"Estamos en deuda, sobre todo con nosotros mismos". La frase de Damián Musto no fue una más. Sorprendió. Tal vez para bien. Porque no tiene que ver con las aspiraciones elementales de cara a un clásico, sino por esa sensación de frustración que aún mastican en el plantel por no haber podido ganar el último derby. Lo que sí hizo el volante central canalla es despojarse de un plumazo de esa seguidilla de buenos resultados que favorecen a Central sobre su eterno rival, que incluye cuatro victorias y un empate y que hacen, por más odiosa que suene la comparación, imaginar cuánto más grande sería la deuda del otro lado. Lo cierto es que ese enorme plafón que, se supone, debiera jugar un rol preponderante, al menos en la previa, no cuenta. Quizá sea una demostración más del espíritu de superación permanente de equipo. De no quedarse en aquellos muy buenos números y pensar que ese tanque de oxígeno es apenas un mero detalle.