Jerusalén. — Usando un tono inusitadamente severo, el primer ministro Ehud Olmert dijo a sus
aliados políticos que era una “vergüenza” que Israel no hubiese cumplido su promesa de
desmantelar decenas de asentamientos ilegales de colonos en Cisjordania.
El comentario de Olmert se produjo apenas días después de que el
presidente estadounidense George W. Bush visitara Israel y comentara que los asentamientos ilegales
tienen que desaparecer. Olmert dijo ayer, en la reunión semanal del gabinete, que Bush le aseguró
que las milicias extremistas en Gaza deberán ser controladas antes de que pueda ser implementado un
acuerdo de paz israelí-palestino.
“No existe separación entre Cisjordania y Gaza en lo que se
refiere a los compromisos de los palestinos”, dijo Olmert al inicio de la reunión. “El
presidente Bush dijo que estamos hablando de dos Estados para dos pueblos, no de tres Estados para
dos pueblos, y ese énfasis es importante”.
Israel recientemente volvió a lanzar conversaciones de paz con el
gobierno moderado del presidente palestino Mahmud Abbas sobre la base del plan de paz de 2003. La
primera fase del plan requiere que Israel suspenda la construcción de asentamientos y destruya los
asentamientos ilegales construidos después de marzo de 2001. Los palestinos, por su parte, están
obligados a controlar a los grupos extremistas.
Promesa olvidada. Apenas semanas después de que asumió el cargo en enero de 2006,
Olmert envió a la policía a derribar nueve viviendas no autorizadas en una colonia cisjordana. Pero
estallaron violentos choques entre la policía y los colonos, y en los dos años que han transcurrido
desde entonces el primer ministro israelí no ha dado pasos serios contra las viviendas ilegales en
Cisjordania.