Portavoces del gobierno de Corea del Sur informaron ayer a la prensa local y a medios internacionales que Corea del Norte ejecutó al general Ri Yong-gil, jefe del Estado mayor del ejército y uno de los principales cargos de la nomenclatura norcoreana.
Un oficial surcoreano confirmó tal hipótesis al New York Times y dijo que Yong-gil había sido acusado de “abuso de poder, corrupción” y promover su propia “facción” política.
Los medios estatales norcoreanos siempre habían presentado al general Ri como un leal “ejecutivo experimentado” en el ejército y un colega “confiable” en el gobierno. Además de ser una figura clave entre los allegados al líder supremo de Corea del Norte (tal el cargo) Kim Jong-un, también se desenvolvió como importante promotor de la consolidación del poder militar del país.
El líder norcoreano a principios del presente mes en Pyongyang una amplia convocatoria del Comité Central del Partido de los Trabajadores y del Ejército Popular norcoreano en el que criticó “la práctica de buscar privilegios, los abusos de poder y autoridad, y el burocratismo”, según informó en aquel entonces la propia agencia oficial del país comunista, KCNA.
El mismo dirigente hizo énfasis en que esta era la primera ocasión en la que se organizaba un encuentro de este tipo, que pretendía ser “un evento histórico”, según la KCNA, destinado a “consolidar el partido tan firme como una roca y leal al liderazgo” de Kim Jong-un.
Figura “de confianza”. Ri Yong-gil, militar de carrera, ha sido durante los últimos años una de las figuras recurrentes que acompañaba a Kim Jong-un en sus desplazamientos y una figura clave del entramado de poder norcoreano.
Yong-gil comenzó su ascenso hasta los cargos más altos del régimen en 2010, cuando se lo incluyó en el Comité Central del Partido de los Trabajadores. En agosto de 2013 fue nombrado jefe del estado mayor de las fuerzas armadas norcoreanas.
Antes se había desempeñado en diversos puestos de notable responsabilidad, incluida la jefatura del estratégico V Cuerpo de Ejército desplegado en la frontera que separa a las dos Coreas.
Las fuentes de la inteligencia surcoreana citadas por los periódicos locales y The New York Times han afirmado que Yong-gil había desaparecido de la vista pública desde mediados de junio y no había estado presente ni en el crucial acto en Pyongyang ni en las celebraciones que se organizaron para festejar la reciente puesta en órbita de un satélite, donde otro general, Ri Myong-su, ocupó el que debiera haber sido su lugar.
Sin embargo, no es la primera vez que Yong-gil desaparece de la iconografía norcoreana. Ya lo hizo durante varios meses en 2014 generando el mismo tipo de elucubraciones. Tampoco sería una novedad que las filtraciones interesadas de los servicios de inteligencia surcoreanos resultaran falsas, como lo fue que el tío de Kim Jong-un, Chang Song-thaek fuese devorado por los perros o hace sólo días cuando se apresuraron a informar que el lanzamiento del satélite norcoreano había sido un fracaso.
La opacidad del régimen norcoreano y el hecho de que casi nunca responde a este tipo de informaciones ha generado toda una serie de análisis que, como ocurría con el poder soviético, basan sus hipótesis en elementos tan poco matemáticos como el tiempo de ausencia pública de los altos cargos, la forma en la que son identificados en los medios del PT norcoreano o el puesto que ocupan en actos oficiales.
Por otra parte, el año pasado, el gobierno surcoreano dijo que unos 70 funcionarios habían sido ejecutados en Corea del Norte desde que Kim asumió el poder en 2011.
En la lista figura incluso un tío del propio Kim que tenía funciones de asesor y fue acusado de traición.
El líder norcoreano habló de la “eliminación de la suciedad faccionaria” en su primera referencia pública a la ejecución de su tío Chang Song-thaek, llevada a cabo en diciembre.