La crecida del Paraná volvió a afectar severamente a la isla El Espinillo, frente a la costa norte de Rosario, donde se levanta un caserío que ya fue alcanzado por las aguas y donde lo único que queda sobre tierra firme es la escuela Nº 1.139 Marcos Sastre. Pero no por mucho tiempo. Desde el establecimiento se convocó a voluntarios para elevar los muebles y elementos que están al nivel del suelo, y para embalar las cosas que sea necesario evacuar ante la crecida, que no cesa.
"Toda la isla está cubierta de agua, el único lugar que queda sobre tierra es la escuela", dijo Rubén Ferreyra, su director, quien cruzará esta mañana para comenzar el operativo de evacuación y poner a salvo los bienes del centro educativo.
Ferreyra trazó un panorama de la situación que viven los isleños, unas 20 familias que habitan en forma permanente el lugar, a las que se suman otras que lo hacen ocasionalmente. "El agua ya está entre 50 centímetros y un metro y medio en las casas", explicó, y comentó que, como ocurre cuando se presentan estas crecidas, la única forma de movilizarse es con embarcaciones. "La mayoría de las viviendas está sobre pilotes, pero no queda tierra, así que llegan con los botes a las escaleras y entran, ya no tienen lugar firme para caminar", explicó.
Mientras tanto, la Marcos Sastre aún se salva de la inundación, pero el director asegura que el edificio está "completamente rodeado de agua", y que faltan unos 60 centímetros para que ingrese al lugar. "El río viene con toda", graficó, y por eso se apuran a poner a salvo las pertenencias.
El barrio.En cuanto al barrio, el docente contó que algunas familias se han autoevacuado y mudado a casas de parientes, pero que el lugar los habitantes se resisten en general a dejar las viviendas. "La gente se queda en los ranchos, tiene todo más o menos preparado para poder aguantar la creciente. Ahora el río va a llegar al nivel de evacuación, los van a querer sacar y se van a resistir, esto ocurre siempre", dijo Ferreyra, que dirige desde hace más de cuatro años la escuela, a la que asisten unos 18 alumnos, aunque ahora están en receso.
La zona de El Espinillo es una de las más vulnerables de la isla ante el avance del agua. Allí, muy cerca de la costa, se levanta el caserío de pescadores, cuyos hijos asisten a la Marcos Sastre.
La situación que vive se asemeja a la de julio de 2014, cuando la crecida del río llegó a todas las casas y los habitantes debieron mudar todo a los espacios superiores de las precarias viviendas, preparadas sin embargo para elevar las pertenencias ante la posibilidad de inundaciones.
El barrio se levanta frente a Puerto Norte, en la llamada boca del Saco, donde las casas que están sobre los pilotes más altos se salvan del agua, pero cuando el Paraná crece se quedan sin tierra. Sus habitantes subsisten con la pesca y algunos con la cría de animales. El río les suele jugar una mala pasada, los invade y los inmoviliza. Ellos saben que el agua alguna vez bajará, y resisten.
Mientras tanto, en la provincia de Santa Fe continuaban evacuadas unas 1.300 personas, 392 de ellas pertenecientes al Gran Santa Fe, donde se refuerzan las barreras de contención en algunos puntos, como en el barrio Colastiné Sur (ver aparte).