La organización religiosa dueña del inmueble de Marconi 2040 decidió discontinuar el convenio de permanencia y tienen hasta septiembre para encontrar un nuevo espacio
Por Manuel Parola
La organización religiosa que auspiciaba a Sol de Noche retiró el convenio, que vence en septiembre.
El refugio Sol de Noche recibió la peor de las noticias: la organización de sacerdotes scalabrinianos no renovó el contrato con el reconocido refugio para personas en situación de calle y tienen hasta septiembre para encontrar un nuevo hogar. La noticia llega en el medio de un incremento de la población de personas sin hogar.
Históricamente, la organización solidaria renovaba cada tres años el contrato de comodato con la entidad religiosa, dueña del inmueble ubicado en Marconi 2040 donde desde hace 17 años abren sus puertas en la temporada invernal para que personas en situación de calle puedan guarecerse de frío. “No pagamos un concepto de alquiler sino que nos hacemos cargo de los gastos de mantenimiento del lugar, de los servicios, las mejoras que haya que hacer y las obras que sean necesarias”, comentó a La Capital el presidente de la organización Sol de Noche, Juan Pablo Locatelli.
El año pasado, desde la orden les comunicaron a los voluntarios de Sol de Noche que no renovarían el convenio, por lo que tenían hasta abril para liberar el establecimiento. Ante lo apremiante de los tiempos, buscaron reunirse con los sacerdotes para estirar los plazos: “Para colmo no fue fácil encontrar un interlocutor que pudiera ayudarnos. Al no depender de la órbita del arzobispado, no tienen ninguna injerencia, dado que los scalabrinianos tienen sede en Colombia. Una vez encontrado el canal de comunicación, pedimos reunirnos con alguien que tuviera poder de decisión dentro de la congregación y logramos una prórroga de seis meses hasta el 30 de septiembre”. Con esto, tienen menos de tres meses para encontrar un nuevo espacio.
Al ser consultados sobre la situación, las autoridades municipales manifestaron estar al tanto del conflicto. “Le vamos a dar una mano para alquilar un nuevo lugar”, afirmó a este medio el secretario de Desarrollo Humano, Nicolás Gianelloni, quien coincidió con Locatelli en que "está complicado conseguir un espacio para alquilar".
El funcionario aclaró que desde el municipio estáb "tendiendo redes y ayudando en la búsqueda, junto con otras empresas y otras instituciones" y que como el refugio trabaja estrictamente en temporada invernal, "tenemos un tiempo después de septiembre para prepararnos para el año que viene. Obviamente que les vamos a dar una mano, la idea es que ellos sigan siendo parte de los lugares de alojamiento" de personas en situación de calle.
Por ahora los voluntarios lograron conseguir que le prestaran un galpón ubicado en la zona oeste para trasladar los elementos de utilería del lugar: colchones, muebles, heladera, cocina, decenas de mantas y frazadas, entre otros materiales que deben encontrar lugar después de septiembre, una vez caído el convenio. “Eso nos alivia un poco, pero la situación es la misma. No tenemos un lugar cerrado para seguir funcionando el año que viene”, dijo Locatelli.
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El inmueble requerido por la organización necesita ser espacioso, con la posibilidad de tener subdivisiones, ambientes amplios y una cocina de proporciones importantes: “No nos ponemos muy pretenciosos, pero no nos sirve una casa de un solo dormitorio. Necesitamos varias habitaciones, un baño grande. Después nosotros nos haremos cargo de las reformas que haya que hacerle”.
La red de espacios que brindan un lugar caliente y cómodo a las personas sin hogar para dormir durante la noche está compuesta por cinco refugios, dos casas de asistencia municipales y los lugares de asistencia sanitaria. La Municipalidad expandió la capacidad de atención en el marco del operativo invierno en un 50%. Sin embargo, Gianelloni reveló a este diario que todos los establecimientos están a tope, mientras que la población de personas en situación de calle se amplió en igual porcentaje respecto del año pasado.
Puntualmente, el refugio Sol de Noche tiene la capacidad de albergar a 35 personas, con un público objetivo de varones mayores de 45 años. Locatelli sostuvo que “cuando yo era chico, la idea del croto o del linyera era del hombre mayor, el viejo borrachín. Hoy en día eso cambió. Tenes, sobre todo, chicos que vienen de una familia estándar que fueron corridos por sus parientes por una cuestión de consumos problemáticos. No nacieron en la calle”.
“La población de las personas que no tienen hogar está compuesta por diferentes realidades, pero tenés casos de entre 25 y 30 años que tienen que ver con consumos problemáticos. Después de los 35, en general está relacionado a problemáticas más familiares, de deudas o de salud mental”, apuntó el referente solidario.
Locatelli subrayó que “hay una realidad palpable. Si caminás por la calle, vas a ver mucha gente en situación de calle. Esto tiene que ver con una cuestión económica que desde la pandemia a esta parte, muchas familias no llegan a sostener un alquiler formal. No pueden sostener ni siquiera una pensión. No es tan difícil como uno cree quedar en situación de calle”. Y añadió que la persona que queda sin un hogar o sin un lugar al cual ir “puede estar atravesada por un montón de situaciones, pero es real que en los últimos años hay un aumento de las personas en situación de calle. Hoy vemos más mujeres y chicos, cuando antes era muy raro que la mayoría no fueran hombres mayores”.
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