Iban 45 minutos del segundo tiempo exactos cuando el cuarto árbitro del partido entre Central Córdoba e Independiente Rivadavia levantó el cartel para mostrar los minutos adicionados al segundo tiempo. Nadie podía creerlo, incluso los hinchas mendocinos: Pablo Echavarría había dado 9 minutos.
El partido estaba 1 a 1 y se encaminaba hacia una definición con tiros desde el punto del penal. Para Central Córdoba era la reafirmación de una enorme campaña en la que ya había dejado atrás a dos equipos de la primera división, Sarmiento y Gimnasia, y lo dejaba ante la posibilidad de avanzar un escalón más.
Porque en los penales, se sabe, gana cualquiera. Y el Charrúa, que había sostenido el empate ante otro equipo de primera división con dignidad y alguna cuota de fútbol, podía señar con que esa lotería lo depositara en los cuartos de final. Es decir, entre los ocho mejores equipos de la Copa Argentina.
Los 9 minutos que dio Pablo Echavarría
Pero Echavarría consideró que debía adicionar nueve minutos y lo hizo. ¿Cómo lo justifica? Nadie lo sabe. No pareció que durante el segundo tiempo se hubiese perdido tanto tiempo. Nueve minutos de adición es algo que casi no se ve en el fútbol argentino, donde los árbitros más bien tienden a lo contrario: suelen agregar poco tiempo, menos del que muchas veces se pierde durante los partidos.
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Pero no es todo. Luego de esa decisión el partido siguió y, de hecho, Central Córdoba tuvo en un contragolpe de Emanuel Rodríguez la posibilidad de ponerse 2 a 1 arriba y clasificarse sin la necesidad de llegar a los penales. Pero después Facundo Marín hizo una falta de atrás, vio la roja y hubo un tiro libre para el equipo de Alfredo Jesús Berti.
Desde el momento en el que Echavarría pitó la falta hasta que el equipo mendocino finalmente lo ejecutó, pasó más de un minuto. Y luego, cuando la jugada terminó con la pelota en el fondo del arco defendido por Ignacio Colombo, otra vez pasó un buen tiempo hasta que Central Córdoba pudo mover del medio.
Un árbitro siempre polémico y vidrioso
Ya se habían cumplido los nueve minutos adicionados por el siempre polémico y vidrioso Echavarría. Sin embargo, el árbitro, tan celoso para agregar nueve minutos a los 45, no lo fue tanto para compensar esos minutos que se perdieron desde la falta de Marín hasta que los jugadores de Independiente Rivadavia terminaron su festejo por el 2 a 1 que los depositaba en los cuartos de final.
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Jugadores, integrantes del cuerpo técnico, directivos e hinchas de Central Córdoba están convencidos de que Echavarría los perjudicó. Dio una cantidad de minutos adicionales que no se justifican por las acciones de juego y omitió hacerlo cuando sí había tiempo para agregar.
No es la primera vez ni probablemente sea la última que un árbitro le causa daño al equipo más débil en un partido en el que se juegan cosas como una clasificación a los cuartos de final de un torneo como la Copa Argentina. Esta vez el perjudicado fue el Charrúa, pero mañana puede ser cualquier otro equipo.
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