Desde que el avión de Lamia que transportaba a los futbolistas y dirigentes del Club Chapecoense cayó, comenzaron las especulaciones sobre los motivos que provocaron la tragedia, que le costó la vida a 71 tripulantes. En los últimos días, creció la teoría que apunta al piloto Miguel Quiroga Murakami como responsable principal. Según los investigadores que apoyan esta idea, el capitán debió haber hecho una parada técnica para recargar combustible, pero decidió no hacerlo.
El diario El Tiempo de Colombia asegura que esa parada técnica le hubiese costado a la aerolínea cinco mil dólares (unos 15 millones de pesos colombianos). "Todo apunta a que esa omisión fue determinante en el peor accidente aéreo en la historia del fútbol", asegura el informe del periódico. Y usa como punto de partida que el accidente se habría producido por la falta de combustible, ya que las pericias del accidente determinaron que la aeronave, en el momento del accidente, tenía los tanques vacíos.
Pero, ¿por qué el piloto arriesgaría la vida de tantas personas por ahorrar cinco mil dólares a LaMia? Quiroga no sólo era capitán del vuelo, sino también accionista de la compañía. "La doble condición de Quiroga es, para los conocedores de la aviación, clave en el fatídico desenlace del vuelo 2933. Mientras un piloto normal sabe que llevar a puerto seguro su nave está por encima de cualquier consideración, lo más probable es que el aviador-empresario estuviera pensando también en las cuentas de un vuelo expreso que se complicó desde el primer momento y que incluso si no hubiera habido accidente podía golpear fuertemente las finanzas de LaMia", aventura el periodista de El Tiempo.
Además, asegura que el piloto también era el encargado de trazar la ruta de vuelo. Inicialmente, el avión debía partir de la ciudad brasileña de San Pablo, hacer escala en el norte de Bolivia y después sí volar hasta la ciudad colombiana de Medellín. Como las autoridades brasileñas no permitieron esa ruta, la ruta tuvo que cambiar, con la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra como única escala, pese a que la autonomía de vuelo no era la necesaria según las normas de aviación.
"Debíamos salir de Brasil, entrar a Bolivia más al norte y pasar a Medellín, pero Brasil no nos dio esa autorización para entrar a sacar pasajeros (...). Entonces tuvimos que traerlos en vuelo de ruta hasta el aeropuerto Viru Viru, de Santa Cruz", le dijo el gerente de LaMia, Gustavo Vargas, a El Tiempo.
Sobrevivientes
Por su parte, los tres futbolistas brasileños del Club Chapecoense que sobrevivieron a la tragedia aérea siguen internados en Colombia. Las buenas noticias sobre su salud llegan en cuentagotas, pero llegan. Uno de los más afectados es el arquero suplente Jackson Follman, quien tuvo que ser amputado de su pierna derecha. Ya sin estar intubado, y consciente de todo lo que sucedió, el joven brasileño de 24 años recibió la noticia de su estado de salud y, pese a que perdió la parte inferior de su pierna, reaccionó de buena manera, según contaron los médicos. "Prefiero tener la vida que una pierna. Vamos a logarlo", le dijo Follman al cuerpo médico que está a cargo de su recuperación en Colombia. Así lo revelaron Marco André Sonagli, Edson Stakonski, médicos de Chapecoense, y Ferney Tobón, director del Hospital San Vicente Fundación, en donde se encuentra internado, en Colombia. También agregaron que el arquero, al igual que sus compañeros, realiza la recuperación con apoyo de un grupo de psicólogos.
En tanto, el defensor Neto también se recupera satisfactoriamente. Evoluciona de un edema cerebral leve y de una perforación de pulmón, por lo que debe seguir bajo cuidado. Si bien sigue delicado, los médicos aseguraron que tiene buenas posibilidades de volver a jugar profesionalmente. Alan Ruschel, por su parte, se recupera de una operación de columna. En el accidente, sufrió la fractura de una vértebra, pero los médicos aseguran que puede mover sus cuatro extremidades. Según su hermana, quien lo acompaña en la recuperación, no recuerda nada de la tragedia.