Por momentos toma más fuerza la idea de que Central es un club al que le cuesta vivir en paz. Suele pasar que cuando no tiene problemas, se los busca. La despedida del canalla en el semestre ya de por sí iba a ser en medio de un presente tormentoso, con un equipo que deambuló por cuanta competencia se le puso por delante, pero los temblores no se detuvieron sólo en eso. Es que la decisión de Diego Cocca de dejar afuera de los once a Germán Herrera generó un malestar que a esta altura resultaba innecesario. No obstante, ayer circularon fuertes rumores sobre que el DT meditó esa idea y evalúa la chance de que el Chaqueño pueda estar desde el arranque. Y en este caso no se trata de buscarle "la quinta pata al gato", sino simplemente de visualizar el malestar que se generó por esa situación, en la que fue el propio delantero el que encendió la mecha con las declaraciones del lunes, en las que sin miramientos lanzó unas cuantas frases punzantes. "Cocca me faltó el respeto", dijo. Nada más para agregar en un marco en el que las aclaraciones de ocasión de parte del entrenador quedaron reducidas a su mínima expresión. Central-Libertad, los últimos 90 minutos de una mitad de año aciaga y una convulsión más, amén de que Herrera sea titular o suplente, como tantas otras ya vividas a lo largo de un semestre para el olvido.
El partido de esta noche en el Gigante pudo haber tenido otro matiz. De haberse obtenido la Supercopa Argentina ante Boca el semblante seguramente hubiese sido otro y posiblemente el compromiso de hoy podría haber servido para tirarle unas cuantas pinceladas de maquillaje a un andar mediocre, con resultados que nada tuvieron que ver con esos pensamientos optimistas que se dieron después de la consagración en Copa Argentina. Hoy Central despide una primera mitad de año que para lo único que le sirvió es para tomar nota de los errores cometidos.
En ese marco, y con un partido en el que el resultado será una mera anécdota, la mayor atracción es despedir a Herrera en su último compromiso como futbolista profesional. Fue justamente esa despedida a uno de los jugadores más queridos del actual plantel lo que generó un nuevo revuelo y puso al mundo canalla otra vez en un estado de autodestrucción.
Herrera sintió que el de hoy era "su" partido, el que le servirá para recibir el último mimo de parte de los hinchas, pero también para él mismo agradecer por tanto cariño, especialmente en el último tiempo, después de lo que fue su injerencia en los encuentros más calientes del fútbol rosarino: los clásicos. Cocca en un principio no lo entendió de esa forma. Dijo que iba a poner lo mejor y en medio de esa valoración el Chaqueño se quedó afuera. No le habría alcanzado al todavía delantero canalla con pedirle al técnico que quería jugar desde el arranque. Ayer en la pelota parada volvió a estar Riaño, pero tras la práctica surgió el rumor de una posible reconsideración de parte del DT (después de notar el impacto que tuvo su idea originaria), algo que se confirmaría recién hoy.
Quizá, con un equipo que tuviera todavía una mínima chance de avanzar a octavos de final de la Libertadores o hasta de colarse en la Sudamericana se entendería la decisión de Cocca. Pero nada de eso es posible. Y en parte es así por las derrotas sufridas por el canalla ya en el ciclo de Diego Cocca. Porque fue el actual DT quien apostó por afrontar algunos encuentros con un equipo alternativo. Ocurrió en Paraguay y sucedió algo similar unos días después en Porto Alegre. En esas dos ocasiones, Cocca priorizó partidos que estaban por venir. Hoy, poner "lo mejor" para afrontar un choque que sólo sirve para cumplir con el fixture es lo que suena contradictorio.
Pero claro, la situación de Herrera, juegue o no, no es lo único. Es apenas un granito de arena más en medio de un semestre penoso. Una caída estrepitosa en los resultados, la temprana eliminación en Copa Argentina ante un equipo del Federal A, el cambio de dos entrenadores en un par de meses, la despedida de la Copa Libertadores antes de salir a jugar el penúltimo partido de la fase de grupo, la imposibilidad de extender la participación internacional en Copa Sudamericana y la retirada del Malvinas Argentinas con las manos vacías son los ítems con trazo rojo.
De todo eso se despide hoy Central frente a Libertad y con la ya sabida angustia con la que afrontará la próxima temporada, en la que deberá luchar por la permanencia. Pero claro, como Central parece ser un club al que le cuesta vivir en paz, Cocca agitó el avispero y generó un malestar que parecía innecesario. Herrera sí, Herrera no. A esta altura es lo de menos para un Central atormentado desde el primer partido del año hasta este último.