Luego de conocerse la triste noticia de su cierre el mes pasado, los compradores de la propiedad donde se ubicaba el bar Pasaporte tomaron posesión y quieren alquilarlo a alguien que tenga un proyecto gastronómico que le devuelva la magia al histórico local frente a la ex Aduana. La estructura, si bien necesita inversión, está casi intacta y ya la están mostrando a interesados.
El martes pasado, los nuevos dueños recibieron formalmente las llaves del inmueble. “Inicialmente le vamos a poner cartel de alquila para que tome la posta algún gastronómico que tenga ganas de revitalizar la esquina. Una de las opciones es mantener la esencia, pero dependerá de quién venga”, contó a La Capital Tomás Baravalle, uno de los socios compradores.
La magia intacta
La primera impresión tras el traspaso es que la estructura del bar sigue en pie. La madera, los separadores y la barra se conservan, lo que permite que quien quiera continuar con la tradición tenga la base material y simbólica para hacerlo. “La estructura en general sigue, y la mística está en pie. Si el nuevo inquilino quisiera darle continuidad, podría hacerlo”, remarcaron.
El espacio tiene un valor estratégico: es una de las pocas ochavas de la ciudad que puede funcionar tanto de día como de noche. Frente a la ex-Aduana, con atmósfera diurna y nocturna, se trata de un punto icónico que puede volver a brillar si cae en manos de alguien idóneo y pionero en el rubro gastronómico, que es lo que están buscando los nuevos propietarios.
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Perfil gastronómico
El interés existe: en apenas un día de exhibición ya se concretaron varias visitas, en algunos casos de actores de peso del mapa gastronómico local, y hay otras tantas más programadas para esta semana, incluso de potenciales inquilinos que llegan desde Buenos Aires. “Se puede armar algo lindo, hay mucho entusiasmo”, señalaron.
La Municipalidad también manifestó su interés en que el espacio vuelva a estar activo, con la idea de acompañar el proceso de reapertura dada la importancia del lugar como ícono. En paralelo, los propietarios recibieron propuestas no gastronómicas, incluso de una farmacia, pero la prioridad es encontrar un proyecto que le devuelva a la esquina el pulso cultural y social que alguna vez tuvo.
La antigua casona es patrimonio histórico y cultural de la ciudad en su totalidad, por lo que debe conservarse tanto su fachada como su estructura interna. De a poco crece la expectativa por lo que vendrá en esa bellísima esquina. Algo es seguro: sin dudas seguirá siendo una de las postales más europeas de Rosario y que atesora miles de recuerdos y anécdotas.
El deseo de muchos es que Pasaporte vuelva a ser la esquina parisina que supo ser durante casi 40 años, con vida propia, abierto a la ciudad y cargado de historias, rodeado de adoquines y mirando a la Fuente de las Utopías.