Mercedes Sosa atraviesa horas difíciles ya que está internada en estado crítico en una sala de
terapia intensiva y con asistencia mecánica para respirar, a causa de una disfunción renal
progresiva.
El hijo de la artista, Fabián Mathus, confirmó la gravedad del cuadro de
salud de su madre. “No es una situación que se haya modificado desde ayer”, señaló. Y
agregó: “En ningún momento ha tenido ningún dolor o sufrimiento y no lo va a tener. Son
instantes de oración”.
Sostuvo que su madre “ha vivido a pleno sus 74 años”, pero
también ha tenido situaciones de dolor como el exilio. Finalmente, añadió: “Todos estamos en
manos de Dios. En este momento, no podemos hablar con la mamá porque está en shock
farmacológico”.
La delicada salud de la vocalista nacida el 9 de julio de 1935 en San
Miguel de Tucumán motivó su internación hace 13 días en el porteño Sanatorio de la Trinidad donde
se le detectó un problema hepático que le afecta los riñones y los pulmones, según indicaron los
médicos que la asisten.
Anteanoche, la cantante comenzó a tener fiebre y los médicos resolvieron
colocarle respiración asistida.
Anoche, el sitio web de la cantante había colapsado por el gran número
de visitas de todo el mundo. Además, en Internet se difundían cadenas de oración para pedir por su
mejoría, tanto en Argentina como en otros países de Latinoamérica.
“Mercedes Sosa permanece internada en la unidad de cuidados
intensivos desde el 18 de septiembre último y debido a una disfunción renal ha evolucionado con
desmejoramientos progresivos hacia una falla cardiorrespiratoria; está bajo asistencia
respiratoria, con pronóstico reservado”, se precisó.
Julia Zenko y Piero se dieron cita ayer a la tarde en la puerta de la
clínica por la que ya pasó también Fito Páez, todos para acompañar este duro trance y conocer de
cerca cómo se encuentra la Negra.
Mercedes se formó estéticamente dentro del Movimiento del Nuevo
Cancionero, una corriente renovadora del folclore surgida en la provincia de Mendoza y que
compartió con Armando Tejada Gómez, su esposo Manuel Oscar Mathus y Tito Francia.
Desde entonces, con el debut discográfico con “Canciones con
fundamento” (1965) y con la magia de su canto, consiguió hacer conocer y trascender un
repertorio nuevo y socialmente comprometido.
Esa ligazón con lo social le valió transformarse en una voz brillante
capaz de traducir los pesares del pueblo con testimonios como “Canción con todos”,
“Cuando tenga la tierra”, “La Navidad de Juanito Laguna” y los discos
“Homenaje a Violeta Parra” y “Hasta la victoria”.
Esa posición resultó inaceptable para aquellos que apostaban al silencio
y al terror y hacia 1979, tras publicar “Serenata para la tierra de uno” y ser detenida
en la ciudad de La Plata junto con todo el público que había ido a escucharla, viajó a París y en
1980 se afincó en Madrid.
Recién pudo regresar a los escenarios argentinos el 18 de febrero de
1982 y en el porteño teatro Opera realizó una docena de impactantes recitales que compartió con
León Gieco, Charly García, Antonio Tarragó Ros, Rodolfo Mederos y Ariel Ramírez y que quedaron
plasmados en el álbum “Mercedes Sosa en Argentina”.
Ya con el regreso de la democracia y lejos de quedarse quieta, Mercedes
impulsó a los entonces no tan conocidos trovadores cubanos Silvio Rodríguez y Pablo Milanés.
Tampoco dejó de “parar la oreja” a las nuevas expresiones
del folclore y, por ello, registró obras de incipientes creadores como Víctor Heredia, Teresa
Parodi, Antonio Tarragó Ros, Raúl Carnota y Peteco Carabajal, entre otros.
Con el mismo espíritu abierto y audaz, no tuvo reparos en acercarse a
artistas del rock local (como los ya citados Gieco y García, pero también a Luis Alberto Spinetta,
Fito Páez, Pedro Aznar, Gustavo Santaolalla, Alejandro Lerner y David Lebón) a los que también
integró a espectáculos y placas que ganaron reconocimiento en gran parte del planeta. l (Télam y
DyN)