Un gravísimo caso de abuso sexual dentro una casa de alojamiento transitorio que depende de la Dirección Provincial de Niñez de la Provincia salió a la luz en las últimas horas luego de que un acompañante terapéutico del organismo, de 34 años, fuera imputado por abusar sexualmente de una nena de 12, entre 2015 y 2016. La víctima, hoy de 18 años, narró el hecho en noviembre ante operadores de Niñez, pero en ese momento se omitió formalizar la denuncia. Hace poco tiempo, se topó con el agresor dentro de las oficinas de Niñez, en cortada Ricardone y Corrientes, y se activó la investigación. Ante la gravedad institucional del caso, un juez hizo un severo llamado de atención, dejó reservas sobre la probable responsabilidad de funcionarios del área y notificó al gobernador Omar Perotti.
“En función de la gravedad institucional de los hechos atribuidos al imputado y las evidencias aportadas por el fiscal, se pone en conocimiento al gobernador de la omisión de denunciar el caso por parte de funcionarios de jerarquía de la Dirección Provincial de Niñez, sin perjuicio de las actuaciones que inicie el Ministerio Público de la Acusación (MPA) por la posible comisión de delitos de acción pública”, indicó el magistrado.
Ese tramo final de la resolución del juez Gonzalo López Quintana es contundente y abre una abanico impensado de consecuencias en relación a un hecho aberrante que se conoció en las últimas horas: el abuso sexual del que fue víctima una nena dentro de un centro de alojamiento transitorio, donde fue derivada un año antes por una medida excepcional de Niñez.
Los hechos salieron a la luz ahora, pero ocurrieron entre 2015 y 2016 en la Casa de la Música, como se conoce al alojamiento de calle San Juan al 600. Según la denuncia que está en manos del fiscal Ramiro González Raggio, de la Unidad Especial del Delitos Sexuales, la víctima fue sometida por quien debía cuidarla y ser su acompañante terapéutico.
Se trata de un hombre identificado como Daniel Augusto A.C, empleado de la oficina local de la Subsecretaría de Niñez. Los hechos fueron narrados por la víctima en noviembre de 2020 a quienes son sus actuales acompañantes, que la impulsaron a relatar los hechos en ese momento a personal de Niñez.
Todo se desmoronó para M. cuando en esa época fue a la sede del organismo para una entrevista con Patricia Virgilio, la titular del área, y se topó con su abusador, que trabajaba en la oficina de la cortada Ricardone. Entonces le preguntó a su asistente del momento si lo conocía. “El abusó de mi”, confesó la chica y entró en crisis de nervios.
Esa persona contuvo a M., quien relató lo ocurrido. “Yo tenía 12 años y era muy chica, lo hice obligadamente”, le contó a su acompañante terapéutico, quien le advirtió que eso podría llegar a ser una situación de abuso y que se podían tomar cartas en el asunto.
Cuando entraron a la reunión, M. tomó coraje y narró las agresiones ante una asistente de la Subsecretaría de Niñez. Es más, le recordó que los abusos ocurrieron en la sede de la institución, que se conoce como la Pensión de la Música.
Inexplicable
A pesar de que un equipo técnico de Niñez ya estaba al tanto de la gravísima situación, nunca se motorizó la denuncia penal. Es más, el sospechoso siguió trabajando en otras instituciones y residencias donde son derivados niños con medidas excepcionales que controla el Poder Judicial.
Sin embargo, el caso recién llegó a la Fiscalía el 14 de abril pasado, tras una presentación de la subsecretaria de Niños, Niñas, Adolescencia y Familia, Alejandra Fedele, y la directora Provincial de Promoción de Derechos de Niñez, Adolescencia y Familia, Patricia Virgilio.
Tras acumular testimoniales, informes médicos, registros, pericias psicológicas y clínicas de la víctima, que dieron dieron marco a la grave denuncia, el fiscal Raggio decidió avanzar en la imputación contra el acompañante terapéutico. Tras tras ser notificado, el hombre se presentó el miércoles pasado en la sede de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), donde quedó detenido.
Este sábado fue trasladado al Centro de Justicia Penal (CJP) para la audiencia imputativa. En ese marco, el fiscal relató los hechos. Describió que los abusos ocurrieron entre los años 2015 y 2016, dentro del Instituto de Educación Musical (San Juan 764-786), que funciona como centro de alojamiento transitorio bajo la órbita de la Dirección Provincial Niñez, Adolescencia y Familia.
Según las constancias, los abusos ocurrieron mientras el acusado “se encontraba prestando funciones en ese organismo como acompañante en el turno de 20 a 8, y estaba encargado de la guarda de la niña M., mientras la misma se encontraba al amparo de una medida de protección excepcional desde junio de 2011, ordenada por la ex directora Mónica Varetto.
De acuerdo al relato del fiscal, el hombre “abusó sexualmente en al menos tres oportunidades de la niña, cuando tenía entre 12 y 13 años, sin que ella pudiera consentir libremente la acción. Los vejámenes, según la acusación, se concretaron durante la noche, cuando el imputado aprovechaba para ingresar al dormitorio de M”.
Allí, de manera sigilosa se acostaba en una cama contigua, la obligaba a tener relaciones sexuales y le tapaba la boca para que no gritara. "Por las circunstancias, reiteración y duración, se trató de un sometimiento gravemente ultrajante para la víctima”, consideró el fiscal.
El fiscal calificó la conducta del operador de Niñez como “abuso sexual gravemente ultrajante por ser el encargado de la guarda en calidad de autor”. Y solicitó la prisión preventiva por 90 días. La defensa, ejercida por el abogado Eduardo Llacza, se opuso al encuadre legal y solicitó la libertad de su cliente previo pago de fianza con una serie de restricciones.
El juez avaló los términos de la imputación del fiscal, rechazó los planteos de la defensa y ordenó la prisión preventiva efectiva del operador de Niñez hasta el 22 de septiembre. El magistrado no pasó por alto las derivaciones institucionales que pueden acarrear los hechos
Y en un párrafo de su resolución ordenó poner en conocimiento de gobernador de “la omisión de denunciar el caso por parte de funcionarios de jerarquía de la Dirección Niñez, sin perjuicio de las actuaciones que pudiera iniciar la Fiscalía por la posible comisión de delitos de acción pública”.
Heridas que nadie quiso advertir
La historia de la niña es la muestra de una flagrante cadena de deficientes abordajes en relación a situaciones sensibles que atraviesan chicos vulnerados, puestos en manos del Estado, y cuyas vidas se deciden desde un escritorio. En diciembre de 2018 se le constataron heridas cortantes autoinflingidas en antebrazo izquierdo, lesiones cortantes y cicatrices de viejas heridas. Un mes antes ingresó al hospital por intento de suicidio. En una segunda internación por orden de un tribunal de Familia, un equipo interdisciplinario advirtió que había sido internada “sin criterio clínico, solo para resolver una cuestión habitacional, lo cual vulneró sus derechos”. Y advirtieron a Niñez por “desoír cuestiones relacionadas a los acompañantes personalizados, y que en caso de decidir un reemplazo, que no sea varón, porque se sentía “muy incómoda” por su historia personal.