Santa Fe está que arde.
Por Mauricio Maronna
Santa Fe está que arde.
Todos los pronósticos conservadores respecto de que la sangre peronista no llegaría al río fueron frustrados. La bota va hacia una competencia interna intensa, como casi nunca la hubo en el peronismo desde la inserción de las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (Paso).
Cuando Agustín Rossi leyó que Omar Perotti le dijo al presidente de la Nación que una candidatura de su ministro de Defensa sería perdedora para el gobierno nacional, varios entendieron por qué al funcionario le dicen Chivo. Se plantó como el mejor, hizo causa común con la vicegobernadora y de un plumazo generó que varias estanterías se caigan.
La sola presentación en las redes de la fórmula Rossi-Rodenas sacó de un plumazo a Roberto Mirabella de la candidatura a senador y subió al ring a Marcelo Lewandowski, quien viene siendo el chico de la tapa desde que le ganó la senaduría rosarina a Mónica Fein.
Cuando Borges adjetivó a los peronistas y les dijo que eran “incorregibles” se olvidó de otra palabra. También son imprevisibles. Quién hubiera pensado que en una interna para seleccionar nombres el gobernador se iba a presentar como candidato a senador suplente y la vicegobernadora como postulante a senadora titular en una lista que le muestra los colmillos al piamontés rafaelino. Que alguien se lo explique a un politólogo sueco.
La interna peronista está para alquilar un palco central. Paseando en la cornisa del piso 23, si Perotti pierde las primarias se quedará sin poder real hasta el 2023 y todos comenzarán a ver al que viene y no al que se va. Si el oficialismo le gana a Rossi, el candidato ya no será Roberto Mirabella como uno viene repitiendo desde hace meses, sino Lewandowski.
Se dio vuelta la taba, por eso Rossi dice que le impidieron a Perotti su deseo íntimo de “robarse el peronismo santafesino” y ofrendárselo al saltarín Juan Schiaretti, menos confiable que un dólar celeste. Perotti y Schiaretti (al igual que Horacio Rodríguez Larreta) son operados por Guillermo Seita, el constructor de Haciendo Córdoba. Vaya casualidad: el espacio de Perotti fue bautizado con un nombre similar.
Los lectores de esta columna no se pueden quejar. En el año previo a las elecciones a gobernador, y antes de que Perotti sea formalmente candidato, el entonces senador nacional le dijo un mediodía celeste en un restaurante de la Bajada Escauriza a este diario que no le disgustaba el modelo del cordobesismo, que Schiaretti llevaba adelante. Y que lo único que no haría era aliarse al socialismo.
La parada santafesina sirvió para que algunos incrédulos entiendan quién manda y quién es el mandado entre Fernández y la jefa. Había sido Fernández quien le sugirió a Perotti que busque a Rossi como candidato, aunque el hombre de la Perla del Oeste le dijo que era un candidato para perder las generales. Cristina fue la que arreó a la Casa Rosada al redil perottista.
La parada de Rossi-Rodenas, los senadores, el Movimiento Evita, el massismo y otros sectores lo obliga al rafaelino a poner en debate plebiscitario ese deseo. Es curioso lo que sucede con Perotti. Su gestión viene mejorando en imagen, ha logrado un gol de media cancha con la Billetera Santa Fe, Walter Agosto le hizo pagar aguinaldo y sueldos al día, tiene millonadas en caja y, sin embargo, ha cometido una innumerable catara de errores políticos por culpa de su es ministro de Seguridad, Marcelo Sain, quien sigue apareciendo en los primeros planos de vez en vez. Rara forma de inmolarse.
Está a tiempo de cambiar, pero ahora tiene un objetivo del cual depende su futuro político: ganar una interna. Increíble pero real. En ese extraño gambito de cierre de lista el kirchnerismo quedó como un rompecabezas. Cristina jugó a favor de Perotti, pese a que el senador rafaelino manifestaba tener más sintonía fina con Fernández. Se nota que la feroz Cristina le perdonó al rafaelino haber dado quórum para que le allanen el domicilio en la casi parisina esquina de Juncal y Uruguay.
Aire de competencia
En el resto de los frentes también hay aire de competencia, y poco a poco se irá poniendo espeso el clima. Quién lo hubiera dicho: las elecciones que se llevarán adelante en el peor momento de la historia de Santa Fe, son los más atractivas. Al menos para el círculo rojo.
Muy competitivas amanecen las primarias en Juntos por el Cambio, con cuatro fórmulas muy seductoras a senador. Lo propio se visualiza en el Frente Progresista, con sorpresivos nombres cruzados. Unos y otros deberán evitar que la interna se salga de cauce porque, al otro día del 14 de noviembre deberán actuar como una amalgama. O explotar para siempre.
“¡Qué tensión que hay en el ambiente!”, cantaba David Lebón en Serú Girán. Y se preguntaba como los políticos santafesinos ahora: “