A minutos de que absolvieron por falta de pruebas a los tres acusados de matar al Pájaro Cantero, en marzo pasado, una enjambre de periodistas rodeó a Lorena Myriam Verdún, su primera mujer y madre de sus tres hijos, en el primer piso de Tribunales Provinciales. Ella dijo: "Para los Cantero no hay Justicia. Los asesinos están ahí adentro. Vamos a apelar". Era claro que no podía hacerlo porque no era parte del proceso penal. Pero el mensaje de disconformidad era elocuente y había sido pronunciado.
Luis Pollo Bassi, Facundo Macaco Muñoz y Milton Damario, que eran los juzgados por el homicidio del Pájaro Cantero, quedaban desvinculados de esa imputación, pero algunas cosas ya parecían haber sido cobradas. Los padres de los tres acusados fueron ejecutados indefensos y a quemarropa por sicarios en el lapso de 18 meses. Esos tres asesinatos están impunes. Como lo está el atentado contra el furgón penitenciario acribillado a balazos en la autopista en el que Bassi, Muñoz y Damario volvían a Coronda una semana antes de que se leyera la sentencia.
Aguerrida, arrebatada, contestataria, Lorena Verdún siempre toma el rol de vocera de la familia Cantero. La mujer que ayer forzó la interrupción de la presentación del libro Los Monos da notas con cierta rutina a medios periodísticos en las que carga contra la Justicia y el gobierno. En una entrevista con este diario anticipó lo que hará en el juicio por asociación ilícita en el que será juzgado como miembro de la
Banda de Los Monos. "Nosotras en el juicio oral vamos a contar las conexiones entre el juez Juan Carlos Vienna y Luis Paz, el padre de «El fantasma», las conexiones que no se investigaron. Nosotras queremos que la sociedad esté al tanto de los intereses que se mueven y que se sepa también que esos intereses llegan a la estructura de la policía y el gobierno".
"Lorena Verdún es una mujer vehemente pero también golpeada por la tragedia, y no sólo por la desaparición de su primer esposo"
No solamente Vienna sino todas las instancias superiores convalidaron la acusación contra Verdún como integrante de una organización dedicada a cometer delitos múltiples como homicidios, abusos de armas, lesiones, extorsiones, amenazas, amenazas coactivas, daños, cohechos, encubrimientos y tráfico de estupefacientes. Delitos que tienen como aglutinante lo que todos los escalones judiciales llamaron "el negocio de la violencia", que tiene como fin la organización de esa violencia a los fines de provocar y usufructuar un territorio liberado.
Lorena Verdún es una mujer vehemente pero también golpeada por la tragedia. No sólo por la desaparición de su primer esposo, cuya imagen lleva tatuada en un brazo, sino por la muerte reciente de su hija Daiana de 16 años, como producto de un accidente en septiembre de 2016 en cercanías de Bahía Blanca, cuando viajaba en auto a visitar a su tío Ariel Máximo "Guille" Cantero a la cárcel de Rawson en Chubut, donde estaba confinado tras ser procesado por la Justicia Federal como organizador de un tráfico de drogas en la causa llamada Los Patrones.
"La mujer que ayer irrumpió ante más de cien personas en el acto de presentación del libro que refiere a los hechos que se imputan al grupo volverá a decir su palabra"
En 2014 un Peugeot 206 a nombre de Lorena Verdún apareció estacionado con una pistola en su interior en la calle Hipólito Yrigoyen al 1000 de Rufino. Ella dijo que el vehículo lo había prestado. La fiscalía local tenía la hipótesis de que en el auto llegaron dos personas ligadas a Los Monos a cometer un delito que incluso quedaron filmadas. Las imágenes de uno de esos hombres tomada por una cámara de una estación de servicio fueron enviadas a Policía Federal, Gendarmería Nacional y Prefectura para ser analizadas. La causa quedó en nada y el vehículo nunca fue reclamado.
Lorena Verdún será una de las 25 personas a sentarse en el banquillo por el juicio postergado rutinariamente desde el 14 de junio pasado a la Banda de Los Monos. Cuando alguna vez en Tribunales le pongan fecha al proceso, la mujer que ayer irrumpió ante más de cien personas en el acto de presentación del libro que refiere a los hechos que se imputan al grupo volverá a decir su palabra.