El 10 de septiembre, Etiopía anunciaba que había terminado el llenado de la enorme Represa del Renacimiento, sobre el río Nilo. El anuncio de Etiopía se produjo apenas 15 días después de que Etiopía, Sudán y Egipto reanudaran las negociaciones, tras una larga pausa, sobre un futuro acuerdo sobre las necesidades de agua de las tres naciones. Las necesidades de agua dulce de Egipto dependen en un 97% del Nilo. La pelea por el agua del Nilo puede ser la primera “guerra del agua” a gran escala del siglo XXI.
Egipto y Sudán temen que la enorme represa etíope, de 4.200 millones de dólares, reduzca gravemente la proporción de agua del Nilo que reciben y han pedido repetidamente a su vecino que deje de llenarla hasta que hayan llegado a un acuerdo sobre cómo debería funcionar. Pero Etiopía siguió adelante con el llenado y ahora anunció que lo había terminado. “Es un gran placer anunciar la finalización exitosa del cuarto y último llenado de la presa Represa del Renacimiento”, dijo el primer ministro Abiy Ahmed en X (Twitter). “Hubo muchos desafíos. Muchas veces fuimos arrastrados a retroceder. Tuvimos un desafío interno y presión externa. Hemos llegado uniéndonos a Dios”, dijo Abiy. “Creo que terminaremos lo que hemos planeado a continuación”, agregó.
El servicio de comunicaciones del gobierno etíope dijo que la represa, posiblemente la más grande de Africa, era “un regalo para generaciones”. “La generación heroica de hoy construirá la fuerte Etiopía del mañana sobre una base sólida”, continuó.
Pero el Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto condenó como “ilegal” la noticia de que Etiopía había llenado su Gran Represa del Renacimiento. La medida unilateral de Addis Abeba para completar el llenado de la megarepresa “pesaría” en las negociaciones con Egipto y Sudán, que se suspendieron en 2021 pero se reanudaron el mes pasado, dijo el ministerio egipcio.
A plena capacidad, la enorme represa hidroeléctrica (de 1,8 kilómetros de largo y 145 metros de alto) podría generar más de 5.000 megavatios anuales. Esto duplicaría la producción de electricidad de Etiopía, a la que actualmente sólo tiene acceso la mitad de la población del país de 120 millones.
Pero este progreso indudable para Etiopía pone en peligro la subsistencia misma de las poblaciones de Sudán y Egipto. Sudán no reaccionó de inmediato al anuncio. Sin embargo, la represa ha estado en el centro de una disputa regional desde que Etiopía inició la construcción del proyecto en 2011.
Las negociaciones entre los tres gobiernos, que se reanudaron en El Cairo el 27 de agosto después de casi dos años y medio de estancamiento, tienen como objetivo alcanzar un acuerdo que “tenga en cuenta los intereses y preocupaciones de” las tres naciones, dijo el ministro egipcio de Recursos Hídricos y Riego, Hani Sewilam, quien pidió “el fin de las medidas unilaterales”.
Egipto, que ya sufre una grave escasez de agua, ve la represa como una amenaza existencial porque depende del Nilo para cubrir el 97% de sus necesidades de agua dulce. La posición del frágil Sudán, sumido en una crónica guerra civil, ha fluctuado en los últimos años.
Etiopía asegura que el dique, que se encuentra en el noroeste del país, a unos 30 kilómetros de la frontera con Sudán, no reducirá el volumen de agua que fluye río abajo. Pero Naciones Unidas advirtió que Egipto podría “quedarse sin agua para 2025” y partes de Sudán, donde el conflicto de Darfur fue esencialmente una guerra por el acceso al agua, son cada vez más vulnerables a la sequía como resultado del cambio climático.
Pero más allá del cambio del clima, los tres países están en una región de milenario déficit de agua. Y mientras el volumen de agua dulce que genera la Naturaleza es el mismo o incluso menor que en tiempos de los faraones, la población se multiplicó enormemente: hoy Egipto tiene 112 millones de habitantes, cuando en 1950 tenía apenas 21 millones.