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"Estoy feliz de la vida, ni me lo creo todavía porque venía preparado para correr en 3:35 aproximadamente, pero no en 3:20. La verdad que fue un carrerón, y me di cuenta porque los guías (que lo acompañan a la par con un lazo) no me quisieron decir a cuánto estaba corriendo el ritmo por kilómetro. Así que como vieron que venía bien, decidieron darme ese envión", comenta Huguito en diálogo con La Capital luego de subirse a lo más alto del podio en la maratón porteña.
Ganador de varias ediciones de la Maratón Internacional de la Bandera en Rosario, Acuña venía de salir tercero en la media maratón de Buenos Aires, desarrollada a fines de agosto pasado, ya que —según cuenta— la guía brasileña que lo acompañaba manifestó una molestia y por ese motivo tuvieron que bajar el ritmo.
"En la media maratón de Buenos Aires salí tercero porque Bruna se lesionó en esa carrera. A la altura del kilómetro 9 o 10 de carrera empezó a quedarse y tuvimos que hacer el ritmo de ella y terminamos en 1:41, pero buscábamos 1:30", reseña.
El trabajo y la compañía de los guías
Sin embargo, el objetivo de Huguito no se movió un ápice de lo que buscaba. Venía entrenando con uno de los guías, Uriel Mansilla, al menos una vez por semana al que luego se acopló para acompañarlo en los segundos 21 kilómetros Lucas Bautista, un amigo y proveedor de la indumentaria K1 Running, quien diseñó vestimenta con lenguaje Braille.
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"Con Uri entrenábamos una vez por semana y algunos días porque venía de una lesión. Y a Lucas no lo veía hace bastante, pero sé cómo entrenan y los tiempos que hacen. Esta fue una base para saber qué tiempo podía meter y por eso ahora busco las 3 horas o menos para clasificar a los Paralímpicos", se ilusiona.
Para tal fin, desde julio de este año se prepara con el entrenador entrerriano oriundo de Crespo, José Villagra, por recomendación de la Comité paralímpico Argentino. "Con José comenzamos a trabajar juntos después del ultramaratón que disputé en Zárate y ahora apuntamos a los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028, por eso la idea es prepararnos bien para buscar la marca el año que viene (posiblemente en La Pampa)", comenta.
El premio y el logro obtenido para Huguito Acuña siempre vale doble o triple, ya que en cada entreno depende necesariamente de un acompañante que pueda seguir sus pasos y advertirle sobre el terreno, cruce de calles y otros detalles que le son prácticamente imposibles por su disminución visual.
Es por eso que durante esta preparación contó con el acompañamiento de su ex profesora del Eempa, Flavia Mestre y la pareja de ésta, Néstor Díaz, y también su mujer, Ana Aguirre, quienes lo acompañaban en bicicleta. Eso lo ayudó para afinar la máquina y dejarla a punto, aunque en la maratón nunca está todo dicho.
"Empecé a sentir las piernas en el kilómetro 38 y ahí Lucas me ayudó para terminar los últimos metros; sentía la fatiga, pero le metí a fondo. Fue un momento histórico, de mucha emoción. Un sueño cumplido y el sueño mayor de conseguir la marca de las tres horas para ir a los juegos", revela.
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Y, en ese sentido, evalúa: "En estos 42 los sentí por eso necesito un poco más de trabajo. Vamos a ver si metemos un 10k o alguna media, el año que viene ir a buscar la marca en La Pampa que es donde fue a buscar la marca de los JJOO. Puede llegar a molestar el viento, pero me tengo mucha fe. Ahora espero que Uri y Lucas me acompañen".
Un sueño sin engaños del atleta
Huguito corría, ya había consumido algunos geles para mantener la carga de carbohidratos acorde al plan. Sentía que el ritmo era un tanto más movido que lo que estaba acostumbrado, pero ese tren de marcha le resultaba cómodo.
"Me tenían engañado porque cuando arranqué los primeros 21k me dijo el profe que no vaya más de 5' - 5'10'' los primeros kilómetros. Sentí que con Uriel íbamos muy rápido, pero en el km 5 o 6 me acomodé y pude soltarme. Después me agarró Lucas y seguimos con buen envión. Aguanté, no dije nada y Lucas me ayudó los últimos kilómetros", recuerda
Por su parte, Uriel explica que el plan que les pasó su entrenador era más conservador en cuanto a ritmo, pero sabían con Lucas que Hugo estaba para correr más fuerte. "Lo fuimos distrayendo mentalmente con charlas y preguntando de tanto en tanto como venía. Es cierto que lo llevamos más rápido, pero de todas formas venía bastante sobrado respecto a otros 42 kilómetros", apunta el guía en declaraciones a este medio.
En ese sentido, revela una picardía: "Yo por el kilómetro 6 le pregunté cuál era su PB en 10k y me dijo 50', y el parcial en esta carrera lo pasamos en 47' 30''. Obvio no le dije que había mejorado esa marca hasta que llegamos al cambio de guías".
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No obstante, Uriel valora: "Realmente fue una gratitud enorme, me produce muchísima admiración. Si hay algo que me motiva e inspira, es la fortaleza que emerge durante las adversidades que se nos presentan. Pero, como le dije a Hugo desde que me comentó su anhelo y me pidió que lo guíe, su sueño se convirtió en el mío. Para mí es un ejemplo de persona y atleta, y voy a dar lo mejor de mi parte que pueda cumplir ese sueño".
En el pase de lazo, Lucas se metió en la conversación, tomó la posta del lazo y todo siguió como hasta entonces. "Lo esperé entre el kilómetro 20 y 21. Sería en Plaza de Mayo. Estaba un poco ansioso. Tomamos Diagonal Norte y luego Diagonal Sur. Tratamos de acomodarnos entre 4' 50'' y 4' 40'', pero no más de eso, cosa que llegara bien y no se quemara y la verdad que llegó muy bien", recopila Lucas.
El guía admite además que "la segunda mitad fue difícil, sobre todo en La Boca porque tiene mucho como badenes bastante anchos. Entonces había que tener mucho cuidado con él, avisarle cada tramo y llevarlo muy corto con la soga porque había muchos pozos y la gente se cruzaba".
Y al llegar al kilómetro 36 se terminaron los misterios y el guía hizo lo que había que hacer para motivar al corredor, que estaba a un paso de lograr una marca histórica en su historial. "A la altura de Puerto Madero, le digo: «Huguito, estamos para 3:15». Ahí se tranquilizó y no se quejó, se la bancó muchísimo; la verdad que un placer haber corrido con él", valora Bautista, quien cuenta con un registro de 2:52' en la última maratón rosarina de este año.
En eso, asegura que Huguito "Tiene para más. Él quiere bajar las 3 horas o estar en cerca de las 3 horas, pero puede dar mucho más. Nunca lo vi tan contento, después de la llegada".