La restitución de la licenciatura en Terapia Ocupacional en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), anunciada esta semana, no es solo una novedad académica: representa el cierre de una herida abierta hace casi medio siglo. La historia de esta disciplina en la ciudad está marcada por la innovación, la interrupción violenta de la dictadura militar y una persistencia que nunca se apagó.
Esta carrera fue impulsada por la Agrupación Raquel Boero y su directora, Laura Armoa, destacó la importancia de del regreso de la carrera. “Raquel Boero fue docente de educación especial, estudió Terapia Ocupacional en la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR. La historia de la Terapia Ocupacional en Rosario nace en Ciencias Médicas, del año 1970 a 1977, donde fue cerrada por la última dictadura militar", señaló.
En ese sentido, recordó que Raquel Boero fue docente de prácticas clínicas y desde el año 1976 está desaparecida. "Por eso, tomamos su nombre cuando nos empezamos a agrupar en el 2019 y venimos trabajando hace un poco más de 5 años en este proyecto. Quiero agradecer a la UNR porque realmente para nosotras es un acto de reparación histórica, de justicia social, dando la posibilidad de que quienes tienen interés por esta carrera puedan acceder a la universidad pública en este contexto tan difícil", sumó Armoa.
Los inicios: un curso pionero en Rosario
El recorrido comenzó a fines de los años 60, cuando el médico Luis Vincent impulsó experiencias de actividades artesanales con pacientes internados en el Hospital Eva Perón de Granadero Baigorria. Aquellas prácticas demostraron que el trabajo manual podía ser mucho más que un pasatiempo: era una herramienta para la rehabilitación y la mejora de la calidad de vida. Con ese antecedente, en 1970 se dictó en la Facultad de Ciencias Médicas el primer curso de Terapia Ocupacional en Psiquiatría, aprobado por resolución del Rectorado. Rosario se convertía así en una de las primeras ciudades del país en ofrecer formación pública en este campo, junto a Buenos Aires y Mar del Plata.
Tres años después, en 1973, el curso se transformó en carrera universitaria bajo la denominación de Terapia Ocupacional en Salud Mental. El nuevo plan de estudios, con fuerte anclaje en la psiquiatría comunitaria, proponía un cambio de paradigma: integrar a los pacientes en la toma de decisiones sobre su tratamiento, recuperar la vida cotidiana como escenario de rehabilitación y promover la autonomía como objetivo. La disciplina encontró en ese contexto un espacio innovador, con estudiantes y docentes comprometidos en una mirada humanizadora de la salud mental.
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La dictadura y el cierre en 1977
Entre quienes protagonizaron ese proceso estuvo Raquel Boero, una joven estudiante de magisterio que se sumó a la primera cohorte y luego fue instructora adscripta en el Hospital Agudo Ávila. Boero fue secuestrada y desaparecida durante la dictadura cívico-militar, y su nombre quedó ligado a la memoria de la carrera y a la militancia por su reapertura.
La irrupción del terrorismo de Estado truncó ese camino. En 1976, las autoridades de facto reestructuraron la formación: la carrera volvió a ser un curso y, en 1977, quedó clausurada. Para quienes estaban cursando, se organizaron exámenes de emergencia que marcaron el fin abrupto de un proyecto académico que había nacido apenas cuatro años antes.
El reconocimiento formal de lo que se había alcanzado llegó recién en democracia. En 1986, el Consejo Superior de la UNR convalidó la actividad académica de Terapia Ocupacional entre 1970 y 1976, reconociéndola como carrera y otorgando títulos a las egresadas. Cuatro años más tarde, en un acto de colación histórico, se entregaron los diplomas a 17 terapistas ocupacionales que habían completado sus estudios en condiciones adversas.
Lejos de resignarse, las profesionales de Rosario conformaron en 1985 la Asociación de Terapistas Ocupacionales (ATOR), con la misión de defender la disciplina, impulsar su reconocimiento legal y promover su práctica en hospitales, escuelas y centros de salud. Más adelante, en 1990, lograron reabrir la carrera en el ámbito privado, en la Universidad Abierta Interamericana, donde con el tiempo se convirtió en licenciatura. Sin embargo, el reclamo por recuperar el lugar en la universidad pública se mantuvo latente.
El impulso para que no caiga en el olvido
Durante tres décadas, distintos proyectos se presentaron en la Facultad de Ciencias Médicas para reabrir la licenciatura en la UNR. La Asociación Rosarina de Terapia Ocupacional Raquel Boero, creada en homenaje a la estudiante desaparecida, fue clave en esa lucha. Su insistencia logró instalar el debate en la agenda universitaria y sensibilizar a la comunidad académica y social sobre la importancia de garantizar el acceso público a esta formación.
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El punto de inflexión llegó en 2021, cuando el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Médicas aprobó un nuevo plan de estudios. Un año después, en septiembre de 2022, en el marco del Día de la Terapia Ocupacional, se realizó un encuentro colectivo en el anfiteatro Débora Ferrandini de la facultad, donde se volvió a reclamar la reapertura definitiva. Finalmente, la decisión política de la UNR cristalizó en 2025 con el anuncio de la restitución oficial.
Hoy, la vuelta de la carrera a la universidad pública no solo amplía la oferta académica local: también repara una deuda histórica con quienes fueron parte de aquel primer impulso y con las generaciones que durante décadas lucharon para sostener la disciplina.
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La Asociación Rosarina de Terapia Ocupacional Raquel Boero motorizó la demanda por la reapertura
Terapia Ocupacional: en qué consiste y cuáles son sus funciones
La Asociación Argentina de Terapistas Ocupacionales (AATO) explica que estos profesionales “intervienen en ámbitos sanitarios, educativos, laborales, judiciales y socio-comunitarios”. En tanto, los receptores de este tipo de terapia son personas cuyas “ocupaciones” se ven alcanzadas por “situaciones de estrés, enfermedad, discapacidad u otro motivo”.
El término “ocupación”, tan importante en esta disciplina, hace referencia a todas las actividades que desarrolla o puede desarrollar un individuo a lo largo de su vida. Las tareas de higiene, trabajo, sociabilidad, manejo de recursos, ocio y educación son tan solo algunas de las que componen esta extensa lista.
La AATO indica que “las personas, grupos o comunidades afectadas en el desempeño cotidiano de sus actividades requieren de la intervención y atención especializada de profesionales”, siempre con el objetivo de desarrollar habilidades que les permitan superar aquellas limitaciones a las que se ven supeditadas.