La Cámara Federal de Casación Penal ordenó que se fije una pena menor a la prisión perpetua al condenado por el crimen del estudiante de cine Ezequiel Agrest, muerto de un balazo durante un robo cometido en 2011 en el barrio porteño de Caballito, al considerar que al agresor se le escapó el tiro. El fallo fue dictado en favor de Sebastián Pantano, de 26 años, y se fijará nueva pena la semana próxima. La unánime valoración de los jueces es que no se puede confinar por más de 30 años a una persona de 25 cuando no hay certeza de que haya querido matar.
El 16 de abril de 2012 Pantano fue condenado a prisión perpetua "por robo calificado, portación ilegal de arma de fuego y homicidio criminis causa", tal como habían pedido la fiscalía y la querella, al considerar que mató para lograr la impunidad en el robo.
Los camaristas Alejandro Slokar, Angela Ledesma y Ana María Figueroa entendieron que se trató de un "homicidio en ocasión de robo" y, según el abogado querellante, Carlos Pousa Bogado, que al imputado "se le escapó el tiro por la resistencia de la víctima".
"Si el imputado ingresó con el arma cargada fue para asegurarse el delito, no se puede decir que se le escapó el tiro", aseguró Pousa Bogado. La madre de la víctima, Diana Cohen Agrest, afirmó que "los argumentos son falaces porque fueron dos balazos" que a su hijo le entraron por el brazo.
Ahora, el Tribunal Oral Criminal 28 fijó una audiencia para el 22 de mayo en la que cada una de las partes tendrá que pedir la pena estipulada para la nueva figura, que prevé entre 10 y 25 años de cárcel.
El crimen ocurrió el 8 de julio de 2011 en el pasaje Bertrés al 500, casi Pedro Goyena, de Caballito, donde vivía Lucía Agosta, una compañera de Agrest, cuando ambos fueron sorprendidos por un joven que ingresó a robar cuando bajaban cosas de un auto.
El asaltante actuó solo. Los amenazó con una pistola 45, nunca hallada, y los hizo entrar a la casa, por lo que la joven le entregó dinero.
El delincuente no quedó conforme y maniató a Agosta y a su hermano. Cuando se disponía a hacerlo con Agrest, éste se resistió, por lo que primero lo golpeó con la culata del arma en la cabeza y luego le disparó dos tiros.
Durante el juicio oral ya había habido diferencias entre los jueces —en minoría Luis Márquez votó por "homicidio en ocasión de robo"— mientras que el imputado confesó ser el autor del crimen pero dijo que se le "fue la mano" y que el disparo fue "accidental".