—Sí, es tirarme a la pileta pero con agua, por supuesto, porque estoy cubierta por el productor Javier Faroni, que siempre me decía que tenía que hacer mi unipersonal. Y lo empecé a hacer, y ahora como voy a salir por todas las provincias, puse a dos bailarines y cantantes, Santiago Palumbo y Rodrigo, mi compañero del Bailando. Así que vamos a aprovechar, ensayaremos toda la semana y luego haremos el espectáculo que dejó de ser un unipersonal y se convirtió en un show musical. En el espectáculo hablo de mi vida, infancia y adolescencia. Todo tiene que ver con el teatro y las estrellas que pasaron por mi casa porque mi padre, Alfredo Barbieri, fue un cómico muy popular. Además hablo de mi abuelo, que fue guitarrista de Gardel. También canto y hago zapateo americano. Es una hora y veinte de recuerdos muy graciosos y otros no tanto y sobre todo de mucha emoción. Disfruto mucho de hacer este show. Sin salir del escenario me cambio 5 veces de vestuario. Muestro mi cuerpo y cuento las operaciones que me hice, todo con humor. Las mujeres y los hombres se divierten mucho. Y cuando hay quórum, bajo a la platea y me hacen las preguntas que quieran.
—Rompés el límite entre el espectador y el artista.
—Siempre estoy expuesta porque lo decido así. No hago hincapié en mi escándalo de divorcio con Santiago Bal porque se habló tanto que cansó un poco el tema, pero doy algunos tics sobre eso y la gente se ríe mucho. La gente cree que yo conté todo sobre mi vida pero hay muchas cosas que no conté y se sorprenden al saberlas. Por ejemplo, que soy sobrina nieta de Enrique Santos Discépolo, y mi abuelo fue guitarrista de Gardel, así que hay muchos tangos compuestos por él. Mi vida es como un tango. Mi vida tiene que ver con lo popular. Así que la gente no queda afuera porque no estoy contando una historia común, que también sería divertida. Yo amo hacer reportajes a la gente común, no solamente a famosos, como a una ama de casa, porque todas las historias de vida son ricas.
—Hace varios años que estás separada ya, haciendo una especie de balance, ¿qué cambió de tu personalidad y de tu vida cotidiana desde tu separación?
—¡Muchas cosas! Soy una gran cocinera y desde que me separé he dejado de cocinar. Durante un año no entré a la cocina. Tengo una señora que me hace el té... Pero mi hijo me empezó a reclamar, aunque vive solo, me dice: “Mamá no me mandás ni una tarta, ni un flan de coco”. Aunque él está a dieta, de vez en cuando quiere comer la comida de la mamá, entonces me meto en la cocina y le hago algunas cosas. Y me hace bien porque la cocina es una terapia para mí.
—¿Se tiene más sexo de soltera o de casada?
—En los últimos años de mi relación con Santiago se perdió la magia. Estuvimos 26 años juntos y más que el sexo, se fue perdiendo la pasión. Creo que la pasión se va perdiendo pero si uno quiere, porque si hay amor... El problema fue que Santiago me había dejado de amar hace mucho tiempo y yo no me había dado cuenta trabajando tanto. Fue una lástima cómo terminamos porque fue una gran pareja y es el padre de mi hijo que tanto amo. No tengo más sexo ahora que estoy separada, al contrario, estoy muy sola.
—Aunque tuviste momentos de romance con tu ex novio Rodrigo, bastante menor que vos...
—Tuve novio 7 meses, bah, ¡novio a esta edad! Fue un muchacho encantador que apareció en mi vida, me hizo muy feliz y quedamos muy amigos. Pero nada más, era muy joven... No quiero un hombre de mi edad, quiero a alguien más joven, pero no tanto... Con Rodrigo, que lo sigo queriendo porque es un gran tipo, había muchas cosas en común. Incluso yo tenía más pilas que él, yo no paro un minuto, ¡y él se quedaba dormido! Pero bueno, lamentablemente no se dio...
—¿Qué tiene que tener un hombre para conquistarte?
—Lo más importante es que sea inteligente, sino no va conmigo. Y que tenga humor. El humor me enamora. Yo supero las adversidades de la vida con humor. En los peores momentos de mi vida me salvó el humor. Elijo a mis amigos por el humor también. Nos tenemos que reír más, la risa es curativa.
