A 21 años de la tragedia de Cromañón: qué paso el 30 de diciembre de 2004
El concierto de Callejeros se transformó en una masacre que dejó 194 muertos y más de 1400 heridos. ¿Podría haber pasado una catástrofe similar en Rosario?
30 de diciembre 2025·08:56hs
El incendio en Cromañón dejó una huella muy marcada en la sociedad argentina.
El predio donde funcionó República de Cromañón, que se incendió en el inicio de un recital de Callejeros el 30 de diciembre de 2004.
Un homenaje a las víctimas de Cromañón
El 30 de diciembre de 2004 se presentaba en el boliche porteño República Cromañón el grupo Callejeros, que ya había tocado en el lugar meses antes en la inauguración del local.
Cómo quedó el boliche República de Cromañón después del incendio que se cobró casi 200 vidas
El 30 de diciembre del 2004, durante un recital de la banda Callejeros, una bengala prendida por un alguien del público generó un incendio se cobró la vida de 194 personas y dejó más de 1400 heridos. Luego de la tragedia de Cromañón, la producción de espectáculos en Argentina dio un giro de 180 grados. Las reglamentaciones para shows y eventos masivos en el país se modificaron para evitar que volviera a suceder una catástrofe de esas características.
Al repasar los hechos ocurridos hace 21 años, se puede observar una sumatoria de factores que resultaron en tragedia. Por un lado, el local bailable República de Cromañón estaba habilitado para 1031 personas, pero distintas estimaciones señalan que el 30 de diciembre del 2004 había entre 3500 y 4500 presentes.
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Además, las medidas básicas de seguridad no estaban garantizadas por el locatario. Por ejemplo las salidas de emergencias se encontraban bloqueadas, los matafuegos no estaban en regla y el material de la mediasombra del techo era inflamable, lo que propagó el incendio.
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Cómo quedó el boliche República de Cromañón después del incendio que se cobró casi 200 vidas
También falló el cacheo del personal de seguridad: nadie del público debería poder entrar con pirotecnia a un recital, menos en un lugar cerrado. Cabe destacar que la gran mayoría de las muertes se produjo por asfixia, luego de aspirar los gases tóxicos del incendio.
Aunque hoy parezca lejano, el incendio de Cromañón tuvo lugar en un contexto en el que llevar pirotecnia a un concierto de rock era “normal”. Esta actividad era incluso incentivada por alguna de las bandas y una tradición entre el público. Actualmente, y por fortuna, una bengala prendida en un lugar cerrado parece algo impensable.
Cromañón marcó un antes y un después en la producción de espectáculos en la Argentina. Artistas y fanáticos tomaron conciencia, luego de las casi doscientas muertes que se cobró el incendio, de lo peligrosas que podrían resultar algunas prácticas que parecían “normales”. Además, el gobierno nacional endureció sus normativas, y tanto las productoras como las bandas musicales comenzaron a manejarse con mucho más profesionalismo.
El 30 de diciembre de 2004 se presentaba en el boliche porteño República Cromañón el grupo Callejeros, que ya había tocado en el lugar meses antes en la inauguración del local.
El 30 de diciembre de 2004 se presentaba en el boliche porteño República Cromañón el grupo Callejeros, que ya había tocado en el lugar meses antes en la inauguración del local.
Los condenados por la tragedia de Cromañón
Tras la tragedia de Cromañón, hubo cuatro juicios orales en los que fueron juzgadas 26 personas de las cuales 21 fueron condenadas y 18 de ellas fueron a prisión, incluidos miembros de la banda Callejeros. No obstante, todos los condenados ya salieron de la cárcel, la mayoría con la condena cumplida.
El único que sigue detenido en la actualidad es Eduardo Vázquez, el baterista de Callejeros, pero no por la causa de la tragedia de Cromañón: en 2010 cometió el femicidio de su esposa Wanda Taddei. Por este delito, el músico cumple una condena de prisión perpetua.
El primer juicio por la causa Cromañón fue en agosto del 2008. Allí hubo tres condenas fuertes por estrago doloso seguido de muerte. La más importante fue recibida por Omar Chabán, gerenciador del local de la calle Bartolomé Mitre 3066, a quien sentenciaron a 20 años de cárcel.
Por el mismo delito, a Diego Argañaraz, mánager de Callejeros, le dieron 18 años. Y la misma pena fue para el subcomisario Carlos Díaz por incendio culposo seguido de muerte y cohecho. Dos exfuncionarias, Fabiana Fiszbin y Ana María Fernández, recibieron condenas más leves (dos años y cuatro meses). Igual el empresario Raúl Villarreal (un año en suspenso).
En ese aquel juicio absolvieron a los músicos de Callejeros. Eran Patricio Fontanet, Eduardo Vázquez, Juan Carbone, Christian Torrejón, Maximiliano Djerfy, Elio Delgado y Daniel Cardell.
No obstante, en abril de 2011, la Cámara de Casación revocó aquel fallo inicial y consideró a los miembros de Callejeros como coorganizadores del evento. Entonces, condenaron al líder Patricio Fontanet a siete años de cárcel.
