En su último debate electoral, el presidente Donald Trump y su rival demócrata Joe Biden ofrecieron una visión marcadamente distinta sobre cómo manejar la pandemia, sobre el cambio climático, la inmigración y los problemas raciales de Estados Unidos. Pero fue notorio un cambio: Trump dejó su estrategia agresiva y hizo posible un debate civilizado, con pocas interrupciones. La periodista que moderó el debate, Kristen Welker, mostró firmeza, advirtió que los micrófonos se cerrarían al terminar el período de dos minutos que tenía cada uno e hizo marcar el paso a los dos contendientes. El presidente acató sus indicaciones, todo un cambio para la relación entre Trump y las mujeres periodistas. El contraste con el maltrato que dio al moderador del primer debate, el pasado 30 de septiembre, fue notorio. El segundo debate debió suspenderse porque Trump estaba aún convaleciente del Covid-19 que se contagió en la Casa Blanca. El de ayer era el último de los tres debates previstos. Claramente, Trump aprendió la lección que le dejó el primer debate, en el que la gran mayoría vio ganador a Biden. Anoche en Nashville el presidente Trump hizo un serio esfuerzo por moderar su carácter y esto podría reportarle beneficios en el último tramo de la campaña. Biden, que va primero en todos los sondeos, se limitó a defenderse de las acusaciones de Trump y a sostener su programa en los puntos clave puestos a debate por la moderadora. Para el candidato que va adelante, como es el caso de Biden, esto podría ser suficiente. Se votará el próximo 3 de noviembre.
La noche en Nashville comenzó con un enfrentamiento sobre la manera como el presidente ha manejado la crisis del coronavirus, que ha matado a más de 225.000 estadounidenses y provocado la pérdida de millones de empleos. Según los sondeos, es un tema determinante entre los votantes, y Biden declaró: "Cualquiera que sea responsable de tantas muertes no debería seguir siendo presidente de Estados Unidos".
Trump defendió su manejo de la crisis de salud pública, la más letal en un siglo, restándole importancia a la advertencia de Biden de que al país "le espera un oscuro invierno" (se inicia esa estación en el hemisferioNorte) debido al repunte en las infecciones. Y prometió que habrá una vacuna en algunas semanas. "Esto se irá'', predijo Trump, apegándose a su evaluación optimista de la pandemia. "Estamos dándole la vuelta a la página. Lo estamos dejando atrás. Se está yendo''. Y volvió a citar el peso de la economía en el tratamiento de la pandemia. "No podemos mantener cerrado este país. Este es un país enorme con una economía enorme. Hay muchos casos de depresión, alcohol, drogas y suicidios a un nivel que nadie ha visto antes. La cura no puede ser peor que el problema" senteció para rebatir las políticas de cuarenteas estrictas que se han aplicado en Estados y ciudades bajo administraciones demócratas.
Biden se comprometió a que su gobierno acataría lo que digan los científicos, y dijo que el enfoque "divisivo" de Trump obstaculizó la respuesta de la nación. "Yo no veo esto de la forma en que él lo hace: estados azules y estados rojos", afirmó Biden en referencia a los colores que identifican a demócratas y republicanos. "Todos son Estados Unidos. Y vean todos los estados que están teniendo un repunte en el coronavirus: son los estados rojos", agregó, de manera algo contradictoria.
Trump se defendió con el argumento de que nadie sabía todo sobre el Covid cuando llegó y debieron aprender sobre la marcha. Y remarcó que la vacuna estaría muy pronto disponible. Destacó el trabajo de las FFAA en la asistencia y distribución de equipos como respiradores y material médico de primera necesidad. "Cerramos la economía y la tasa de mortalidad bajó 86% y es inferior a la de mayoría de países del mundo. Tenemos una vacuna que estará lista en semanas y será distribuida por las FFAA", prometió. "Tuve la enfermedad, me dieron una terapia o cura y me recuperé muy rápidamente" recordó el ex paciente. Biden replicó que "225 mil personas han fallecido" en EEUU. "Si hay un responsable por no asumir este peligro es él y no debe seguir como presidente". Agregó: "Tenemos más de mil fallecimientos por día, comparemos esto con Europa. Si realmente usáramos todos las mascarillas podríamos salvar cien mil vidas antes de fin de año, el presidente no tiene plan alguno.. Yo, de ser presidente, alentaría el uso de la mascarilla y los test rápidos, para volver a abrir escuelas y empresas. "Este señor (por Trump) dijo que iba a acabar (la pandemia) para Pascuas, luego para el invierno (que se inicia ahora). No hay planes reales". Trump se defendió con el aprendizaje que se hizo en todo el mundo y culpando a China, y recordó el mal manejo que hbo según él de la gripe A en 2009, bajo el gobierno de Obama, del que Biden era vicepresidente.
