Unas horas antes de las Paso, Jaime Durán Barba, el consultor de Cambiemos, le había dicho al presidente Macri que las elecciones estaban empatadas. Su pronóstico fue desacertado, lo mismo que su estrategia comunicacional mayormente en redes sociales en desmedro de las medios clásicos, como televisión, radio y diarios. El ecuatoriano recibió flechas venenosas tras la aplastante derrota del oficialismo no sólo a nivel presidencial sino también en la provincia de Buenos Aires. A partir de ese error, su relación con Macri se enfrío por primera vez en años. Y fue por eso, tal vez, que se fue del país. Sin embargo, tras estar ocho días en el exterior, Durán Barba retornó a Buenos Aires para encarar el inicio de la campaña electoral para las elecciones de octubre. Debe revertir más de 15 puntos de diferencia y forzar un ballottaje entre Macri y Fernández. Cambiemos parece haberlo perdonado por el pésimo pronóstico preelectoral de las Paso y lo ha puesto nuevamente al frente de la cruzada. ¿Repetirá los mismos errores en el vehículo de sus mensajes a la población? Durán Barba llegó al país con su principal colaborador, Santiago Nieto. El arribo del consultor coincide con la catarsis de los diputados de Cambiemos. El bloque de legisladores se reunió esta semana para analizar la mala performance en las primarias y la coyuntura política y económica posterior. Se comprometieron a “redoblar esfuerzos” de cara a la campaña que se viene y expresaron “su respaldo” al presidente. Pero todos sostienen que Durán Barba, ya golpeado en su prestigio profesional, se juega la carta más difícil de su carrera: convencer a millones de argentinos para que cambien su voto. ¿Podrá lograrlo o es una batalla perdida?