A pocos días de cumplirse seis años del atentado terrorista en el que murieron cinco rosarinos en Nueva York, Martín, el hijo Hernán Mendoza, una de las víctimas fatales, hizo públicas dos emotivas cartas en las que lo recordó con afecto. La primera fue redactada en ocasión de haberse conocido la sentencia a cadena perpetua contra el terrorista uzbeko Sayfullo Saipov, quien atropelló con una camioneta al grupo de ex alumnos del Politécnico en una bicisenda de Manhattan: "¿Se imaginan la tristeza de crecer sin un padre, sin poder volver a abrazarlo?". El texto fue parte de los que se leyeron en la Corte neoyorquina en mayo pasado. En tanto, ahora, en vísperas del aniversario del hecho, el adolescente, próximo a terminar la secundaria, agregó un segundo texto: "La incertidumbre y el dolor pueden transformarse en motores poderosos de desarrollo personal y enriquecimiento de la vida a pesar de todo".
El 31 de octubre de 2017, Saipov colisionó contra el grupo que había viajado a celebrar los 30 años de egresados del tradicional colegio rosarino.
El próximo martes, en conmemoración de un nuevo aniversario, familiares y allegados a las víctimas que habían viajado a Estados Unidos a celebrar los 30 años de egresados del Politécnico realizarán un acto sencillo que consistirá en una reunión frente a los cipreses de Puerto Norte, el espacio público donde se los recuerda en la costa rosarina.
El atentado terrorista se cobró las vidas de Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferruchi. El resto del grupo estaba integrado por Ariel Benvenuto, Juan Pablo Trevisán, Iván Brajkovic, Guillermo Banchini y Martín Marro, quienes resultaron heridos en el demencial ataque.
El último año transcurrido fue muy fuerte para los familiares y, por supuesto, para Martín, quien lleva tatuada la firma de su padre en el brazo. Tuvieron que transitar el juicio al terrorista en los estrados neoyorquinos, escuchar declaraciones y su descargo. Un tribunal integrado por ciudadanos consideró que Saipov debía quedar en prisión por el resto de sus días, y fue condenado a prisión perpetua.
La que sigue es la carta que escribió Martín, en mayo pasado, y a la que tituló "Mi realidad":
"Una tarde que estaba llena de alegría y emociones, volviendo de haber disfrutado un viaje escolar, se convirtió en el momento menos esperado. En la escuela me recibieron mi mamá y mi tío para darme las palabras que nunca nadie quisiera oír, convirtiéndose en la noticia más terrible que jamás recibí. Mil emociones corrieron por mi piel, nublando mi cabeza, no podía comprender lo que acababa de escuchar, invadido por el miedo y el desamparo de la pérdida, intentaba asimilar que ya nunca nada volvería a ser igual; y de la peor manera, la muerte de mi padre, cambió mi vida para siempre".
"Esa noticia golpeó a un niño, ese que nunca dejó de ser, un niño que perdió la ingenuidad e inocencia en un solo instante . Un niño inmerso en la comodidad y la certeza de mi vida cotidiana, desde la cual muchas veces no era apto para entender el mundo fuera de mi infancia. Quizás también por esa inocencia infantil, la cual muchos niños usan de coraza para protegerse de situaciones o adversidades de la vida. ¿Se imaginan la tristeza de crecer sin un padre, sin poder volver a abrazarlo?, o ¿se imaginan el temor a perder esos recuerdos felices de la infancia por el trauma causado?
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Desde aquel día busco comprender la crueldad y el odio que mueve a los terroristas. Surgen preguntas sin respuestas, la frustración y el dolor me invaden. Me siento desconcertado e incompleto, como si me hubieran arrebatado una parte de mi y de mi historia. Mi padre era una persona muy importante para mí, que me crió con amor desde que nací".
"Todos los días trato de entender el por qué o el cómo es que alguien pudo arrebatarle la vida. Este trágico hecho me quitó miles de experiencias y la posibilidad de vivir un futuro con mi papá. Cada día crecen las ganas de compartir con él una comida, un partido de fútbol, mi graduación o cualquiera de mis metas en la vida. Soñando con lo que no fue ni será. Guardando todo lo vivido con él en el único lugar donde para mí sigue vivo, mi memoria. Para concluir, quiero agradecerles el tiempo y atención en la escucha, mostrándoles cómo esto afecta en la vida cotidiana de las víctimas. Y que el amor venza al odio, hoy y siempre".
Hace pocas horas se agregó una segunda carta a pocos días del aniversario de la fatídica jornada:
"Para comprender mi realidad, en toda su complejidad, es esencial retornar a mi infancia, ése periodo de mi vida en el que pasaba mis días sumergido en el asombro, en la búsqueda del conocimiento, la experimentación y el constante descubrimiento. Mis preocupaciones se limitaban a las alegrías y desafíos propios de la niñez; la inocencia infantil y su habilidad para protegernos de las adversidades y los misterios de la vida, era mi refugio, en donde vivía feliz".
"Sin embargo cuando me acercaba a la adolescencia experimenté un cambio personal significativo. El destino me empujó fuera de mi zona de confort y me vi obligado a enfrentar una realidad muy compleja, esa situación límite me forzó a salir de mi mundo de niño antes de lo pensado. De manera abrupta generó cambios repentinos e inesperados y me llenó de dudas y cuestionamientos. Dejé atrás la comodidad y mi inocencia y me vi inmerso en la incertidumbre".
"La duda se convirtió en mi compañera constante y aunque inicialmente me sumió en la confusión también se convirtió en una herramienta valiosa para la reflexión y el autoconocimiento. Esta incertidumbre me ayudó a comprender, a aceptar y a hacerme más fuerte. Aprendí a ver los cambios como oportunidades para crecer y evolucionar, en lugar de obstáculos insuperables".
"Hoy puedo darme cuenta, a pesar de mi dolor, de mis vacíos, de mis ausencias y de mis inseguridades, que la complejidad de todo lo vivido se convirtió en los pilares de mi comprensión sobre la vida. Estas experiencias me moldearon en la persona que soy hoy y me han permitido abrazar la complejidad del mundo.
"Transforme mi mentalidad, la hice más apta para comprender lo que sucedió con nosotros; cultive una actitud abierta hacia el mundo y sus cambiantes facetas. Todos los días busco convertirme en un individuo menos incompleto. Cada desafío y cada pregunta sin respuesta las he convertido en oportunidades para profundizar mi conocimiento y forjar una conexión más significativa con mi propia existencia, para una continua comprensión de la realidad".
"En última instancia, quizás mi historia es un testimonio de como la duda, la incertidumbre y el dolor pueden transformarse en motores poderosos de desarrollo personal y enriquecimiento de la vida a pesar de todo".