—Julio (De Bonis) ya estaba en esto, y en mi caso vengo de una familia de fierreros. Si bien me dediqué en los últimos años a otro rubro, también es verdad que trabajé en el taller de mi padre hasta los 20 años. No obstante, esto de plasmar un proyecto en el deporte motor se dio luego de una charla que tuve con Julio en una carrera en Paraná. Le propuse armar un auto de Fórmula porque sabía que quedarían libres los de Ian Reutemann y del Gurí Martínez hijo. Así que fuimos a comprar esos dos coches y arrancamos en el año 2017/2018. Y acá seguimos, juntos y tratando de seguir creciendo.
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El SAP Team- DBonis Racing prepara íntegramente en su taller cada auto de carrera.
—¿Y cómo toman el hecho de que formaron una estructura sólida?, porque tienen autos y camionetas en la ACTC, es decir que fueron a jugar directo a la liga mayor .
—Así es, siempre nos alineamos dentro de lo que es la ACTC. Empezamos con Fórmula y al mismo tiempo le alquilábamos a Ramiro Galarza una Dodge para que la corriera Reutemann en el TC Pista Mouras. Después dicidimos dar el salto y fabricamos una nosotros. Y así empezamos, poco a poco.
—¿Dónde tuvieron el primer taller?, porque este es moderno y muy amplio.
—Estábamos en calle Oroño, en un taller que tenía Julio y era más chiquitito que esto. Fuimos creciendo y debíamos mudarnos, así que hicimos este galpón y nos vinimos para acá. Obvio que una vez instalados en este lugar crecimos más y fue por eso también que el año pasado dejamos de correr en la Fórmula 3 Metropolitana y guardamos los coches, porque no podíamos atender a todos.
—¿Dejaron de correr por algo especial en Fórmula?
—Esta actividad tiene una gran demanda de tiempo y de gente. Para hacer las cosas bien se necesitan muchas cosas, no solo mantenerlos en pista los fines de semana de carrera. La previa demanda muchas horas. Y nosotros tenemos una gran estructura con autos en la Fórmula Metropolitana, en la categoría Pick Up, más los del TC en todas sus divisionales. Era muy complicado atenderlos a todos, así que el año pasado dejamos la Fórmula y nos dedicamos al resto, que está todo bajo la órbita de la ACTC.
—¿Cuántos auto tienen y qué pilotos están en esta estructura?
—En el Turismo Carretera tuvimos hasta la fecha anterior a Jonatan Castellano. Luego contamos con cuatro Dodges en el TC Pista cuyos pilotos son Sebastián Salse, Lucio Calvani, Joaquín Ochoa y Damián Markel. Después tenemos tres Pick Up Ford, que en realidad actualmente corren dos y son comandadas por Sebastián Salse y Gastón Ferrante.
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Las Pick Up también son protagonistas en la única y real escudería con alma y corazón rosarino.
—¿Por algo especial apostaron por Dodge en autos y Ford en Pick Up?
—Sí, hay dos cuestiones fundamentales. Una es que decidimos apuntar por Dodge porque no somos un equipo que tenga pilotos tope de gama. Y la otra es porque miramos y nos concentramos en los chicos que vienen de la Fórmula y necesitan un auto con techo cuando deciden dar el salto. Y acá es donde aparecemos nosotros con la marca, porque ellos deben correr sí o sí con esta marca antes de poder pedir el cambio a Ford o Chevrolet.
—Armaron una apuesta interesante.
—La verdad es que se nos ocurrió que podíamos hacer un equipo Dodge, que no nos disgusta la marca para nada, porque además eso genera que tengas menos cantidad de repuestos, menos cantidad de mantenimiento y una apuesta a punto más rápida, porque son todos autos de una misma marca.
—¿Hay otro motivo además de lo que remarcás en cuanto a la marca?
—Sí, el otro motivo son los colores del equipo. No se negocia con nadie, ni se modifica por nadie. Las llantas son y serán verdes en todos los coches. Ese es como un sello distintivo del equipo, que lo incorporó mi hija Florencia, como además lo es la raya celeste y blanca.
—¿Por qué la raya celeste y blanca?
—Porque mi padre y mi tío fueron mecánicos y tuvieron una cupecita, que eran casi todas celeste y blanca. Es como un honor hacia ellos.
—¿Cuántos integrantes hay en el taller en el día a día?
—Somos 10 durante la semana y 16 personas los días de carreras. Acá tenemos mecánicos, pintores, motoristas, plastiqueros, chaperos. A eso hay que sumarle que cada coche tiene su encargado y además están los camioneros y los cocineros.
—Tienen rolo, eso es una ventaja extra porque no pierden tiempo llevando los autos a otros lugares.
—Es verdad. Antes llevábamos los coches a otro lugar y se perdía mucho tiempo. Optamos por comprar uno y ahora armamos y probamos todo bajo un mismo techo.
—¿Apuntan a obtener resultados o a hacer escuela?
—Las dos cosas. Tenemos un piloto reconocido como Castellano y otros que están creciendo. Con Pinchito estamos tratando de mejorar el auto y, si bien hemos tenido mala suerte algunas carreras, también es verdad que en otras mostró una mejoría. Lógicamente que nuestro objetivo es estar siempre dentro de los 10 o 12 autos, sea la categoría que sea. Si podemos meternos en las copas, mejor.
—¿Les sucede que al tener autos en la ACTC algunos pilotos debieron bajarse por costos y otros golpearon las puertas del taller para sumarse?
—Si vos mostrás los coches con buen nivel en pista, todos los días vas a recibir algún llamado para ver si hay un auto libre. A eso hay que sumarle que logramos meter a los autos dentro del primer tercio, lo que hace que los pilotos miren cómo es la gama de clasificación o cómo fueron los tiempos en las pruebas. En ese sentido estamos bastante bien y parejos, por lo cual tenemos muchos llamados.
—¿Cómo se dividen las actividades con Julio?
—Me encargo de charlar con los técnicos dentro de lo que es la ACTC y Julio hace todo lo que es ingeniería y puesta a punto de los coches. Luego tenemos a Mario Bruna, que es nuestro ingeniero y aporta muchísimo desde su lugar y mi hija Florencia, que se encarga de los diseños y logística.
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Cerca de diez profesionales atienden a las máquinas de lunes a viernes en el taller.
—Si bien es un trabajo, ¿se divierten acá?
—Totalmente, esto es como una gran familia. Compartimos todos los días la misma pasión y responsabilidades. Además, soy una persona que trabaja mucho en lo que es manejo de grupo y le ponemos mucha, pero mucha impronta con lo que es seguridad e higiene. Trato de estar con la gente y ver que no les falte nada. Pretendo y apunto a que se sienta cómoda trabajando.
—¿Y cuáles son los objetivos para lo que viene?
—Ya estamos trabajando en el proyecto del Challenger con todo lo relacionado a la aerodinámica. Vamos a preparar un auto de la nueva generación para el 2025. Estuvimos reunidos con dos empresas por este tema y además desde la ACTC me avisaron que ya están las pieles para armarlo. Se vienen lindos desafíos.