Además, hubo penas de cinco años para Juan Carbone, Christian Torrejón, Maximiliano Djerfy y Elio Delgado, mientras que a Daniel Cardell le dieron tres.
Los cambios en la cultura de rock post Cromañón
Consultado por La Capital en un aniversario anterior de la tragedia de Cromañón, Gustavo Granato, dueño de la productora All Press, empresa a cargo de los algunos de los espectáculos más grandes en Rosario, como Fito Páez en el Hipódromo, o Divididos y Ciro y los Persas en el Anfiteatro, explicó que hubo fuertes modificaciones, tanto culturales como institucionales a partir de la masacre que tomó lugar el 30 de diciembre de 2004.
Si bien existen muchas diferencias, Granato señaló en primer lugar un cambio clave en la cultura de los recitales: la pirotecnia perdió su rol protagónico en los shows de rock.
El dueño de All Press afirmó que a principios del año 2000, en Rosario también se prendían bengalas en los grandes espectáculos de rock. Por fortuna, después de Cromañón, la cultura de la pirotecnia fue desterrada, y eliminada casi por completo. A partir del 30 de diciembre del 2004, algunos artistas además comenzaron a expresarse abiertamente en contra de la pirotecnia en sus shows.
Granato recordó una oportunidad en la que Divididos estaba tocando en el Anfiteatro de Rosario en 2005, hace más de 18 años, y un fan prendió una bengala. Frente a esta situación, Ricardo Mollo, líder de la banda, decidió pausar el concierto para pedir que se apague. Este tipo de gestos por parte de los artistas comenzaron a invalidar la cultura de la pirotecnia.
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El predio donde funcionó República de Cromañón, que se incendió en el inicio de un recital de Callejeros el 30 de diciembre de 2004.
Por otro lado, con un enfoque local, el productor aseguró que, para la época de la tragedia, en Rosario las reglamentaciones eran mucho más estrictas que en Buenos Aires. Desde el año 2000 y hasta el 2024, en la ciudad rigió una ordenanza municipal particularmente estricta con los espectáculos y shows masivos. En ese marco, Granato señaló que cuando sucedió la tragedia de Cromañón, en Rosario las productoras y bandas ya estaban “aggiornados” en comparación con CABA.
Para el 2004, año del incendio en Cromañón, las normas locales ya hacían cumplir con rigurosidad una serie de requisitos de seguridad. “Había muchísimos controles, por ejemplo, en los shows tenía que haber una persona por metro cuadrado”, precisó. Por eso, cuando tras la tragedia en Buenos Aires hubo cierres masivos de locaciones que no cumplían con las habilitaciones básicas, en Rosario "el impacto no fue tan grande”, la mayoría de los espacios culturales de la ciudad ya cumplían con estas reglamentaciones.
Granato sostuvo, además, que el impacto fue muy fuerte en cuanto a la cantidad de muertos que dejó el incendio, lo que generó una “merma muy grande” en la audiencia que solía asistir a este tipo de eventos. “El público visualizaba que todos los lugares eran Cromañón”, dijo Granato, y agregó: “Llevó un tiempo hasta que la gente entendió que no todos los lugares eran iguales”.
Otro punto a tener en cuenta -según el productor rosarino- es que, después de Cromañón los grupos musicales y las productoras se “profesionalizaron muchísimo”. Además, empezó a haber cada vez más controles, no sólo desde el Estado, sino también desde los privados y los artistas para que esto no volviera a suceder.
¿Cromañón podría haber sucedido en Rosario?
Al consultarle a Granato sobre la posibilidad de que una tragedia como la de Cromañón hubiera ocurrido en Rosario, su respuesta fue tajante: "No". Sin dudarlo. “No sucedió (una tragedia como Cromañón) ni a menor escala. No podía suceder porque para ese momento ya había un control del Estado, los músicos eran responsables y nosotros también (los productores)”, resaltó.
El productor reflexionó sobre las causas que convirtieron a un concierto de Callejeros en una catástrofe: “Cromañón sucedió porque falló el Estado, falló Callejeros, falló Oscar Chabán (el dueño del local bailable). Cada uno hizo lo suyo para que eso suceda, infringiendo leyes”.
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Un homenaje a las víctimas de Cromañón
Expresó también que la tragedia se produjo a partir de una conjunción de factores: “El grupo (Callejeros) fogoneaba y dejaba pasar bengalas. Las salidas de emergencias estaban bloqueadas con candados. La media sombra del techo era de material inflamable”, expresó Granato, y agregó: “Doscientas personas pagaron esta combinación explosiva, injustamente, con sus propias vidas”.
Por último, el dueño de All Press señaló que, si bien hubo una negligencia de las tres partes (el Estado, Oscar Chabán y Callejeros), el público también tendría que haberse cuidado, y no quedarse en un recital donde las condiciones de seguridad básicas no estaban garantizadas.
No obstante, Granato afirmó que, hoy en día, a 19 años de la tragedia, el panorama es muy diferente: “Por suerte, el público se aprendió a cuidar, porque no basta con que te cuide el Estado, el productor y el artista, nos tenemos que cuidar entre todos”.