El Tribunal Constitucional de Francia aprobó la reforma previsional del presidente Emmanuel Macron y rechazó el recurso contra la medida presentada por la oposición. La decisión judicial desató una nueva tanda de protestas de la izquierda, que en muchos casos derivaron en actos de vandalismo.
La reforma del Sistema Nacional de Pensiones fue aprobada el pasado 16 de marzo por decreto presidencial por Emmanuel Macron. Ayer, a la vez que rechazó el recurso contra la reforma el Constitucional francés rechazó asimismo una petición de convocatoria de un referéndum nacional, presentada por la izquierda y y la extrema derecha.
Se trata de una victoria importante para el presidente de la República francesa. En su sentencia, el alto tribunal matiza la aprobación, censurando aspectos parciales de la reforma e introduciendo un factor de posibles tensiones. La decisión esencial del Constitucional permitirá a Macron promulgar la ley con relativa celeridad, mientras que la totalidad de los sindicatos siguen pidiendo que renuncie a la reforma.
El Constitucional, llamado Consejo de Estado, debía dictar sentencia en dos cuestiones capitales. La primera, para aprobar o rechazar el proyecto de reforma del Sistema Nacional de pensiones. El Constitucional aprobó la medida esencial de la reforma: retrasar de 62 años a 64 años la edad de jubilación, la más baja en la Unión Europea. Es una victoria importante para el presidente. Pero dejó en suspenso matices significativos de la reforma, por lo que Macron deberá decidir si suprime esas medidas o intenta negociar su reforma.
En cuanto a la segunda sentencia, si aceptar o rechazar las primeras peticiones de convocatoria de una referéndum nacional presentadas por la oposición de extrema izquierda y extrema derecha, el Constitucional falló en contra de la demanda, privando a la oposición de un recurso poderoso. Empero, el tribunal aplazó hasta primeros de mayo una última sentencia sobre una tercera demanda de convocatoria de un referéndum de iniciativa popular.
El gobierno "toma nota de la decisión del Consejo Constitucional", declaró la Presidencia en un comunicado. "Con esta reforma, nuestro sistema de pensiones estará equilibrado en 2030", se afirma. El gobierno subraya que "de los 36 artículos del proyecto de ley, 30 han sido validados totalmente, 2 parcialmente y 4 considerados como que no deben incluirse en una ley de financiación de la seguridad social". El texto lo firma la primera ministra Elisabeth Borne.
Antes de conocerse el fallo del Constitucional, Emmanuel Macron propuso reunirse con los sindicatos la próxima semana para discutir el futuro de la reforma. La CGT, sindicato de origen comunista, sigue reclamando la retirada completa de la reforma. La CFDT, el mayor sindicato de Francia, también comparte el rechazo total, aunque en términos menos belicosos. Todas las organizaciones sindicales anuncian nuevas movilizaciones contra la reforma, coincidiendo con el 1º de mayo. Así pues, la “guerra de las pensiones” no ha terminado, pero Macron ha ganado una batalla muy importante.
En nombre del gobierno, la primera Elisabeth Borne reaccionó con visible alegría a la sentencia: “El Constitucional ha juzgado que la reforma respeta la Constitución, en el fondo y la forma. El texto llega, al fin, a su proceso democrático. No hay ni vencedores ni vencidos. Debemos seguir dialogando”.
Reacciones
Las primeras reacciones de los adversarios de Macron y su reforma confirmaron la prolongación indefinida del conflicto. Desde la extrema derecha, Marine Le Pen aceptó la sentencia, pero anunció una “guerra popular sin cuartel”: “la sentencia del Constitucional cierra la secuencia institucional. La suerte política de la reforma sigue siempre en suspenso: el pueblo tendrá la última palabra; el pueblo debe preparar la alternancia, para revocar, en su día, esta reforma inútil e injusta”. Le Pen es la gran beneficiaria de la crisis, y aspira a liderar la oposición popular contra Macron. Desde hace varias décadas, del 30 al 35 % de los obreros franceses votan a la extrema derecha.