Está claro que el desempeño ante la pandemia es uno de los puntos más flojos de Trump. De hecho, antes de la llegada del Covid, en febrero, era un casi seguro ganador de estas elecciones, y ahora está segundo en todos los sondeos. Su mal manejo del Covid,su continua actitud de no darle importancia y la crisis económica que desencadenó la pandemia y ha destruido millones de empleos en pocos meses, han hecho mella muy fuertemente en su figura y su Presidencia.
Luego se pasó a otros temas calientes: el racismo y la discriminación que sufren "negros y morenos" como se dice en EEUU, asunto en el que Trump se defendió atacando a Biden por haber apoyado en 1994 una ley penal que envió a prisión a miles de jóvenes negros por consumir drogas. Biden se mostró a la defensiva en este punto y también debió pasar a la defensiva en materia inmigratoria, dado el duro trato recibido por los inmigrantes durante los ocho años de gestión de Obama. Dos temas donde se supone que un candidato progresista debería salir airoso. De todas maneras, se da por descontado que las comunidades negra y latina votarán en masa por Biden y los demás candidatos demócratas.
Sobre la seguridad nacional, ambos cruzaron acusaciones muy fuertes, imputándole Biden a Trump hacer negocios con China. Trump sacó a relucir el supuesto affaire del hijo de Biden, Hunter, con compromisos tanto en China como en Ucrania. Pero Biden no se arredró y recordó que Trump ha evitado criticar o condenar las intrusiones en la campaña actual y en la de 2016 de la Rusia de Vladimir Putin. Una investigación con un fiscal especial, Robert Mueller, no llegó a condenar a Trump, pero dejó muchas evidencias de la connivencia entre la campaña de Trump en 2016 y los hackers rusos que atacaron al Partido Demócrata ese año. Sin dudas la relación casi amistosa con Putin es uno de los puntos más oscuros y débiles de Trump, que se presenta como el campeón del patriotismo americano.
Sobre Norcorea y las improductivas tres reuniones que tuvo Trump con su dictador, Kim Jong-un, el presidente dijo que supuestamente evitó una guerra nuclear con ese país. Biden replicó que Trump se reunió sin imponer condiciones ni lograr nada en sus encuentros con Kim, al que llamó un "rufián". En cuanto a China, Trump aseguró que sus subas de aranceles beneficiaron enormemente a los agricultores estadounidenses. La política de confrontación comercial de EEUU con China bajo Trump ha ahondado la crisis económica internacional, a la que este año se sumó la pandemia. La escalada de tensiones con China ha pasado incluso del terreno comercial al militar, con una aceleración de la carrera armamentista de China.
Sobre el calentamiento global, Biden defendió su programa de renovación de edificios y transición a energías limpias en especial a las eólica y solar, prometiendo la creación de millones de puestos de trabajo en estos sectores. Trump atacó ese plan por ser según él irreal y dijo que costará millones de puestos y la desaparición de miles de empresas. Recordó que no firmó el Acuerdo de París sobre cambio climático "porque es muy injusto con EEUU", obligándolo a un calendario de reconversión energética que no se exije a China ni a Rusia. Agregó que bajo su gobierno las emisiones de carbono bajaron a mínimos históricos y el aire es más limpio que nunca en EEUU. Trump luego atacó por sus constradicciones a Biden sobre la técnica del "fracking", usada para extraer petróleo, y muy criticada en EEUU por los ambientalistas. Trump remarcó que cuando Biden fue de campaña a Pensilvania prometió respetar el "fracking", que da muchos empleos en ese Estado, fundamental en las elecciones del 3 de noviembre. Biden insistió en que su plan es la "transición energética" y no en hacer una conversión apresurada que dañaría la economía nacional.
Luego debatieron un tema muy importante en EEUU: el sistema de salud y el destino del plan de cobertura universal de Obama, el "Obamacare". Trump que siempre prometió terminar con el plan de Obama, dijo que ya anuló el punto más debatido del mismo, el llamado "mandato individual". Imputó a Biden querer una "medicina socialista" algo que el demócrata rebatió con solidez, porque el presidente puso en boca suya planes e ideas que son del socialista Bernie Sanders, a quien él derrotó en las primarias demócratas. Enmarcó la opción pública como simplemente la que deben tener las personas que no pueden obtener cobertura a través del trabajo o no pueden pagar los seguros privados (equivalentes a las prepagas). El "Medicare para todos" de Sanders es algo totalmente diferente, señaló. El rechazó ese programa en los debates de las primarias demócratas. Este round pareció ganarlo Biden con bastante claridad.
Con frecuencia los últimos debates en la campaña influyen mucho en los desenlaces electorales. Pero este fue distinto a los del pasado. Más de 47 millones de personas ya han emitido su voto de modo anticipado. En unos comicios dominados por un presidente confrontativo y un candidato opositor que incluso elude los actos de campaña, quedan mucho menos electores indecisos a estas alturas que en 2016.