El lamento de los hinchas de Central en el final del partido contra Boca fue tan grande como el mismísimo Gigante de Arroyito y esa bronca tuvo razón de ser, ya que al equipo de Miguel Angel Russo se le escabulleron dos puntos de entre los dedos cuando el resultado parecía sentenciado. Por supuesto que la amargura tuvo que ver con lo ocurrido en ese encuentro, pero a muchos se les vino inmediatamente a la cabeza aquello que había ocurrido algunos días antes, en Tucumán, cuando Atlético también alcanzó el empate entrando prácticamente en el tiempo de adición. Desde ese análisis frío, pero sobre todo reciente, Central desperdició cuatro puntos que, de haberlos logrado, estaría hoy como escolta, junto a San Lorenzo, con 27 unidades. Ahora, ¿al canalla los finales de los partidos les jugaron siempre en contra? Definitivamente no, porque hubo dos encuentros en los que convirtió a segundos o minutos del final y que de esa forma le permitieron sumar. Es cierto, no fueron triunfos sino empates, pero de no haber encontrado los goles frente a Tigre (última bola del partido) y ante Unión, hoy tendría dos puntos menos. Por eso, así como el fútbol algunas veces da, otras veces quita.
Por supuesto que en el medio hay un contexto y el mismo tiene que ver con lo que fueron los diez minutos de adición que dispuso el árbitro Ariel Penel, pero el verdadero impacto de los hinchas en el Gigante fue cuando después de ese cabezazo de Figal, el equipo movió del medio y Penel automáticamente dio por terminado el encuentro.
Central había hecho los méritos suficientes como para quedarse con los tres puntos y eso quedó en claro, pero no es en este caso el motivo del análisis, sino aquello que se vivió como un verdadero castigo en un partido especial para los simpatizantes canallas, casi a la altura del clásico. Por eso la bronca por esos dos puntos que le dieron la espalda a un equipo que ya venía de sufrir un golpe similar.
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Figal ya convirtió de cabeza y produjo una gran desazón en los jugadores de Central, que se muestran resignados.
Virginia Benedetto / La Capital
Es que seis días antes había sido con mucha angustia el regreso de Tucumán por el empate que Atlético logró por intermedio de Joaquín Pereyra. Recién se había comenzado a jugar el penúltimo minuto del tiempo reglamentario cuando Montoya jugó corta y hacia el medio una pelota que capturó Pereyra, quien le dio con potencia y tras un par de desvíos descolocó a Fatura Broun. Fue el 2 a 2 en un partido que también parecía cerrado o cuanto menos controlado (igual se recuerda lo mal que la pasó el canalla en el primer tiempo, donde el decano pudo incluso hasta liquidar ya el resultado).
Lo cierto es que Central había llegado a Tucumán como escolta (junto al ciclón) del líder River y estos dos empates consecutivos lo relegaron un par de escalones en la tabla y permitieron que un par de equipos (Defensa y Justicia y Belgrano) lo superaran. Pero a veces la memoria suele ser selectiva o quizá muchos se dejan llevar por las sensaciones más recientes.
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Veliz y Giaccone no le encuentran explicación a lo que el final del partido de Central en Tucumán.
Celina Mutti Lovera / La Capital
Una mirada retrospectiva sobre el andar canalla en el torneo lleva inexorablemente al recuerdo de un par de partidos en los que se dio la inversa y fue el equipo de Russo el que se marchó a los vestuarios con una pequeña sonrisa. Se recuerda, no fueron goles que hayan servido para ganar, pero los mismos aportaron puntos y, a su manera, colaboraron con lo que es hasta aquí la campaña canalla.
En la segunda fecha, en otro de los tantos encuentros intensos y de cambios de golpes permanentes que protagonizó, Central se fue de cancha de Tigre no sólo con un punto bajo el brazo, sino envuelto en la sensación de satisfacción y con discursos autorreferenciales respecto a la valentía y el coraje de ir a buscar el resultado hasta el final.
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En un partido chico, Facundo Mallo lo empató de cabeza en la última pelota, en cancha de Tigre.
Marcelo Bustamante / La Capital
¿Qué pasó ese día? Con el partido 2-1 a favor del Matador (Juan Cruz Komar a los 14’, Mateo Retegui a los 17’ y Facundo Colidio 52’) llegaron los seis minutos de adición que otorgó Hernán Mastrángelo. Y fue en ese sexto minuto en el que llegó el córner de Ignacio Malcorra y el cabezazo goleador de Facundo Mallo para empatar el partido. Tigre movió del medio y el duelo se terminó.
Y así como lo de Tucumán fue antes de entrar al adicional, lo sucedido en el Gigante frente a Unión (7ª fecha) fue parecido. También en un partido en el que Central no las tuvo todas consigo y fue un equipo con muchos problemas (el tatengue lo ganaba desde los 40’ del primer tiempo con gol de Mauro Luna Diale), a tal punto que Unión pudo noquearlo unas cuantas veces. Pero más allá de eso, a los 87’ apareció Lautaro Giaccone (había ingresado en el complemento) para meter esa diagonal de derecha al centro y sacar un zurdazo potente contra el palo derecho del arquero tatengue. Ese día explotó el Gigante porque los hinchas vieron cómo el equipo sumaba al menos un punto en medio de un partido que le fue casi siempre adverso. Y encima la locura de que la igualdad había llegado ya en los minutos finales.
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Giaccone ingresó en el complemento contra Unión y marcó el tanto del empate, sobre el final. Lo celebra junto a Dupuy.
Virginia Benedetto / La Capital
Hay cuatro puntos que impidieron a Central permanecer en el lote de vanguardia y permitirse la ilusión de ingresar en la segunda mitad del torneo metido en la pelea. Y desde ese costado del análisis es entendible el enojo de los jugadores, del cuerpo técnico y también de los hinchas, pero sobre todo porque fueron en partidos consecutivos, con poquitos días de diferencia entre uno y otro. Pero en una decisión salomónica, el “fútbol” podría darle esos cuatro puntos, pero también sacarle el que rescató contra Tigre y también el de Unión.
Igual, es entendible la sensación de todos en Central por esto que le ocurrió al equipo. Porque aquellos otros dos partidos ya habían quedado en el olvido y porque aportaron menos puntos de los que el fútbol le sacó en estas últimas dos fechas.