El comandante de la Fuerza de Submarinos, capitán de navío Claudio Villamide, se convirtió en el último militar que estuvo a bordo del ARA "San Juan" antes de que zarpara el 8 de noviembre desde el puerto de Ushuaia, en Tierra del Fuego con destino a la Base de Submarinos de la ciudad bonaerense de Mar del Plata, ocasión en que actuó como anfitrión de un grupo de funcionarios provinciales, a quienes les detalló las prestaciones del sumergible.
Villamide no forma parte de la tripulación del "San Juan", pero se trasladó especialmente desde Buenos Aires para encabezar la participación del buque construido en Alemania en los ejercicios de adiestramiento que se realizaron por esos días junto a otras embarcaciones de la flota de mar.
A bordo del buque, el comandante brindó el último testimonio del que se tenga registro, y casi de manera premonitoria se refirió a las dificultades que existen para detectar un submarino en el mar y al sistema de baterías cuya avería fue reportada por el capitán del buque en la última comunicación con la Base Naval marplatense el 15 de noviembre.
Villamide fue anfitrión de la visita que realizó al buque apostado entonces en el muelle militar Augusto Lasserre de Ushuaia, un reducido grupo de funcionarios provinciales, el 6 de noviembre, dos días antes de que zarpara.
La visita se extendió durante seis horas, e incluyó un viaje por el canal de Beagle y una inmersión durante la que los buzos tácticos aprovecharon para realizar tareas de adiestramiento. "Este submarino fue construido en Alemania y es gemelo del ARA "Santa Cruz" al que le estamos cambiando las baterías en Buenos Aires. El tercer buque es el "Salta", también diésel-eléctrico aunque con menos prestaciones", explicó Villamide a los funcionarios, entre quienes se encontraba la periodista Yamilia Pichunman, que grabó el audio. También les habló del sistema de baterías: "Debajo de donde estamos parados hay baterías. Cada una mide un metro y medio, pesa media tonelada y hay 960 en total. Son acumuladores de baja tensión, por cuestiones de seguridad, pero de mucha potencia y que necesitan ser refrigeradas", mencionó el capitán.
Después se refirió a las prestaciones del submarino y destacó como una de sus "mayores potencialidades" lo "difícil que resulta detectarlo en el mar".
"A diferencia de lo que ocurre en el aire, donde los radares son muy eficientes, debajo del mar es más difícil. Hay zonas donde los submarinos pueden ocultarse y se podría decir que son indetectados. Como si fueran invisibles, aunque no del todo, depende de las circunstancias", completó Villamide.
Luego de la visita, el jefe de submarinistas bajó de la nave y dejó a sus 44 tripulantes, 43 hombres y una mujer, listos para su próxima misión, sin sospechar que sería la última.