Desde la extrema izquierda, Jean-Luc Melenchon, reaccionó: “La decisión del Constitucional muestra que este tribunal está más atento a las necesidades de la monarquía presidencial que a las necesidades del pueblo soberano. La lucha continúa y debemos seguir combatiendo contra una reforma peligrosa, impuesta con medios poco democráticos”. Líder de La Francia Insumisa (LFI), Melenchon, aspira a federar las oposiciones de todas las izquierdas.
Marine Tondelier, portavoz de Europa Ecología Los Verdes (EELV), comentó: “El Constitucional ha metido a Francia en un callejón sin salida democrática. No se puede gobernar contra la opinión pública y los sindicatos”, amenazó. Y Fabien Roussel, primer secretario del PCF, lanzó este llamamiento al presidente y el gobierno: “Es muy importante que no promulguen la ley inmediatamente. Hemos conseguido 4,8 millones de firmas para celebrar un referéndum de iniciativa popular. El Constitucional no dictará sentencia antes de primeros de mayo. Macron no debe precipitarse. El presidente debe comprender que se ha instalado ante un volcán social”. Olivier Faure, primer secretario del PS, reaccionó con relativa prudencia: «Vivimos una decepción, no una rendición. La lucha continuará y tomará nuevas formas de resistencia”.
A la derecha, Eric Ciotti, presidente de Los Republicanos (LR, derecha tradicional), lanzó una “invitación” a la “aceptación” de la sentencia del TC: “proponemos una gran conferencia social, entre todas las fuerzas políticas y sindicales para rehabilitar el trabajo y la concertación social”.
Las reacciones “espontáneas” y callejeras, en París y muchas capitales de provincias también fueron muy negativas a primeras horas de la noche de este viernes. Ante la alcaldía parisina, varios millares de manifestantes anunciaban convocatorias callejeras. Varios grupos se proponían prolongar la protesta en la plaza de la Concordia e iniciaron una manifestación cerca de la sede del tribunal. La fuerzas del orden reaccionaron expeditivamente. El ministerio del Interior temía una noche de vandalismo en París. En Nantes, Lyon, Burdeos, Marsella, entre otras ciudades, se multiplicaron los incidentes semejantes, relativamente menores pero muy violentos, con intervenciones puntuales de las fuerzas del orden.
El Constitucional dio a Macron una victoria importante, que, paradójicamente, coincide con una soledad política de fondo y una crisis significativa de credibilidad internacional. En la escena nacional, durante su primer mandato, Macron pudo gobernar en solitario. Pero no consiguió una mayoría sólida en su segundo mandato: su mayoría relativa está dividida en familias y micro partidos que tienen poca implantación nacional.
En la Asamblea Nacional (AN), la cámara baja del Parlamento francés, la oposición está dominada por la extrema izquierda y la extrema derecha populistas, con un presidente que tiene muchos problemas para poder legislar. El Constitucional ha ofrecido a Macron una victoria importante, que, paradójicamente, coincide con una soledad política de Macron presentó su primer proyecto de reforma del sistema nacional de jubilaciones y pensiones hace seis años, en 2017.
Aquel proyecto se abandonó sin ser aprobado. El último proyecto de reforma aprobado es una versión "light" del primero, que tardó ocho meses en conseguir el "sí" constitucional. La crisis que toma otro rumbo con la sentencia del TC confirma que la Francia de Macron es muy difícil de gobernar. Por vez primera en la historia del régimen republicano creado entre 1958 y 1962, el jefe del Estado está literalmente solo contra todos. Los presidentes De Gaulle, Pompidou, Giscard, Mitterrand, Chirac, Sarkozy y Hollande, tuvieron mayorías sólidas, partidos políticos fuertes y aliados bien implantados. El partido de Macron, Renacimiento, y su mayoría parlamentaria relativa, no tienen aliados ni figuras con gran personalidad nacional. Gobernar y legislar en minoría puede ser un amargo "vía crucis". Una situación inédita en la historia de la V República.