Volver a la política le tomó 20 años a Ingrid Betancourt. En ese tiempo vivió arduos procesos de transformación personal luego de estar secuestrada durante seis años y cuatro meses por las ahora extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Antes de tomar la decisión de buscar la Presidencia le consultó a su familia, pues sabía que enfrentaría de nuevo riesgos de orden público que persisten en el país. En 2002, Betancourt aspiraba al mismo cargo y durante la campaña fue secuestrada cuando visitaba San Vicente del Caguán, al suroeste, donde las FARC tenían un gran dominio del territorio.
“Tengo un compromiso de velar mucho por mi seguridad y la de mis compañeros. No vamos a correr riesgos’’, dijo Betancourt, de 60 años, en entrevista con The Associated Press (AP).
“Creo que eso es parte de la reflexión que salió del secuestro. A mí me acusaron de haber sido irresponsable, de haber querido que me secuestraran. Eso fue muy injusto, pero creo que también tiene que haber una reflexión sobre la posibilidad de resguardarse uno mismo’’, agregó contundente.
La aspirante a suceder al actual mandatario, Iván Duque, estima que Colombia está preparada para transformaciones de fondo, como despenalizar la droga. Considera al narcotráfico como el núcleo del que deriva la violencia que el país todavía padece pese a que el gobierno colombiano firmó en 2016 un acuerdo de paz con las Farc luego de cinco décadas de confrontaciones.
“Sabemos cómo acabar con el narcotráfico, pero no lo podemos hacer solos. Tenemos que lograr un gran acuerdo regional, le vamos a proponer a los Estados Unidos que hagamos una alianza para el progreso que tiene como eje en la despenalización o desregularización; por lo tanto, para que podamos acabar con las plusvalías que genera el negocio de la droga’’, aseguró Betancourt.
Al acabar con la renta que genera el narcotráfico y que alimenta a los grupos armados en Colombia, los recursos que se dejarían de invertir para la “guerra contra las drogas que ha sido un fracaso” podrá ser usada “en estabilizar sus poblaciones con unas políticas agrícolas que les den a ellos la posibilidad de vivir en paz y seguridad”, dice la candidata.
Con respecto a nuevos procesos de paz con grupos armados como la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) -con la que el gobierno suspendió negociaciones desde 2019-, Betancourt está abierta a la opción, pero con límites.
“Yo vengo de una tradición de reconciliación y de paz, pero también siento que es necesaria una gran dosis de autoridad, porque hay abuso de pensar que siempre habrá segundas oportunidades (...) No vamos a ofrecer más de lo que se les dio a las Farc”, advirtió.
A las FARC se les dio la posibilidad de ir a un tribunal de paz que a cambio de contar la verdad sobre los crímenes de lesa humanidad los puede exonerar de la cárcel, pero en caso de que no cumplan y sean vencidos en juicio podrían pagar hasta 20 años de prisión. También participan en política, tienen presencia en el Congreso y podrán aspirar a cargos públicos en las elecciones con su partido, Comunes.
Aún con sus reparos a los ex FARC, Betancourt defiende el proceso de paz firmado y asegura que si llega a la Presidencia lo implementará a cabalidad.
La Colombia que dejó Betancourt en el 2008 cuando fue liberada en una operación militar junto a otros 14 secuestrados, no es la misma del 2022 y por eso decidió volver a intentarlo, dijo.
Betancourt militó en sus inicios en el Partido Liberal, luego fundó el Verde Oxígeno de corte progresista y ambientalista, el cual busca ahora impulsar. Sin embargo, para las presidenciales se unió con un grupo de políticos que formaron la Coalición Centro Esperanza. En marzo la coalición someterá a votación ciudadana la decisión de cuál de ellos debe aspirar a la Presidencia el 29 de mayo.
“Lo que nos une es ese convencimiento de que hay que acabar con la corrupción”, explicó Betancourt, quien considera que la polarización no es el camino, en referencia a los dos políticos de mayor peso: Gustavo Petro, de izquierda y quien lidera las encuestas, y Alvaro Uribe, dos veces presidente y padrino político del presidente Iván Duque.