¿Quién dijo que para jugar hace falta una pantalla? A veces alcanza con salir a caminar, abrir los ojos y dejarse sorprender por lo que siempre estuvo ahí. Esa es la invitación de la Buscaminata, la propuesta de Silke Van Den Bosch, una belga que eligió Rosario como casa y que ya se siente parte de la ciudad. “Hace once años que vivo en Rosario y me autopercibo rosarina ”, confesó entre risas.
La idea nació casi sin querer. Silke empezó a recorrer el bulevar por cuestiones de salud y descubrió que bajar la velocidad también le abría un mundo nuevo. “La rutina te lleva a no prestar atención a los detalles. La idea de la Buscaminata es volver a mirar el entorno, todo eso que siempre estuvo pero no vemos”, explicó en diálogo con Carlito y Monumento, el programa matutino de Brindis TV.
Cómo se juega
La mecánica es tan sencilla como atrapante. Con un formulario en mano, los jugadores reciben fotos de detalles escondidos a lo largo de Oroño, entre el río y Pellegrini. “En la primera hoja hay que completar y en las otras aparecen fotos del bulevar. Hay que encontrarlos, anotar la altura y después ordenarlos”, detalló. No hay apuro: cada formulario tiene tres meses de validez. “La Buscaminata es un elogio a la lentitud. No se trata de completarla en una sola vuelta, sino de ir de a poco, tomarse el tiempo y redescubrir Oroño”.
De Bélgica a Rosario, con escala en la infancia
El germen de la propuesta está en una tradición familiar: de chica, sus padres la llevaban a participar de juegos similares en Bélgica. “La propuesta surge de una tradición familiar. Mis papás me llevaban a hacer juegos parecidos y ahora encontré la forma de traerlos a Rosario”, contó.
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En principio pensó que solo la jugarían sus amigos, pero el boca a boca no fue suficiente. Hasta que un reel en redes lo cambió todo. “El juego nació pensando en que lo iban a jugar mis amigos y, con suerte, amigos de mis amigos, y se empezó a viralizar. La digitalidad y las pantallas, que yo intento bajar con este juego, me regalaron visibilidad”.
Una ciudad que juega
El entusiasmo creció rápido. “La respuesta de los rosarinos fue increíble. Muchos me dicen que es algo nuevo, divertido y accesible, porque no necesitás más que ganas de caminar y observar”, aseguró. La dinámica también incluye premios: quienes completan el formulario lo depositan en un buzón y participan de sorteos. “Tenemos vouchers de vino, desayuno, librería, libros y un premio de la artista Flor Balestra”.
Más allá de los obsequios, lo que propone la Buscaminata es otra manera de estar en Rosario. “Me gusta pensar que ponemos a jugar a toda una ciudad”, dice Silke, convencida de que la experiencia no se agota en una caminata. También implica recuperar la conversación cara a cara: “Mi mayor desafío fue explicar el formato. Esto vuelve a lo analógico: llenar un formulario, charlar con el kiosquero, dejarlo en un buzón”.
Lo que viene
La creadora ya imagina nuevos recorridos por peatonal Córdoba, el casco histórico o las galerías del centro. Porque, al fin y al cabo, Rosario está llena de rincones que merecen ser descubiertos con otros ojos. “Mi idea es seguir creando otros recorridos. Rosario tiene muchísimo para descubrir”, anticipó.
Y detrás de todo, la ciudad que la adoptó: “Lo que más me enamoró de la ciudad fue la gente. La calidez humana es diferente a Bélgica”, subrayó.
Para quienes quieran sumarse, Silke suele ubicarse los fines de semana en Oroño y comparte las coordenadas en @buscaminata. El plan está servido: caminar, jugar y, sobre todo, volver a mirar.
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