La ponderación de cómo funcionan los botones antipánico en Rosario, tanto en lo que hace a su entrega como a su operatividad, difiere según de dónde provenga. Entre las organizaciones de mujeres, hay consenso sobre que son "reútiles" para las víctimas de violencia de género, pero también en que hay demoras en su otorgamiento y que dejan de estar activos cuando hay poca señal celular, lo que juega en contra de la decisión de entregarlo a todas las mujeres que realmente los necesitarían.
La referente de la ONG Ampliando Derechos, Nora Giacometto, apela a su experiencia en la problemática para criticar la falta de "trabajo territorial y de acompañamiento" concreto de las víctimas por parte de los equipos municipales, "al punto de que es la propia mujer la que tiene que trasladarse hasta Santa Fe 638" (sede de Desarrollo Social) para entrevistarse.
Giacometto va más allá y apunta también contra el Ministerio de Seguridad al afirmar que "una gran dificultad es que ante el timbreo del botón antipánico en barrios complejos no entra ni el 911".
Su convicción es que para no ofrecerles el dispositivo cuando realmente lo necesitarían, el argumento oficial es que no hay señal de celular. Situación, arriesga, que se repite en "barrio Toba, Las Flores Sur, Fonavi de Mendoza y Donado, o sectores de Ludueña".
La abogada que integra el equipo de género de la concejala Norma López, Carina Luengo, plantea otro problema vinculado a la entrega de los dispositivos. "Se dan demoras de hasta un mes, me consta que incluso después de que se efectúan reclamos del área municipal de Atención en Violencia de Género ante la provincia", afirma.
Para Luengo, "Seguridad nunca atendió la problemática en Rosario como debía" y eso se traduce en atrasos, falta de dispositivos o ausencia de señal, que "debe resolver el Estado".
La abogada se mostró convencida de que el hecho de que Rosario tenga 209 botones activos y Santa Fe 943 "no refleja en absoluto que acá haya menos casos, porque para nada es así".
El tema es polémico: desde otra organización, Mujeres de Negro, Eva Domínguez defendió el mecanismo de entrega y el funcionamiento del dispositivo en sí. "Cada vez que pedimos uno a la provincia o la Municipalidad la víctima lo ha recibido", dijo, y hay consenso en que "son reútiles".