La empresaria fue distinguida por su aporte a la sustentabilidad y triple impacto. Creó Mantara, una marca que combina el diseño de los pueblos originarios con el arte contemporáneo.
La ecuación para lograr estas alfombras es certera: arte, historia, valor social y cultural más rentabilidad. Con todo eso, Carolina Pavetto logró desarrollar un producto sinigual que atraviesa las fronteras. Alfombras premium que entran incluso en el mercado de lujo llevando a esos segmentos el know how de los pueblos originarios. Pero, para lograr un real valor agregado, lo que hace es cruzarlo con el arte contemporáneo. El resultado: un producto rentable que hace posible que nuevas generaciones puedan aprender el oficio de sus madres y abuelas porque pueden vivir de ello.
La Capital Multimedios distinguió a Carolina Pavetto por su aporte desde Mantara a la sustentabilidad y triple impacto. Es que esta empresa logró certificar -y este año recertificar- como Empresa B. Ese reconocimiento, que lo alcanzó con el trabajo en conjunto con su hijo Ricky Remondino, es el que confirma que el camino iniciado es el correcto.
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En Mantara trabajan 120 artesanas de distintas provincias. El proyecto comenzó sólo con tejedoras de Santiago del Estero, pero con el crecimiento de la demanda Carolina tuvo que salir a buscar nuevos recursos humanos. Así, incorporó a sus filas mujeres de Salta, Catamarca, La Rioja y Jujuy. También, ese abanico de provincias le permitió sumar nuevos saberes para sus alfombras, porque cada región tiene sus propios modos de hilar y diseños.
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Adrián Gallo, CEO de Televisión Litoral, le entregó la distinción a Carolina Pavetto.
Foto: Leonardo Vincenti / La Capital
En lo que respecta a la materia prima, también tuvo que ampliar sus proveedores. Trabaja mayormente con productores ovinos santafesinos a quien les compra la lana que luego dona a las tejedoras. Pero ahora también añadió productores de Córdoba, Buenos Aires y Entre Ríos. “Antes ese excedente se quemaba porque no tenía destino y hoy me lo venden a mí. Yo dono 25 mil kilos de lana anualmente, la compro, la recibo y luego se la mando en cinco camiones con chasis y acoplado completo a las tejedoras”, explica Carolina a Negocios de La Capital.
A las tejedoras las organiza así: elige una persona que es la líder del grupo. Describe Carolina que en general esas líderes son mujeres grandes, de unos 70 años. A ellas les pide que armen grupos de trabajo donde también estén sus hijas y nietas, para que ese saber traspase las generaciones. Las líderes son las que reciben los pedidos, que muchas veces son grandes desafíos. Como, por ejemplo, una alfombra especial que hicieron este año para un empresario internacional, de los números uno del país, que tiene 20 metros de largo por 1,70 de ancho. “Hoy muchas de ellas andan en 4x4 que lograron comprarse y que con esos vehículos pueden ingresar a zonas donde con autos no es posible”, cuenta. Así, Mantara hace su aporte al crecimiento de esas comunidades.
Marca premium y de lujo
Si bien Carolina no hace canjes, lo cierto es que muchas personalidades le han comprado sus alfombras porque valoran todo el desarrollo que tiene detrás cada producto. Pampita, Juana Viale, Barbie Simons son algunas de las personalidades que tienen una Mantara en sus hogares. La reciben en sus casas porque Carolina va a cada domicilio a instalar sus piezas para ver que mariden bien con todo el entorno. “Y nunca llevo una sóla alfombra, siempre subo al auto algunas más porque a veces el espacio lo requiere”, cuenta. Justamente el día que fue distinguida por La Capital Multimedios había viajado a Rosario para instalar varias alfombras a un ejecutivo que vive fuera del país y que estaba poniendo a punto la deco de su piso.
