Un informe sobre la situación económica y de cursado que atraviesan los jóvenes rosarinos reveló que casi el 80 por ciento de los estudiantes que trabajan no llega al salario mínimo, vital y móvil, que en septiembre (al momento de comenzar la encuesta) estaba en 29.160 pesos.
Los datos surgen del relevamiento “Estudia Rosario”, realizado por la agrupación Estudiantes Evita, que durante los últimos dos meses encuestó a más de cinco mil alumnos de escuelas secundarias, institutos terciarios y universidades de la ciudad, de manera virtual y presencial. El trabajo reflejó cifras preocupantes en cuanto al nivel adquisitivo de los estudiantes que trabajan, así como de la baja tasa de empleo formal registrado.
“Lo mas llamativo es la cuestión laboral, con un alto índice de precariedad, el bajo nivel de ingresos y en qué se destinan”, comentó Ignacio Baud, presidente de la Federación Universitaria de Rosario (FUR) por el Movimiento Evita. El informe revela un alarmante 75 por ciento de informalidad del trabajo juvenil de los estudiantes, con un 43 por ciento que lo hace en negro o por su propia cuenta en emprendimientos (32 por ciento), y solo el 25 por ciento lo hace en blanco.
Al momento de observar los ingresos, un 80 por ciento dice que gana por debajo de los 29 mil pesos, sólo el 4 por ciento está por encima de los 58 mil pesos, y el 18 por ciento cobra una cifra entre uno y dos salarios mínimos. Hoy en día esos montos se utilizan mayormente en alquiler y productos de la canasta básica. La renta ocupa un 35 por ciento del salario, alimentos e higiene el 40 por ciento y los impuestos un 25 por ciento. “Es insostenible, más para los que vienen de afuera. Salvo que los ayude la familia o compartan vivienda, no pueden llegar a fin de mes con lo que cuesta vivir”, analizó.
En ese sentido, hay otra complicación en ciernes: el año que viene volverán a vivir a Rosario los estudiantes que durante los últimos dos años se habían quedado en sus localidades de origen por la pandemia, y toda esa masa tendrá que negociar contratos en un mercado de alquileres que presenta valores cada vez más altos por la cantidad de unidades que salieron de alquiler y pasaron a estar a la venta. Teniendo en cuenta que solo la Universidad Nacional de Rosario tiene unos 90 mil estudiantes, y se estima que la mitad son de afuera de la ciudad, la situación será problemática.
Desde el Evita también indicaron, entre otros puntos, que hay un consenso mayoritario para que en el futuro puedan sostenerse modalidades de cursado y exámenes tanto presenciales como virtuales. “Teniendo en cuenta que el año que viene volvería el cursado presencial, consultando a los estudiantes hay mucha aceptación de esas herramientas. Se prefiere una modalidad mixta de clases y exámenes, con preferencia por hacer cuestionarios y actividades de manera online sin resentir el acceso a todo el mundo”, explicó Baud.
En ese sentido, recordó que en la provincia se aprobó recientemente la Ley de Conectividad, cuya aplicación está en marcha, ya que más de la mitad de los estudiantes declaró que tiene que compartir su computadora con otras personas con las que conviven, y si tienen hermanos no pueden cursar todos con el mismo dispositivo. Por ello, pidió “la implementación efectiva de programas como Conectar Igualdad con comodato de equipos o becas que les permitan adquirir computadoras para que esto no sea una situación excluyente que deje afuera del estudio a chicos que no tienen el acceso a comprarlas”.
Desde la organización sostuvieron la necesidad de crear mesas de diálogo con autoridades nacionales, provinciales y locales en una especie de “paritaria estudiantil”, para abordar la diversidad de problemas que afectan a quienes estudian en los distintos niveles.
Entre los reclamos, mencionó “los contenidos que se dictan en las carreras, ya que los estudiantes creen que hay algunos obsoletos que quedaron en el pasado, y que hubo avances en el campo del conocimiento que deben ser incorporados en planes de estudio actualizados que vayan de la mano con la herramientas digitales”. Se suma a reclamos edilicios o falta de doble o triple turno de años superiores de muchas carreras, que afecta a las personas que trabajan.
Dentro del relevamiento, en el sector de las escuelas secundarias se registró una recepción positiva al consultar sobre la temática del voto joven, ya que más del 65 por ciento de estudiantes estaría de acuerdo en que los jóvenes de entre 16 y 18 años que votan a categorías nacionales también puedan hacerlo en las locales, posibilidad hoy vedada. “Tuvo gran aceptación. Hay una gran conciencia cívica en el movimiento de secundarios. Esta es una promesa que el gobernador hizo y esperamos que en el 2023 se pueda dar en la provincia”, cerró el presidente de la FUR.