Estados Unidos es el último de un creciente número de países en imponer restricciones a los visitantes procedentes de China después de que Pekín eliminara abruptamente un importante impedimento a los viajes al extranjero a pesar del aumento de los casos de Covid en el país.
Los hospitales de toda China se han visto desbordados por una explosión de casos de Covid tras la decisión de Pekín de levantar las estrictas normas que habían mantenido en gran medida a raya el virus, pero que habían hundido su economía y provocado protestas generalizadas.
El drástico cambio se operó el pasado 7 de diciembre. Quince días más tarde China registraba, según datos extraoficiales, decenas de millones de casos diarios. Las autoridades dejaron de publicar datos la semana pasada, que resultaban literalmente increíbles: daban algo más de 4000 positivos y seis muertes en los primeros 20 días de diciembre. El país tiene 1.410 millones de habitantes. Según la agencia Bloomberg en base a un documento interno de la Comisión Nacional de Salud de China, el 20 de diciembre se habrían registrado 37 millones de casos positivos. Esta información nunca fue confirmada ni desmentida por China, pero el lunes pasado el presidente Xi Xinping admitió la gravedad de la situación y pidió un esfuerzo para proteger a la población. Ahora llegó el más importante período de vacaciones en China, el Año Nuevo Chino, y cientos de millones comenzaron a viajar libremente. Esto puso en alerta a las naciones que reciben flujos muy importantes de visitantes de China, como EEUU, India e Italia.
El lunes, China anunció que pondría fin a la cuarentena obligatoria a la llegada, lo que llevó a muchos ciudadanos chinos jubilosos a hacer planes para viajar al extranjero.
En respuesta, Estados Unidos y otros países anunciaron que exigirían pruebas Covid negativas a todos los viajeros procedentes de China.
"El reciente y rápido aumento de la transmisión del Covid-19 en China aumenta la posibilidad de que surjan nuevas variantes", declaró a la prensa un alto funcionario sanitario estadounidense en una reunión informativa telefónica.
Pekín sólo ha proporcionado datos limitados sobre las variantes que circulan en China a las bases de datos mundiales, dijo el funcionario, y sus pruebas e informes sobre nuevos casos también han disminuido.
La medida de EEUU se produjo después de que Italia, Japón, India y Malasia anunciaran sus propias medidas en un intento de protegerse contra la importación de nuevas variantes de Covid procedentes de China.
Pekín ha arremetido contra la "exageración, difamación y manipulación política" de los medios de comunicación occidentales en relación con su respuesta al Covid.
"Actualmente, la situación de la epidemia en China es predecible y está bajo control", declaró el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, en una reunión informativa.
Sin embargo, China sigue sin permitir la entrada de visitantes extranjeros, y la expedición de visados para turistas y estudiantes extranjeros sigue suspendida.
Pero el levantamiento de las cuarentenas obligatorias provocó un aumento del interés por los viajes al extranjero por parte de los ciudadanos chinos, que han estado en gran medida confinados en su país desde que Pekín bajó el puente levadizo en marzo de 2020.
Italia anunció el miércoles que haría obligatorias las pruebas del coronavirus para todos los visitantes procedentes de China.
La medida era "esencial para garantizar la vigilancia y la identificación de cualquier variante del virus con el fin de proteger a la población italiana", declaró el ministro de Sanidad, Orazio Schillaci.
También el presidente de Francia declaró que había "solicitado medidas apropiadas para proteger" a sus ciudadanos, y París señaló que seguía de cerca "la evolución de la situación en China".
Los cadáveres se acumulan
En primera línea de la ola de Covid en China, los hospitales luchan contra el aumento de casos, que ha afectado sobre todo a ancianos y personas vulnerables.
En Tianjin, a unos 140 kilómetros al sureste de la capital, Pekín, la AFP visitó dos salas de hospital desbordadas por pacientes enfermos con el virus. A los médicos se les pide que trabajen aunque estén infectados, dijo uno de ellos.
La AFP vio a más de dos docenas de pacientes, en su mayoría ancianos, tumbados en camillas en las zonas públicas del servicio de urgencias, y al menos a una persona muerta sacada en camilla de una sala.
"Hay que esperar cuatro horas para ver a un médico", se oyó decir al personal a un anciano que dijo tener Covid. "Hay 300 personas delante de usted".
La Comisión Nacional de Salud de China (CNS) dijo la semana pasada que ya no publicaría una cifra oficial diaria de muertes por Covid.
Pero con el fin de los testeos masivos y obligatorios, y la decisión de China de reclasificar las muertes por Covid con un criterio muy restrictivo que minimiza drásticamente las víctimas mortales, ya no se creía que esas cifras reflejaran la realidad.