Con un ojo puesto en el cambio climático y otro en el (mal) uso productivo del suelo, funcionarios y especialistas del gobierno nacional y de Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires se reunieron ayer en Rosario para avanzar con un plan de obras "de rápido impacto" que ayude a atemperar los efectos de las inundaciones tanto en cascos urbanos como en zonas rurales.
La convocatoria se dio en el marco del "Plan nacional de reducción de riesgo de desastres" que funciona bajo la órbita del ministerio de Seguridad nacional, desde donde quieren que esas tres provincias presenten en el corto plazo un inventario de obras que puedan ejecutarse en los próximos meses y que sirvan para evitar o reducir daños provocados por lluvias o desbordes de ríos en la zona núcleo agropecuaria.
La reunión dejó en evidencia que la recurrencia de eventos climáticos extremos debe ser prioridad para los diferentes niveles del Estado, que comienzan a entender que hay un nuevo escenario que llegó para quedarse. También la cercanía de un nuevo fenómeno de El Niño, que según los expertos llegaría a la región hacia finales de la primavera.
Presupuesto y burocracia
En la reunión también quedaron expuestos los límites que muchas veces tiene el poder público para avanzar en políticas concretas por al menos dos limitantes: la presupuestaria y la maraña burocrática para la asignación de fondos que muchas veces impide que las obras puedan hacerse en tiempo y forma.
Santa Fe, que en el lapso de un año sufrió pérdidas estimadas en 1.300 millones de dólares por inundación, prevé presentar varias carpetas entre las cuáles aparecerá la necesidad de invertir en localidades como Arroyo Seco —duramente castigada por el agua a principios de año— y Reconquista/Avellaneda, entre otros.
Así lo adelantó el secretario de Recursos Hídricos santafesino, Juan Carlos Bertoni, quien trazó un claro panorama del nuevo escenario climático que enfrenta la región así como de la necesidad de responder a esto con obras pero también con medidas no estructurales.
Nuevo escenario
Según Bertoni, en los últimos años se aceleró el ritmo de cambio climático, lo que impactó de manera directa en la provincia y en el país.
Entre 2015 y 2016, hubo en Argentina alrededor de 150 mil personas afectadas de forma directa por las inundaciones, lo que ubica al país en un "top ten" mundial respecto a la gravedad de estos fenómenos naturales y sus efectos sobre la población.
Sólo durante el año pasado el país dejó de exportar soja por 2.200 millones de dólares por causa de las inundaciones, lo que ilustra el impacto de las pérdidas que generan estas catástrofes naturales ayudadas por las malas prácticas productivas del hombre.
Bertoni explicó que a partir de la década de los 70 las lluvias en la región comenzaron a cambiar: la frontera "húmeda" se fue corriendo cada vez más hacia el oeste santafesino, con una tendencia al alza en milímetros acumulados.
También se multiplicó la cantidad de lluvias extremas (mayores a los 150 milímetros), conformando un panorama de mayor variabilidad climática y creciente vulnerabilidad.
¿Cómo enfrentar esto? Según el experto, hacen falta no sólo obras, sino también una nueva forma de gestionar el suelo productivo: "la relación entre el agua y el uso del suelo es uno de los ejes de nuestra gestión", sintetizó.
Provincias
Además de Santa Fe, las provincias de Córdoba y de Buenos Aires fueron invitadas a participar de este plan.
Marcelo Rozas —subsecretario de Gestión integral de riesgo de desastres de Nación— explicó que la intención inicial del programa es "construir confianza" entre las partes, para luego evaluar cuáles son las Obras de Rápido Impacto (ORI) más urgentes y viables y finalmente ver la forma de financiarlas.
Además de los fondos propios y de asignaciones de otros ministerios, Rozas destacó la posibilidad de trabajar con reembolsos: "Nuestra idea es entregar los primeros fondos no mucho más allá de mayo", adelantó el funcionario respecto de esta temática.
Santa Fe, que perdió 1.300 millones de dólares por inundaciones, presentará varias carpetas de trabajo