Asaltos como el de ayer en la sucursal del banco Francés no ocurren todos los días en la ciudad de Rosario. Sin embargo, no son pocos los antecedentes de los últimos tiempos en la materia con características muy similares a este nuevo episodio.
Asaltos como el de ayer en la sucursal del banco Francés no ocurren todos los días en la ciudad de Rosario. Sin embargo, no son pocos los antecedentes de los últimos tiempos en la materia con características muy similares a este nuevo episodio.
El 12 de febrero de 2010, seis motociclistas robaron 400 mil pesos tras dominar a un policía y dos empleados que recargaban los cajeros automáticos de la sucursal que el Banco Nación tiene en la esquina de Mendoza y Castellanos, en el corazón comercial del barrio Echesortu.
El 11 de marzo de 2011 al menos tres ladrones armados ingresaron a la sucursal del banco Credicoop de Santa Fe 1056 aprovechando que la moza de un bar cercano llegaba con algunos café para el personal. Entonces dos jóvenes que simulaban operar en los cajeros del frente desnudaron sus intenciones e ingresaron al local tras amenazar a la joven y al custodio que le abría la puerta. Después fueron hacia el tesoro y abrieron una puerta con una violenta patada desnudando la falta de medidas de seguridad. De allí levantaron 8 sacas llenas de plata y huyeron sin disparar un solo tiro. El botín ascendió a 2.185.000 pesos y 130 mil dólares. Todo ocurrió en menos de 5 minutos y los ladrones, según quedó establecido, escaparon en un Volkswagen Bora que nunca fue localizado. El atraco no se esclareció hasta ahora.
El 17 de mayo de 2012, poco antes de las 13, dos hombres ingresaron al local del Nuevo Banco de Entre Ríos ubicado en Corrientes al 300 y, mientras uno de ellos redujo al custodio de la entidad, el otro fue al sector de cajas, franqueó la puerta de acceso al tesoro con conocimiento de la clave de uso exclusivo para el personal y se alzó con una saca cargada de billetes y el dinero de las cajas. De acuerdo a lo que trascendió entonces, el botín estimado sumó 1,5 millón de pesos. Fue todo en dos minutos y sin disparar un solo tiro.
Por Carlos Walter Barbarich