Nueva Jersey.- El seleccionado argentino de fútbol igualó sin goles ante Estados
Unidos, en un partido en el que su rendimiento fue de mayor a menor, algo que le alcanzó para sacar
diferencia y ahora ya todos comenzarán a pensar en la eliminatoria sudamericana, en especial en el
enfrentamiento contra Brasil.
El partido se jugó en un repleto Giants Stadium, de la ciudad de Nueva Jersey, donde más de
40 mil argentinos alentaron al equipo de Alfio Basile.
El árbitro del encuentro, que no cobró un claro penal a favor de Argentina, fue el
salvadoreño Joel Aguilar Chicas, quien en el segundo tiempo expulsó a Pablo Mastroeni.
Argentina tuvo un primer tiempo aceptable, con Fernando Gago siendo su jugador más claro,
pero como Lionel Messi nunca entró en sintonía no pudo marcar la diferencia que mereció en la
primera etapa.
Luego, en el segundo tiempo Basile cambió el esquema, dejó de defender con tres para hacerlo
con cuatro, pero tantos movimientos terminaron por confundir a sus dirigidos y la lluvia torrencial
de los minutos finales hizo el resto.
En el arranque del partido quedó clara la diferencia de categoría de ambos seleccionados,
porque Argentina cruzaba la mitad de cancha y con la sola presencia en campo rival amenazaba con
generar peligro, mientras que el equipo local -local por jugarse en Estados Unidos, no por la gente
en la cancha- se debatía entre la decisión de marcar o tratar de jugar. Y por eso quedó a mitad de
camino.
En la parte inicial los dirigidos por Basile tuvieron varias oportunidades de gol, pero no
tuvieron puntería y por eso se fueron al descanso igualando sin goles.
A los cuatro minutos el equipo de Alfio Basile tuvo su primera chance de abrir el marcador,
en los pies de Julio Cruz, quien dentro del área y mano a mano con el arquero en dos ocasiones le
acertó a los guantes de Tim Howard.
La diferencia entre los dos equipos era más que notoria, pero más cuando Argentina pisaba el
acelerador lastimaba y si no se puso en ventaja rápido fue porque no tuvo puntería, como la que le
faltó a la cabeza de Gabriel Heinze, quien luego de un centro de Lionel Messi en una posición
inmejorable tiró la pelota por sobre el travesaño.
Estados Unidos sólo inquietó con un remate de larga distancia de Clint Dempsey, que se fue al
corner. Poco y nada.
La clave de la diferencia argentina estuvo en el buen trabajo de la línea de cuatro volantes,
con un Fernando Gago con las mismas luces que ante México, más el acompañamiento correcto de Javier
Mascherano, Maxi Rodríguez y Pablo Zabaleta.
Quizás el equipo de Basile en la etapa inicial se diluyó en ataque porque Lionel Messi y
Sergio Agüero no aparecieron en toda su dimensión, y encima Cruz se cansó de desperdiciar
situaciones de gol.
Para el segundo tiempo Basile no sólo cambio de nombres, sacando a Messi de la cancha, sino
que también de esquema, porque con el ingreso de Martín Demichelis por Burdisso, Pablo Zabaleta
pasó a ser lateral por derecha y Gabriel Heinze por izquierda, delante de ellos se paró otra línea
de cuatro con Agüero y Cruz como puntas.
Y en los primeros minutos ese 4-4-2 hizo agua por todos lados, porque Estados Unidos tirando
centros al área estuvo varias veces a punto de convertir, pero no lo hizo gracias a su falta de
puntería.
Lo mejor del segundo tiempo de los de celeste y blanco fue el claro penal que el árbitro no
le sancionó al arquero estadounidense, quien volteó a Agüero dentro del área cuando el ex
Independiente se iba camino al gol tras una excelente asistencia de Cruz.
A partir de ese momento el partido y el rendimiento de argentina entraron en un tobogán y
nunca más pudieron salir de la chatura en la que entraron.
Cuando a los 25 minutos el árbitro salvadoreño expulsó a Mastroeni crecieron las expectativas
de ver algo mejor, pero el seleccionado argentino, que entre el miércoles y hoy tuvo un solo
entrenamiento, se terminó conformando con un empate triste, feo y aburrido. (Télam)