—¿Cómo mantenés tu cuerpo?
—No estoy siempre en línea, por eso me operé. Ahora que estoy operada paso por el espejo y no me reconozco, me asusto porque creo que es otra persona (risas). Me hice una dermoplastía, me saqué la panza, ¡es otro cuerpo! A los 60 años, no tengo rollos, ni panza, y tengo los pechos parados. A mi edad tenés todo caído, sin embargo, este doctor que es fabuloso, en dos operaciones me ha dejado nueva.
—¿También te hiciste un rejuvenecimiento de las zonas íntimas?
—Me hice un rejuvenecimiento del monte de Venus, que no es adentro, porque no lo necesité, ni se me cruza por la cabeza. Como explicarlo, a ver, me estiraron la panza tanto tanto (remarca), que el ombligo me quedó en el monte de Venus, entonces hubo que hacer un ombligo nuevo, y ya que estaban cosiendo cerca de la pierna, me estiraron la entrepierna que se cae siempre, y como me sacó mucha grasa, me puso un poco de cola. Ahora tengo las piernas firmes y duras. La verdad es que el Dr. Bluggerman es un genio.
—¿Estás contenta con la relación de tu hijo Fede Bal y Barbarita Velez?
—No, no estoy contenta, ¡estoy feliz! Barbarita es una mujer maravillosa, viene de una casa donde la han educado con mucho amor, porque Nazarena es una madraza. Tiene ese concepto de la familia unida, es bárbara Barbi. Y Federico no ve la hora de casarse, así que quién te dice que pronto tenga nietos, ¡me muero de amor! Mi mamá sería bisabuela, no podría creerlo.
—¿Cómo está tu relación con Nazarena? ¿Se amigaron?
—Hoy (por el martes) hablamos por teléfono y me dijo que yo malinterpreté todo lo que escribió en el Twitter. Me dijo que no era para mí, entonces le pedí disculpas. Yo pensé que me lo estaba diciendo a mí. Dice que todo lo que puso en el Twitter no era para mí y que se lo decía a ella misma.
—¿Entonces no te vas a ir del Bailando para evitar pelearte con Nazarena, como habías dicho en un momento?
—No, al Bailando voy a ir porque es mi trabajo. Necesito pagar muchas deudas. Estoy feliz de estar en el Bailando otra vez, es como mi casa.
—¿Cómo ves a los argentinos en estas pre elecciones?
—Soy apolítica. No tengo idea de lo que es la política. Cuando tengo que votar tengo que asesorarme, soy un desastre. Apoyo al presidente que esté en el momento en mi país que tanto amo. Cuando digo apoyo, no me refiero al peronismo o al socialismo, no tengo idea, apuesto a la persona. Porque si no tengo fe, es como ir contra el país. Y siempre tengo la esperanza de que esto va a cambiar, que todo va a ser para mejor. Quien salga electo, le rezo a mi virgencita de Guadalupe, que la gente tenga salud, trabajo y estudio.
—En el verano tuviste que suspender algunas funciones en el teatro por ataques de pánico, ¿seguís teniéndolos?
—Tuve un ataque de memoria panicosa. Me empezó a doler el pecho y pensé que iba a tener un infarto. Fue en un momento en el que estaba muy estresada y fue por eso. Porque nunca paro de trabajar, y hacía un año que no paraba ni una semana. Así que me internaron por cualquier cosa y me hicieron todos los estudios. Fue la segunda vez en 40 años que falto al teatro. Tuve pánico pero gracias a mis psiquiatras y a los fármacos, pude superarlo. La persona que ha tenido pánico, a veces, cuando está estresada o no puede manejar una situación, tiene memoria panicosa. Entonces te puede doler el pecho, te podés transpirar, o desmayar, cosa que me pasó a mí. Peor no tengo que tomar ninguna pastilla, no estoy medicada. Para dormir tomo un remedio que me da la psiquiatra, que es pregabalina, sirve para los dolores del cuerpo y para relajarme, es una dosis muy chica. Además tomo mi pastillita para el colesterol, que lo tengo re contra alto, no por la comida, porque me cuido mucho, es por herencia. También soy asmática así que llevo mi aparatito a todos lados. Y... ¿qué más tomo? ¡Ah! Rivotril...tomo cuatro gotas cuando veo que estoy muy acelerada, porque yo soy muy arriba. Nada más.