Y, un salto importante para la marca fue entrar en el universo del empresario Alan Faena. “En diciembre del año pasado me llama una arquitecta para contarme que tenía un pedido de un empresario y que lo necesitaba con urgencia. Unos días después empecé el contacto directo con él y viajé a Uruguay a llevarle todo lo que tenía en stock”, recuerda la emprendedora. Le vendió más de veinte alfombras porque lo que ella hace está muy en sintonía con lo que él buscaba y a partir de allí comenzaron un vínculo laboral que aún mantiene. “Yo lo que transmito es que más allá de la venta, con las alfombras se puede ayudar a mucha gente, son cientos de personas las que se benefician”, explica y añade: “Es por eso que no puedo hacer canjes”.
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El empresario Alan Faena en Uruguay.
Foto: Mantara
Lo cierto es que el valor de las alfombras en el mercado es alto, porque tienen un enorme trabajo manual detrás, más una logística aceitada pero que tiene su costo. Además, las alfombras están ideadas como obras de arte, eso también sube su valor. Tal como contaba a Negocios Carolina en una entrevista del 2023, ella “no vende alfombras, sino que vende una historia”.
El posicionamiento en el exterior
Carolina es embajadora de Marca País y logró el Sello de Buen Diseño que otorga el Ministerio de Desarrollo Productivo de La Nación. Con esas cocardas en el pecho, comenzó un camino muy fuerte en el exterior. Expuso en la Embajada de Londres, en el Consulado de Nueva York, en el de Milán, en la feria de los Hampstons en Estados Unidos y en el Paris Design Week 2025. Si bien confiesa que en esos espacios no suma ventas, lo que sí hace es un posicionamiento de marca que le permite luego llegar a nuevos mercados, como Estados Unidos y Europa. Donde más vende en el exterior: Uruguay, Londres, Italia y España.
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Uno de los hilados clásicos de la marca.
Foto gentileza Mantara
Sin embargo, no es tan fácil exportar este tipo de productos, porque aclara que los costos para el envío a veces llegan a los u$s 1000, por lo cual ese “flete” le encarece enormemente el presupuesto final. “Yo creo que el 2026 puede ser espectacular, porque sigo pensando en abrir más mercados internacionales, pero falta mejorar algunas políticas públicas para eso. No es tan fácil llevar los productos al exterior, a veces te queda una alfombra en un galpón durante meses por la cantidad de papeles que se necesitan”, explica.
Los vaivenes del mercado
El 2024 fue un buen año para la marca, pero Carolina confiesa que el 2025 fue más duro. Si bien ella está en un segmento premium, registró una merma del 30%, tal como le sucedió a muchos empresarios de distintos rubros, pero sobre todo en el comercio y, por supuesto, la industria. “En este tipo de coyuntura los consumos de este segmento se van hacia otro lado, a veces a viajes exóticos o a otro tipo de experiencias, y no tanto a la decoración de la casa. Todo es cíclico, va girando. Por ejemplo, en el 2024 explotaron las ventas y este año no tanto”, añade. ¿Qué hizo entonces? Se dedicó a producir mayor stock, puesto que son piezas que llevan tiempo realizarlas y aprovechó el momento para que estén listas para cuando se las piden.
En Argentina donde más coloca sus alfombras es en Córdoba, “lideran todo”, dice. Luego en Buenos Aires, puntualmente en Capital y en el norte, y después vende mucho en el sur del país. Curiosamente Rosario no es un mercado fuerte para Mantara, a pesar de estar instalados en Gálvez, a unos 130 kilómetros de la ciudad.
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Junto a Juana Viale en el momento que le acercó las alfombras para su casa.
Foto: Mantara
Dejar huella
Al cierre de esta entrevista especial realizada en el marco de las Distinciones 2025, Carolina dice: “Yo quiero dejar huella”. Lo que tiene en mente ahora es darle un nuevo empuje a su objetivo de mejorar las condiciones de vida de las tejedoras. “Hay quienes no tienen agua ni luz. Hemos hecho pozos, pero no es suficiente, hay que seguir”, dice. Ahora imagina que puede lograr alguna colaboración de quienes están en el negocio de las energías renovables, para poder ayudar a las comunidades.
Carolina tiene mucha energía, trabaja a pulmón, y ya tiene en la marca a la segunda generación, sus tres hijos: Ricky, Juanse y Bautista. Con ellos apuesta a que la huella traspase también generación tras generación.