Cientos de miles de residentes de Luisiana soportaban el calor sin electricidad ni agua potable, con muy poco combustible y sin una idea clara de cuándo podrían mejorar las cosas, luego del paso del huracán Ida. Mientras tanto, la alcaldesa de Nueva Orleans, la ciudad más grande del Estado, declaró toque de queda nocturno para prevenir una oleada de crimen.
En muchas localidades de Luisiana se podía apreciar un panorama similar: había largas filas que daban vuelta a la manzana en las pocas estaciones de servicio que todavía tenían nafta para vender, con generadores para hacer funcionar las bombas. La gente sacaba de las heladeras su comida echada a perder. Los vecinos compartían generadores y se prestaban baldes de agua de las piscinas para bañarse o limpiar los inodoros.
"Tenemos mucho trabajo por delante y ninguno está pensando que va a ser un proceso corto", dijo el gobernador, John Bel Edwards, mientras empezaban las labores de limpieza y reconstrucción en la región empapada bajo el agobiante calor veraniego.
Las autoridades de Nueva Orleans anunciaron siete lugares en la ciudad donde la gente podía acudir en busca de comida y para refrescarse con aire acondicionado.
Edwards dijo que las autoridades estatales también trabajaban para colocar sitios para distribuir alimentos, agua y hielo, pero que eso no comenzaría el martes. La oficina del gobernador también afirmó que estaban discutiendo establecer estaciones de enfriamiento y lugares donde la gente con oxígeno pudiera conectar sus máquinas, pero de momento no proporcionó detalles sobre cuándo podrían estar en funcionamiento.
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Más de un millón de viviendas y negocios de Luisiana y Mississippi, incluida toda Nueva Orleans, se quedaron sin electricidad cuando Ida, con sus vientos de 240 kilómetros por hora, derribó el domingo una torre de transmisión importante, así como miles de kilómetros de líneas y cientos de subestaciones.
Aproximadamente 25.000 trabajadores estaban abocados a restablecer el suministro de electricidad, pero las autoridades señalaron que podría tomar semanas completar la tarea.
Algunos lugares también enfrentan escasez de agua potable debido a que las plantas de tratamiento están inundadas o están paralizadas por los cortes de electricidad. Alrededor de 441.000 personas en 17 condados no tienen agua y más de 319.000 estaban bajo aviso de hervir el agua antes de consumirla, dijeron funcionarios federales.
El número de muertos por el paso de la tormenta aumentó a por lo menos cuatro en la región, incluidas dos personas que fallecieron el lunes por la noche cuando siete vehículos cayeron a un socavón de seis metros de profundidad cerca de Lucedale, Mississippi, donde una autopista había colapsado luego de las lluvias torrenciales. Edwards dijo que es previsible que se confirmen más muertes.
Ataques de animales
En Slidell, los rescatistas buscaban a un hombre de 71 años que fue atacado por un caimán que le arrancó el brazo mientras caminaba por las inundaciones provocadas por Ida. Su esposa lo arrastró hasta las escaleras de la casa y se alejó remando en busca de ayuda pero, cuando regresó, el hombre había desaparecido.
Los funcionarios de vida silvestre alertaron sobre la presencia de osos, víboras, caimanes y jabalíes, los cuales estarán buscando comida luego del paso de la tormenta.
A las penurias se sumaban las altas temperaturas. Se emitió una alerta de calor para Nueva Orleans y el resto de la región, luego de que los meteorólogos dijeron que la combinación de altas temperaturas y humedad podría provocar que la sensación térmica fuera de 41 grados el martes y mayor el miércoles.