo de relación mucho más cercana fue el paso por la selección, primero con Daniel Passarella y después con el Loco Marcelo Bielsa, que fue el entrenador que los juntó en un Mundial, el de Corea-Japón 2002, una experiencia traumática para todos, por la rápida despedida (ese equipo no sorteó ni siquiera la fase de grupo). Antes habían formado parte también del plantel que disputó la Copa América 1999 (en Paraguay), también de la mano del Loco.
Esos años fueron que el Kily González y el Mono Burgos tejieron una buena relación, en la que seguramente compartieron un sinfín de historias. Por eso a uno le preguntaron por el otro y viceversa.
Son dos hombres de fútbol y apasionados por lo que hacen, que está dando recién sus primeros pasos en el profesionalismo. Uno, el Kily, decidió comenzar a trabajar en las divisiones inferiores del Central de su alma, lo que lo llevó primero a hacerse cargo de la reserva y un tiempo después del primer equipo. El otro, el Mono, logró alguna mínima experiencia en Real Carabanchel, de la sexta división de España, pero su verdadera irrupción en el fútbol fue en Atlético de Madrid, donde fue ayudante de campo de Diego Simeone durante casi una década. Ese rodaje fue lo que lo puso como candidato a dirigir Newell’s cuando el ciclo de Frank Darío Kudelka empezó a tambalear.
Después del su primer partido como técnico leproso, Burgos remarcó en una entrevista con Ovación que “el Kily es un amigo, hemos vivido muchos episodios y partidos juntos y sin ninguna duda él es de Central y yo de Newell’s, pero si le puedo ganar a un amigo mucho mejor”. Una frase a la que le agregó una sonrisa, pero que sonó sincera porque entiende que el Zurdo es un viejo y gran conocido.
Algunos días antes, el Kily había hablado de él y en una declaración políticamente correcta le deseó lo mejor, aunque con una honestidad brutal destacó que esa suerte que le deseaba debía estar ausente en el partido en el que ya muchos pensaban: el clásico de hoy. Es más, el simple hecho de que le deseara “lo mejor” fue algo que, de manera inexplicable, hizo algo de ruido en muchos hinchas.
Fue parte del folclore que rápidamente se instaló y que hoy estará en su punto máximo. Para los protagonistas en cuestión será un eslabón más en esa larga cadena de episodios futbolísticos que compartieron. Es cierto, desde lo emocional lo de hoy podría ser, sobre todo para el DT canalla, lo más pesado que les haya tocado vivir juntos. Ahora el espacio en común será el Gigante de Arroyito, donde distanciados por unos pocos metros jugarán, aunque del otro lado de la línea. Rosario, el clásico, con el Kily y el Mono de por medio.