Los muertos por los violentos incendios que azotan el norte de California, en el oeste de los Estados Unidos, subieron a 21, informaron ayer las autoridades, mientras centenares de bomberos trataban de controlar las llamas alimentadas por el fuerte viento, mientras ríos de vino hirviente corren por el suelo de las bodegas.
"Esta es una catástrofe crítica y grave", dijo a periodistas el jefe de los bomberos de California (CalFire), Ken Pimlott. "No vamos a salir del bosque por varios días", añadió.
Según Pimlott, tras un respiro el martes los vientos volvían ayer a retomar fuerzas, dificultando las labores para contener las llamas.
"Todavía estamos impactados por cinco años de sequía", dijo.
Once de las muertes ocurrieron en el condado vinícola de Sonoma, uno de los más afectados por el fulgurante avance del fuego y donde continuaban las evacuaciones.
Otros seis perdieron la vida en el condado de Mendocino, dos en el de Napa, y dos en el de Yuba.
Pimlott apuntó que se espera que la cifra de muertos aumente: en Sonoma hay aún 200 personas en paradero desconocido.
Los bomberos de California explicaron ayer en su cuenta de Twitter que 22 incendios arrasan actualmente el estado y que ya han quemado 69 mil hectáreas. Barrios enteros en Santa Rosa, una ciudad de 175 mil habitantes en Sonoma, 90 kilómetros al norte de San Francisco, habían quedado reducidos a cenizas. Sólo en Sonoma, más de 25 mil personas tuvieron que abandonar sus hogares. Unas cinco mil lograron refugiarse en albergues temporales, indicó el lunes la oficina del sherif.
Y más de 3.500 casas y negocios han sido destruidos, incluyendo viñedos en Sonoma y Napa, el corazón de la industria vinícola en el estado, el más poblado del país.
Y aun no hay señales de que las llamas cedan.
La policía de Santa Rosa advirtió en Facebook que los servicios meteorológicos prevén un "retorno de los fuertes vientos" esta mañana.
Pimlott dijo que 73 helicópteros, 30 aviones y cerca de ocho mil bomberos están desplegados en los esfuerzos para combatir el fuego, mientras que 324 camiones apagafuegos y otros 60 equipos de bomberos estaban en camino desde otros estados para prestar asistencia. Miles de vecinos se han visto obligados a huir de las llamas.
Ayer seguían las evacuaciones.
Varios viñedos han sido además parcial o totalmente destruidos.
Algunos seguían ayer en la trayectoria de las llamas.
El viñedo Signorello Estate quedó reducido a cenizas. Su director, Ray Signorello Jr, señaló en Facebook que los trabajadores intentaron luchar contra las llamas la noche de domingo, pero tuvieron que abandonar los esfuerzos cuando alcanzaron el edificio principal.
La explotación de vinos orgánicos Frey acabó engullida por el fuego, mientras la familia vinicultora Donelan cruza los dedos para no sufrir las consecuencias de los incendios, aunque está en la zona de evacuación. "El fuego no está para nada controlado y el viento aumenta. No hay forma de saber si estamos fuera de peligro", contó Cushing Donelan a la AFP.
santa rosa. Torrentes de vino hirviente corren bajo las bodegas.