Paraguay le dio un fenomenal espaldarazo al tradicional Partido Colorado, y este domingo eligió al joven economista Santiago Peña como nuevo presidente, con una diferencia de más de 15 puntos porcentuales respecto de la alianza opositora que pretendía disputarle el poder. Ahora, Peña enfrenta dos desafíos: los propios de un nuevo mandatario y los que derivan de la fuerte interna en el Partido Colorado, cuyo nombre oficial es Asociación Nacional Republicana. Peña deberá convivir con una interna que él no controla. Se supone que Peña mantendrá el vínculo intacto con el Mercosur, a diferencia de Uruguay, y la relación con Taiwán, pese a las presiones de China. Así lo prometió la noche de la victoria. Peña asumirá el cargo el 15 de agosto venidero.
En el acto de la victoria en Asunción al lado de Peña estuvo el titular del partido, el polémico expresidente Horacio Cartes, su padrino político, sancionado como “persona significativamente corrupta” por Estados Unidos. La cosecha de apoyos de Peña rondó el 43% de los votos, tres puntos menos que los logrados en 2018 por el actual presidente, Mario Abdo Benítez, enemigo declarado de Cartes y que no estuvo en el acto del domingo a la noche.
Quien tuvo una muy mala elección fue Efraín Alegre, el candidato por la alianza opositora Concertación, que sumaba al liberalismo, la izquierda del ex presidente Fernando Lugo y pequeños partidos de derecha. En 2018 Alegre obtuvo el porcentaje de votos del ganador de ayer, y ahora no alcanzó siquiera el 28%, apenas cinco puntos arriba del candidato "antipolítica" Paraguayo Cubas.
En un demorado mensaje, Alegre afirmó desde su casa en la ciudad vecina de Lambaré _y no en el desolado comité de campaña de su alianza, donde había sido citada la prensa y la militancia partidaria_ que “la lucha continua”, ya que “la mayoría de la sociedad votó por el cambio”. Una afirmación que parece chocar de frente con el resultado electoral.
El llamativo tercer puesto del "outsider" y populista Paraguayo Oviedo, fue otro dato que dejó la jornada electoral. Cubas enarbola un mensaje bolsonarista y supo, evidentemente, conquistar a muchos de los votantes que Alegre obtuvo cinco años atrás, y con su casi 23% de votos se convirtió en uno de los ganadores de la jornada. Su partidoCruzada Nacional fue fundado hace cinco años. Cubas es un ex colorado de 61 años, y tiene un discurso antisistema muy cercano al bolsonarismo. Terminó sacando 22,92% (692.614 votos), con lo que quedó a apenas 4,5% de la Concertación de Alegre. Tiene en su historial haber defecado en las puertas de un juzgado, luego de declarar frente a un juez a quien golpeó con un cinturón. La primera candidata a senadora fue Yolanda Paredes, esposa de Cubas, y quien seguía en la lista y que resultó electo fue Rafael Esquivel, más conocido como "Mbururu", quien está preso desde agosto de 2022, acusado de abuso sexual de una niña de 13 años.
En cuanto al presidente electo, Santiago Peña es un economista sólido y práctico, ex funcionario del FMI y director de banco. Peña logró superar _por ahora al menos_ la fuerte división del Partido Colorado protagonizada por el actual presidente Mario Abdo Benítez y su antecesor Cartes.
También logró superar el lastre de corrupción que ronda al partido, que tiene como figuras sobresalientes al actual vicepresidente, Hugo Velázquez, quien en agosto pasado, junto a Cartes, fue acusado por Estados Unidos de ser una persona “significativamente corrupta”, por haberle ofrecido un soborno de más de un millón de dólares a un funcionario paraguayo que realizaba una investigación en su contra. En enero, EEUU sostuvo que "la carrera política de Cartes se basó y continúa dependiendo de medios corruptos para el éxito" y lo acusó de tener vínculos con miembros de Hezbolá, el grupo terrorista islámico libanés. Las sanciones implican que el ex presidente está impedido de usar el sistema financiero de EEUU. Además fueron sancionadas cuatro empresas de Cartes. Este anunció la disolución de su grupo empresarial. Pero la noche de la victoria estuvo en el palco junto a Peña, como para que no quedaran dudas de su protagonismo.
A Peña lo esperan desafíos domésticos e internacionales, desde convivir con la interna colorada hasta qué decisión tomará respecto al Mercosur y la relación con Taiwán y China continental. En sus primeras declaraciones, el mandatario electo dejó a salvo el vínculo con Taiwán, que su contendiente Efraín Alegre amenazaba con dar por terminado como exige Pekín. Paraguay tiene a China entre sus principales clientes de comercio exterior, tanto en ventas como en compras. Peña declaró a la prensa la noche del domingo que la relación comercial con China se mantendrá, pero el vínculo diplomático con Taiwán no se pondrá en peligro.
Pero en la región la primera expectativa es qué actitud tomará Peña respecto al Mercosur: profundizar o buscar acuerdos por afuera, como hace Uruguay. Los líderes de los países del bloque estuvieron entre los primeros en saludar y felicitar a Santiago Peña por su triunfo. Alberto Fernández habló con el mandatario electo, y luego tuiteó que “la integración es el camino”.
En declaraciones previas, Peña dijo que si bien el Mercosur debe ser "repensado" en función de las dinámicas actuales de cada país, la integración de Paraguay al mundo debe suceder dentro del bloque regional. “Sebastián Peña va a profundizar la idea del Mercosur como un mercado para todos los países del bloque”, afirma el analista político Carlos Mateo Balmelli, quien descarta que el nuevo mandatario pueda aventurarse por fuera del bloque. En ese contexto, Asunción seguiría en la línea de Argentina y Brasil, y se diferenciaría de Uruguay, que en los últimos tiempos ha expresado en más de una ocasión su deseo de buscar acuerdos bilaterales con otros países, en particular con China. “A nivel regional, y un poco por la fragilidad de la Argentina, la política exterior de Paraguay ha tendido a ser subsidiaria de la de Brasil, y no creo que Peña tenga la autonomía para desviarse de eso”, completa Mateo.