"Es un estímulo bajar un récord", dice Julia Arino, a 48 horas de haber quebrado la marca rosarina de los 800 metros libre que permanecía vigente desde hacía 35 años. La rosarina bajó el tiempo en la pileta de Náutico Sportivo Avellaneda, club al que se "mudó" a fines del año pasado luego de tres temporadas viviendo en el Cenard de Buenos Aires y compitiendo para River Plate. Reencontrarse con sus afectos y su ciudad, a los 22 años, le devolvió la tranquilidad para proyectar otra etapa de su carrera. Su última actuación así lo ratifica, a tal punto que es su mejor registro en ese estilo y distancia.
Desde que el 12 de marzo de 1979 Andrea Neumayer nadó en la ciudad brasileña de Sao Paulo los 800 metros en 9 minutos 09.30 segundos, consiguiendo el récord de la Federación Rosario de Natación, hubo que esperar hasta el sábado para que se supere esa marca. "Si bien todavía estoy con las cargas de entrenamientos para el campeonato Argentino, venía nadando fuerte y esperaba bajar el tiempo", asegura la nadadora surgida en Gimnasia y Esgrima.
Ni bien Arino dejó de bracear en los 800 metros del torneo de Náutico, que ganó, miró su actual entrenador Alberto Tarsitano. Y se sorprendió cuando le confirmó que había bajado el récord por casi 13 segundos. El cronómetro marcó 8 minutos 56.71 segundos.
"Pensaba bajar los 9 segundos, pero no por tanto", manifiesta la nadadora, cuyo anterior mejor tiempo, 9 minutos 02.79 segundos, lo había establecido en los Juegos Odesur de Santiago de Chile, en febrero pasado.
"Lo más importante para un nadador es tratar de superarse a sí mismo. Pero siempre es un estímulo bajar un récord. Me pone contenta saber que en los registros aparecerá mi nombre", asegura.
Esta etapa de su carrera la encuentra de otra manera, a partir de que decidió retornar a Rosario. "En abril de 2011 me fui a Buenos Aires y nunca terminé de adaptarme. Fue duro, especialmente por la vida que llevaba en el Cenard. Vivía con la nadadora Virginia Bardach, pero ella no permanecía mucho tiempo allí, así que yo estaba prácticamente sola. Lo más difícil eran los fines de semana", cuenta.
"Después del Mundial de Barcelona (a mediados del año pasado) me replanteé pegar la vuelta. Del trato que me dio River, no me puedo quejar. Dentro de sus posibilidades, me dio todo lo que podía", señala, aunque inmediatamente aclara que la experiencia en Buenos Aires fue positiva. "Aprendí muchísimo en lo deportivo y personal. Crecí viviendo sola", dice.
La opción de entrenar en Náutico la definió a fines de 2013 con el entrenador que la formó y la acompañó durante gran parte de su trayectoria, Marcelo Mosquera. "Tuve varias charlas con él y me dijo que el Negro (Tarsitano) era la mejor posibilidad porque es un entrenador con conocimiento y experiencia. Aparte, Náutico tiene una pileta de 50 metros disponible todo el año, algo que cuesta mucho en Rosario", dice.
La nadadora reacomodó su vida y ahora se siente a gusto. "Gané en tranquilidad. Vuelvo a mi casa y me reencuentro con mis afectos, o voy a la Facultad porque retomé mis estudios de Ciencias Económicas. Siempre dicen que la cabeza es fundamental en un deportista. Y es cierto", señala.
Con Tarsitano entrena todos los días para el Argentino de Mar del Plata (14 al 17 de mayo), un campeonato que adquiere mayor trascendencia que la habitual debido a que "es clasificatorio para el Sudamericano", que se realizará también en esa ciudad entre el 2 y el 5 de octubre.
"Quiero llegar al podio y también clasificar", dice Arino, quien aclara que para lograr una plaza sudamericana hay que terminar entre los dos mejores de cada prueba.
Por sus antecedentes, tiene serias chances. Participará en los 800 y 1.500 metros libre, carreras en las que en diciembre pasado obtuvo la medalla plateada en la última edición del campeonato Argentino, y en los 400 libre, en la que logró el oro. Su participación se completará con los 200 y 400 combinados.