El partido ante Cardenales ya entró en la galería de los recuerdos para la gente del Jockey Club, que en una semana muy especial está preparándose para ir a jugar la final del Torneo del Interior A ante Tarcos, en el siempre difícil reducto tucumano. El ánimo está en alza y no es para menos ya que el equipo de Fisherton está cerca de romper una larga sequía de títulos que ya lleva catorce años. De hecho, la última vez que festejó fue en 2002, en la final del Interior de ese año, cuando venció a Uni de Tucumán. Ese partido se jugó un viernes a la noche y el apertura del verdiblanco fue Alberto Di Bernardo, hoy capitán del equipo rosarino. El 10, en un mano a mano, analizó el presente de Jockey para luego meterse de lleno en el partido decisivo ante Tarcos. Sin guardarse nada, en esta ocasión, nunca tiró la pelota afuera.
—En el partido del sábado, el verdiblanco logró desplegar un juego vistoso y altamente efectivo. Volvió a parecerse a aquel equipo que brillaba en cualquier cancha. Hacía mucho tiempo que Jockey no jugaba como lo hizo ante Cardenales, ¿Qué fue lo que cambió?
—No sé si nosotros dejamos de querer jugar ese rugby. Creo que un poco fue por la falta de intérpretes que puedan desarrollar ese juego. Para hacerlo tenés que estar muy sólido adelante y por ahí en este torneo es lo que está pasando: los forwards están teniendo un torneo muy importante, de hecho hubo partidos como ante Palermo Bajo o ante Marista en el que nos enfrentamos con equipos con jugadores más pesados y grandotes que nosotros y el equipo jugó de igual a igual. Después cuando vos tenés la pelota, podés hacer daño. Afuera hay jugadores que marcan la diferencia cuando les das espacios. También hay que decir que lo que se vio ante Cardenales fue muy lindo, pero todavía no ganamos nada. Fue un partido en el que nos salieron muy bien las cosas, jugamos de manera eficiente, cosa que en otros partidos y en años anteriores no lo hemos sido.
—Hoy el equipo está con confianza y quiere jugar. Me parece que va más allá de un resultado. El equipo se larga a jugar y a divertirse. Hay un grupo unido en el que se juntan jugadores con experiencia, muchos de ellos no tan grandes de edad pero que tienen varios años en primera como Felipe Tellería, el Toro Manavella, Gonzalo Crespi o el mismo Dan Isaack, con una camada de jóvenes que aporta esa chispa que a veces hace que sea difícil seguirlos. Me parece que el mix es interesante. El equipo tiene equilibrio y después es como todo, se te empiezan a dar los resultados, el equipo agarra confianza, empieza a funcionar y te divertís. Llegamos hasta acá porque fuimos paso a paso, semana a semana. Si pensamos que porque hicimos 60 puntos en la semifinal tenemos la final ganada, estaríamos muy equivocados.
—Queda un solo escalón ante un rival complicado, no sólo por el equipo sino por el escenario. Tarcos en su cancha es tremendo.
—Sí, es cierto y mejor no podía haber salido. La realidad marca que si hay un lugar donde no quiero ir a jugar una final es ahí, pero esto hace que el condimento sea más lindo, porque si podemos lograr el objetivo va a ser algo muy meritorio. Cuando terminó el partido ante Cardenales en el vestuario nos miramos y nos dijimos: "Falta un paso más, un escalón más, no nos vamos a quedar con esto". Por eso vamos a ir a buscarlo, después si el otro equipo nos gana porque es mejor, porque es superior, perfecto, pero vamos a dejar todo en cancha.
—Convengamos también que ganar una semifinal de la manera en que lo hicieron ante un rival complicado como Cardenales también ayuda y mucho en lo anímico.
—Seguro, pero por sobre todas las cosas eso sirve para que el grupo se dé cuenta de que está haciendo bien las cosas y de que no hay que cambiar nada. Después es una final, y las finales hay que jugarlas y hay que ganarlas. Por ahí va a pasar el partido. Podés planear un montón de cosas, pero el domingo a las 15.30 se terminan los libros y nos vemos las caras con Tarcos.
—Es una semana intensa.
—Sí, en la que hay cosas para trabajar, porque cometimos errores que en una final podemos pagar caro...
—Como los dos tries de Cardenales que vinieron por errores de Jockey.
—Exactamente. Si bien yo creo que fue un poco por el vértigo que le trata de meter el equipo, eso hace que a veces te comas un try en contra, y en una final eso lo podés pagar y más si es de visitante. Los equipos tucumanos, allá, son de aferrarse mucho al tema de superarte anímicamente, físicamente, te hacen sentir el rigor y la localía. Si a eso les sumás errores no forzados, podés tener una tarde complicada.
—Mirando el lado positivo, un viaje te permite estar más tiempo juntos y pensar más el partido.
—Sí, es verdad. Ya tuvimos varios viajes largos, como a Mendoza, y el equipo se sintió bien. Nos ayudó a que el equipo se cerrara más. Jugar una final del Interior, en Tucumán contra Tarcos, un equipo que les ganó a todos y casi no tuvo falencias, no es poca cosa. Por eso ganar va a ser muy meritorio y estamos todos en el club detrás de ese objetivo.
—¿Qué información tienen de Tarcos?
—Es un equipo bastante completo de forwards y tres cuartos, pero no es un equipo al que no se lo pueda atacar. Si nosotros entramos a ver qué pasa, va a ser un error grande. Si le damos la iniciativa a ellos va a ser muy peligroso, porque cuando los tucumanos toman la iniciativa después es difícil pararlos. Por eso creo que desde el arranque mismo tenemos que tratar de imponer nuestro libreto y hacerlo sentir, tanto en ataque como en defensa.
—En este partido en particular, ¿van a ser más importantes los veinte primeros minutos o los veinte últimos?
—Yo creo que el inicio del partido va a marcar un poco el final. Es difícil elegir, pero jugando de visitante me parece que los veinte primeros van a ser fundamentales. El partido dura ochenta y será parejo todo el desarrollo, pero me parece que la clave va a estar en la cabeza de uno y otro. Ellos son un equipo muy agresivo que nos va a intentar llevar por delante y nosotros buscaremos jugarle con la personalidad necesaria para demostrarle que queremos este torneo.
—La idea es salir a jugar.
—Sería un error cambiar ahora. Hay que ser inteligentes porque es una final, arriesgar lo necesario. Pero el equipo tiene que salir a jugar porque es ahí cuando mejor se siente. De no hacerlo es como que nos estamos mintiendo a nosotros mismos.
—Personalmente, ¿qué sensación tenés?
—Muchas. Te puedo decir que se armó un grupo de jugadores que tienen mucha hambre, que son fanáticos del rugby y del Jockey, y que quieren inscribir su nombre en la historia. Todavía no ganamos nada, pero cada uno de nosotros está haciendo un esfuerzo muy grande para que se dé.