La primera consulta con el ginecólogo o ginecóloga adquiere un gran valor en el marco del desarrollo de las niñas, preadolescentes y adolescentes. En general, son las madres las que sienten cierta inquietud sobre el tema y se preguntan cuál es el mejor momento para que suceda.
¿Hay una edad o situación indicada o recomendada? Sociedad habló con dos especialistas rosarinas sobre la importancia de ese primer encuentro que suele provocar dudas, algunos temores, y sobre el que sobrevuelan muchos mitos.
Mariela Giraudo, tocoginecóloga _quien desde hace años trabaja en el área de salud pública de la Municipalidad de Rosario y pertenece al Grupo Salud de la Mujer_ y Berenice Macagno, ginecóloga _integrante del staff del Centro de Mastología de Rosario (Cema) quien también está en salud públcia municipal_ coincidieron en que no hay una edad determinada desde el punto de vista médico para sacar turno por primera vez sino que va a depender de un montón de factores. Uno muy importante: el deseo de que la paciente quiera ir.
“Siempre está bueno que no venga obligada”, reflexiona Mariela Giraudo, y agrega: “En ocasiones las mamás, que son las que más interés muestran, traen a sus hijas que no quieren saber nada. Si bien en la primera consulta no se hace un examen clínico (salvo una necesidad puntual), sino que es más bien una charla, si la paciente no está a gusto no sirve de mucho”.
Berenice Macagno señala que “no hay un momento establecido o edad”. La médica comenta que muchas veces, la primera consulta ginecológica está relacionada con la necesidad de la paciente de saber un poco más sobre cómo funciona el cuerpo y aclarar algunas dudas. “Con la Educación Sexual Integral (ESI) ya hay muchas cuestiones que vienen hablando en las escuelas, entre pares, data que encuentran en google, sin embargo, eso no quita que surjan inquietudes. A veces, justamente, se despiertan preguntas y está buenísimo que hablen con un profesional”.
La primera menstruación suele ser un motivo que aliente a las familias a consultar con un especialista en ginecología, pero en también es real que el pediatra o la pediatra están en perfectas condiciones de charlar esto con la niña o preadolescente.
“El malestar físico o emocional que puede generar la menarca (primera menstruación), los dolores, las dudas sobre cómo contener el sangrado pueden alentar al adulto a traer a una nena al consultorio ginecológico.
En general la primera menstruación se presenta entre los 9 y los 15 años. Desde hace un tiempo, pero particularmente pospandemia, se está viendo un adelanto en la aparición del primer sangrado. “Notamos que hay un corrimiento y se adelanta un poco en algunos casos. Si antes el promedio era alrededor de los 12 o 13, ahora vemos que sucede un año antes”, menciona Giraudo.
La aparición de flujo vaginal que pica o molesta suele ser otro aspecto común en la primera visita.
Cuando se trata de niñas que asisten al ginecólogo lo hacen en compañía de sus mamás, hermanas mayores, tías y rara vez con el padre. Si ese primer período menstrual sucede más cerca de los 14 o 15 años no es tan raro que las chicas vayan solas o con alguna amiga. Además, ya en ese momento, suelen consultar también por métodos anticonceptivos.
La ley establece que a partir de los 14 años una mujer puede ingresar al consultorio sin necesidad de la compañía de un adulto.
Dentro del consultorio
“Cuando llegan voluntariamente a sacar un turno en general es por anticoncepción. Preguntan qué método es el más recomendable. Es cierto que a veces vienen muy decididas porque es algo que investigaron y charlaron previamente, y otras, realmente quieren saber qué le recomienda una como profesional”, menciona Macagno.
“Siempre contesto que estoy para dar información y aclarar dudas pero que el mejor método anticonceptivo será el que cada una elija. Es decisión de la mujer. Desde ya que a partir de lo que conversamos se elabora una historia clínica y se descarta algún método que por algún motivo no sea el indicado pero eso pasa pocas veces, por lo tanto, en general, el abanico de posibilidades es bastante amplio y pueden elegir”, indica la especialista.
Ambas profesionales destacan que la primera consulta es relevante y lleva tiempo. Se tiene que generar una confianza entre médico y paciente. Más allá de que cada vez hay más información circulando, lo que se charla en ese consultorio suele tocar cuestiones sensibles, vinculadas a la intimidad, la historia, el presente y la emocionalidad.
Giraudo, que atiende desde hace 17 años en el centro de salud Parque Sur (zona sudoeste) comenta que aunque la información abunda no es raro que aparezcan en la consulta cuestiones que las chicas tienen internalizadas como verdades cuando en realidad están confundidas. “Me pasa de tener que preguntar ¿y eso de dónde lo sacaste? Porque hay mitos, porque se instalan temas entre amigas que no están basados en cuestiones científicas sino en cosas que simplemente circulan. Por eso les sugiero que cuando vengan traigan anotadas las preguntas, que lo hagan con libertad, me gusta que sepan que estamos para acompañarlas en todo este proceso del crecimiento”.
Las expertas destacan que el ginecólogo o ginecóloga suele ser un médico de referencia para las mujeres desde que son pequeñas y durante toda la vida. “Si logramos establecer esa confianza probablemente acudan a nosotras por distintos temas relacionados con la salud y no sólo lo ginecológico. En la consulta, en la charla, surgen un montón de cosas y a veces somos las que derivamos a otros profesionales”.